Oí unas llaves en la cerradura, ¡y eso fue lo que me desveló amigos! Levanté mi cabeza un poco para poder ver el reloj de la mesita y abrí mis ojos; marcaba las cuatro y cuarto de la mañana el maldito reloj.
—¿En serio? —susurré bostezando.
Intenté dormir pero el ruido seguía y ahora era las ruedas de una maleta. Unos pasos por las escaleras que seguían hasta esta habitación. Cerré los ojos y abracé la almohada para seguir durmiendo.
A los cinco minutos, se oía una ducha y por lo menos al cuarto de hora, se cerró el grifo de agua. Suspiré y me hice la dormida. Se oyeron los pasos hasta la habitación y un suspiro.
—Tengo mucho sueño —susurró la voz.
Sonreí contra la almohada. Sentí otro peso a mi lado.
—Te quiero Carrasco —susurré como si estuviera en un sueño. Seguro que si no estuviera de fotógrafa, sería actriz.
—Y yo preciosa —susurró.
—Cállate y bésame —susurré.
Carrasco rió. Rodé por la cama hasta quedar literalmente encima de él. Mis piernas estaban alrededor de su cadera y mis manos alrededor de sus pectorales.
—No sirves para dar sorpresas —susurré riendo.
—¿Estabas despiertas? —dijo riendo.
Asentí y puse mi barbilla en su pecho. Le miré sonriendo.
—Te he echado mucho de menos —dije acercándome a él.
—Y yo.
Uní nuestros labios en un apasionado beso. Le cogí de la mejilla y profundicé el beso. Indagué con mi lengua toda su boca. Él quería entrelazar su lengua con la mía, peor yo no le dejaba. Me separé lentamente y mojé mis labios. Le miré y sonreí.
—Te quiero —susurré.
—Y yo, mucho —susurró.
Se acercó a mi y besó mi nariz y luego mi frente. Me acarició mis piernas y subir sus manos hasta mi cadera, tocando mi culo. Le miré y cerré los ojos.
—No cierres los ojos —susurró.
Reí y puse mi oreja en su corazón. Latía rápido, era relajante. Le miré de donde estaba y sonreí.
—Late rápido, ¿verdad? —susurró.
—Muy rápido —susurré—. ¿Y ahora quién te controla?
Rió.
—Tú —susurró.
—Te quiero.
—Y yo, ahora duerme.
Cerré los ojos y me dispuse a dormir.
*****
Sonó el despertador. Me moví y sentí una pierna por mi cadera y una mano en mi cintura.
—Carrasco —susurré.
Me giré y le di un beso en la boca. Abrió los ojos y me separé.
—Tienes que despertar, tienes que ir al entrenamiento —susurré.
—Simeone nos dio el día libre —susurró.
—Vale.
Me di la vuelta y apagué la alarma. Volví a la posición de antes y cerré los ojos, pero no podía dormir. Pensé en el futuro, sí, cuando me quedo así, pienso en cosas me gustaría que pasara. Por ejemplo, que Carrasco me pidiera ser su mujer. Tendría que ser romántico, pero sencillo: en un lugar especial para mí, por ejemplo. Una sonrisa se dibujó en mi cara. U otra cosa sería que mis padres aparecieran delante de mí, eso sí que sería especial. Poder decir un último adiós o algo. O tatuarme el escudo del Atleti con lo que pone en el collar que me regaló Carrasco. ¿Y si me lo hago?
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Amor por el fútbol 〈Yannick Carrasco〉
Fiksi PenggemarSilvia Corberó, una fotógrafa humilde y sin mucho que contar. Con 19 acabó la carrera de fotógrafa, y compró una pequeña tienda en el centro de Madrid, y empezó a trabajar. Ella no esperó que se enamorara por ir a un partido de fútbol. Por...