"Capítulo 56"

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Sonó mi móvil, y daba mucha pereza para bajar a por él.

Paró de sonar pero volvió a sonar. Gruñí y me levanté. Bajé y cogí del móvil.

—¿Quién me ha despertado? —dije gruñendo.

Son las doce y media. A las cuatro y media quedamos en Sol. Te enseñaré algunos consejos sobre bebés.

—¿Para eso me despiertas Erika?

Sí. Vete buscando información en Internet. Te encantará.

—¡Qué buena amiga tengo! —dije con sarcasmo.

Gracias —rió.

—De nada. Ahora quiero seguir durmiendo.

La colgué directamente y volví a mi cama. Estaba cansada. Volvió a sonar el móvil.

—Me cago en la... —dije bajando las escaleras.

Cogí el móvil y era una llamada de Skype. Mi novio. Respondí a la llamada.

—¿Por qué me despiertas? —hice pucheros.

Lo siento amor. Si quieres te puedo llamar en otro momento.

—Erika ya me despertó. ¿Qué tal vas con tus entrenamientos?

Esforzándonos —suspiró—. ¿Y qué tal vas? —se refirió a mi embarazo.

—Para que mentir, mal. Esta noche no dormí por los vómitos. Le diré a mi tía que se venga a vivir mientras que tú estás en allí.

Vale —suspiró—. Alguien te tendrá que cuidar.

Asentí.

Ojalá pudiera estar contigo y pasar el día —sonrió.

—Y yo, pero no puedes —hice una mueca.

Lo sé —se rascó los ojos—. Tengo que entrenar.

—Vale. Te amo.

Y yo —lanzó un beso a cámara y sonreí.

Colgué y dejé el móvil en la mesa. Sentí un mareo y me senté en el sofá. Cuando me recuperé, le mandé un mensaje a mi tía. Le decía que se viniera a vivir conmigo durante este tiempo. Me respondió que venía a vivir a esta casa. Sonreí y subí arriba.

Entré en mi habitación y fui al armario. Dejé un espacio para la ropa de mi tía. Después de media hora, llamaron a la puerta. Me limpié la boca con papel higiénico. Acababa de vomitar. Bajé abajo y abrí la puerta. Allí estaba mi tía con una maleta.

—¿Estás bien? Estás blanca —dijo agarrándome la cara.

—Estoy bien —susurré suspirando—. No sé si quiero ser madre. Es todo muy rápido.

—Silvia, no quiero que hagas como yo —dijo mirándome.

—Lo sé.

—¿Fuiste al ginecólogo? —preguntó.

Negué con la cabeza

—Tengo que ir.

—Pues coloco mis cosas y nos vamos.

—Vale. Te enseño tu habitación.

Subimos arriba y le enseñé la habitación. La ayudé a colocar sus cosas en el armario y cuando terminé, me cambié de ropa. Me puse una camiseta blanca de tirantes y unos pantalones cortos junto con unas sandalias.

Amor por el fútbol   〈Yannick Carrasco〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora