"Capítulo 32"

278 8 0
                                    

El sonido del despertador retumbó por todos los lados. Me moví y apagué el despertador.

Toqué con mi mano la parte de la cama donde debería estar Carrasco, pero él no estaba.

Me levanté confundida y miré el reloj. Las nueve. La cita con el ginecólogo, eso pasó por lo cabeza.

Al lado del despertador había una nota. La cogí confundida y comencé a leer:

Te he hecho el desayuno. Te recuerdo que tienes cita con el ginecólogo a las diez.
                                 Te quiero, Carrasco.

Sonreí y dejé la nota en la mesita y bajé abajo. En la mesa había galletas de chocolate, dos napolitanas de chocolate, un vaso de leche y un zumo de naranja.

Este quiere que engorde, o qué. Me senté y comencé a desayunar todo lo que podía.

Cuando terminé la mayoría de cosas. Sólo pude comer cuatro galletas de chocolate y una napo, así es como yo llamo a las napolitanas. Más el vaso de leche y el zumo.

Subí al baño y me di una ducha, donde hice la rutina en el tatuaje.

Salí y me sequé el pelo. Entré en mi habitación y me puse ropa interior.

Elegí la ropa y me la puse; era una camisa azul marina con escote en pico y le seguía tres botones que quedaba a la altura del pecho. Era de manga larga y era holgada, perfecta para el tatuaje. Luego unos leggings negros largos de algodón y deportivas.

Volví al baño y me maquillé lo justo. Me lavé los dientes y me peiné el pelo.

Caminé hasta la habitación y cogí la nueva cámara para hacer los vlogs. Tenía la batería cargada totalmente. Cogí el palo de selfie y coloqué la cámara. Encendí la cámara y subí la pantalla que tenía. Me acordé de que no sabía como se llamaba clínica. Caminé hasta la habitación de Carrasco y miré la nota. Ponía: P.D: La clínica se llama... Ponía el nombre y la calle. 

Le agradecí mentalmente e introduje a calle en Google. Tardaría 25 minutos. Miré el reloj de la mesita de noche y eran las diez menos veinte. Y os preguntaréis: "¿Por qué no vas en taxi?". Porque no me da la gana. Quiero moverme un poco, para bajar el desayuno. 

Cogí las llaves de casa y volví a mi habitación. Cogí un pequeño bolso de bandolera negro. Metí las llaves de casa y dinero. Salí de casa y encendí la cámara. Comencé a caminar. Ya iba memorizando las calles.

¡Buenos días amigos míos y amigas mías! —dije sonriendo—. Bienvenidos al canal de vlogs. Ahora vamos de camino al ginecólogo. No es porque esté embarazada sino porque tengo clamidia. Cuando me violaron, Sergio, el que me violó, tenía clamidia y me lo contagió a mí. Sólo espero que esto se solucione pronto.

Paré de grabar y le quité el palo de selfie, es mejor sin él. Me puse el palo a la muñeca porque tenía un cuerda para poner ahí. Volví a grabar y apunté la cámara a mis pies. Seguí así un par de minutos y luego enfoqué a la calle. 

Pasaron los 25 minutos y llegué (un poco perdida). ¿Con la cámara? Fui haciendo planos de la calle y de mis pies. 

Enfoqué la cámara a mi cara.

Bueno, ahora os contaré. Ahora —dirigí la cámara al rótulo de la clínica—. Adentro.

Paré de grabar y entré. Miré la hora y eran las diez en punto justas. Me senté en la sala de espera. Una chica vino. Era guapa, venía vestida de blanco.

Amor por el fútbol   〈Yannick Carrasco〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora