"Capítulo 19"

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(Leer nota del final. Importante)


Bajó la mirada y suspiró.

—¿Lo haces por dinero? —pregunté sonriendo burlona.

—Antes de que me empieces a gritar quiero que me escuches— susurró mirándome con los ojos cristalizados—. Conocí a Griezmann en un partido. Antes de conocerle, yo estaba saliendo con otra persona. Cuando me di cuenta que estaba enamorada de Griezmann, intenté cortar con él, pero él me dijo que si yo le dejaba él sacaría unas fotos que me marcarían la vida.

Suspiré y la miré seriamente.

—Si no se lo cuentas tú a Griezmann, se lo contaré yo. Me da igual si me cree o no, o si se enfada conmigo, pero se lo voy a decir —dije.

Me miró arrepentida.

—Vale.

—Antes de que acabe el día. ¿Quién va a cambiar Mía: tú o yo? —pregunté.

—Yo —susurró echando algunas lágrimas, pero a mi no me ablandan con eso.

Le di la bolsa y a Mia y se giró. Entró en los servicios y yo volví al campo. Cuando volví al campo, me acerqué al profe Ortega.

—¿Puedo coger algunos balones para tirar? —pregunté.

—Claro, coge esos que están esa bolsa. No los estamos utilizando —dijo señalando una bolsa.

Asentí y cogí la bolsa con los balones. Los llevé al otro lado del campo y cogí algunos. Los puse fuera del área y tiré a portería. Marqué los tres balones que cogí. Los tiré con mucha fuerza. ¿Por qué Erika no se lo dijo? Eso es lo que me enfurece.

Cogí uno y empecé a dar toques. Cuando estuve dando toques con la izquierda, se la pasé a la pierna derecha y tiré a portería. Marqué por la escuadra. Suspiré y cogí otro balón. Empecé a dar toques e hice trucos básicos con la pelota, todo esto me lo enseñó mi padre. 

Me senté en el suelo tocando con el balón y seguí hasta que me cansé y tiré a portería. Ese no lo marqué, pero estuvo a punto. 

Me quedé tumbada boca arriba en el césped y miré al cielo. Había nubes como algodones, con forma de oveja. Muy bonitas. Recordé cuando mi hermano de 7 años y yo tenía 12 años. Nos sentábamos en el césped del Parque Palestina y mirábamos las nubes. Él me decía las formas que veía y yo sólo sonreía al ver como se divertía.

Suspiré de nostalgia y volví a levantarme. Caminé hasta la portería y cogí todos los balones. Puse uno en el punto de penalti y tiré. Marqué y lo hice sin fuerzas, porque pensar en mi hermano me ha quitado las ganas de todo.

Me tumbé boca abajo y me puse mis manos en mi frente. Si quitaba mis manos, mi cabeza daba contra el césped. Cerré los ojos e intenté no llorar. Apreté los ojos y golpeé el césped. 

Le quería aunque me molestaba. Nunca en mi vida, debí haberle dicho eso. Que mis últimas palabras no fueran: "Vale, llevaros a Luis, me molesta para hacer la tarea". Ojalá no hubiera dicho eso y hubiera dicho: "Que se quede, no me molesta para la tarea".

Pero ¡no! Yo dije otra cosa. Me di cuenta que estaba llorando. Me quité las lágrimas y me levanté del césped. Caminé hasta el banquillo. Miré la hora en mi móvil y era la una y cuarto. Miré al campo y sólo estaba Carrasco haciendo unos tiros. No había nadie más. Bueno, estaba el Cholo y el profe Ortega. Ellos estaban hablando.

Cogí mis cosas y entré en el túnel de vestuario. Le mandé un mensaje a Carrasco: "Te espero en el vestuario"

Caminé hasta los vestuarios y me senté en el suelo. Los jugadores empezaron a salir. Saúl me miró interrogante.

Amor por el fútbol   〈Yannick Carrasco〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora