"Capítulo 29"

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Tardé lo mismo que cuando vine. Le di el billete y me devolvió el dinero. Me bajé y subí a mi casa. Carrasco estaba todavía en el sofá. 

—Hola cariño —susurré besándole.

Me miró y sonrió.

—Te echaba de menos —dice mientras se levantaba. 

—Y yo —le abracé.  

Me abrazó fuertemente y besó mi frente.

—Te quiero —susurró.

—Y yo —sonreí—. Voy a subir a cambiarme.

—Vale, te espero.

Subí arriba y dejé las llaves y el dinero sobrante en la mesita. Me quité los pantalones y las zapatillas y ya está. Bajé abajo y Carrasco estaba con mi galleta en su boca. Me acerqué a él y se la quité. 

—¿Por qué? —preguntó ¿haciendo pucheros? 

Reí y comencé a comer la galleta.

—No quiero que engordes —me encogí de hombros. Me miró con el ceño fruncido—. Para tu trabajo.

Cogió otra galleta y la cogí. Me la puse en los labios y me miró. Sonreí y me puse encima de él. Choqué nuestras frente, y empezó a comer la galleta. Al igual que yo. Cuando terminamos la galleta, nuestros labios chocaron. Sonreí y le cogí de la nuca. 

Él puso su mano en mi cadera y juntó nuestros cuerpos. No quedaba espacio entre nosotros. Comenzamos a besarnos dulcemente, pero eso quedó de lado cuando nuestras lenguas se tocaron. Solté un suspiro y me separé. 

—Te quiero —susurré.

—La galleta está mejor de tus labios —dijo mirándome. 

Sonreí y puse mis manos en el respaldo. Miré sus labios y sus dientes estaban de color marrón. Reí y le miré a los ojos.

—Tienes chocolate en tus dientes —digo sonriendo.

—Y tú igual.

Me besó lentamente. Sentí su lengua por mis dientes, como si me estuviera limpiando el chocolate. Reí y junté nuestras frentes. Nos quedamos en silencio. 

—Mañana iré al Mediamarkt —susurré.

Sentía su respiración en mis labios. Le miré a los ojos.

—¿Para? —susurró moviendo sus manos en mi cadera.

—Comprar una cámara. Bueno, ya lo tengo reservado todo. Sólo pagar y ya está, además, voy a ir a mi tienda para pintar.

—Madre mía.

—¿Mañana vas a ir a entrenar? —pregunté.

—Sí, aunque no creo que pueda.

—No lo fuerces demasiado.

—Vale —sonrió—. Te quiero conocer más.

—Bien, ¿qué quieres que hagamos? —pregunté.

—¿De dónde eres? —preguntó.

Fruncí el ceño.

—Cuando gritas tienes otro acento.

—Mi madre era de Galicia, así que, en parte, soy de Galicia —sonreí.

—Dime algunas palabras de Galicia.

—Te voy a decir una frase, ¿vale? —dije sonriendo. Él asintió con la cabeza—. Quéroche, o meu amor.

—Solo he entendido la palabra "amor" —dijo riendo.

Amor por el fútbol   〈Yannick Carrasco〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora