"Capítulo 46" (1/5)

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Íbamos por más de la mitad del recorrido y nadie hablaba. Sonó mi teléfono. Lo cogí y era un mensaje de Carrasco:

Amor ❤❤: Lo siento.

Le dejé en leído y guardé el móvil.

—¿Qué pasó después de que te fueras? —preguntó Erika.

—Tu novio me consoló —dije.

Asintió y suspiró.

—Besé a Torres —dije bajando la mirada.

Sentí las dos miradas sorprendidas de Griezmann y Erika.

—¿Le besaste? —preguntó incrédula Erika.

—Sí. Luego me separé y le dije que era un impulso. Me dijo que lo sabía pero había que disfrutar del presente y volvió a besarme. Después le dije que estaba mal, que no le quería, pero él a mí sí. Tengo un lío en la cabeza —expliqué bastante rápido.

—Os habéis besado —susurró Antoine—. ¿Dos veces?

—Sí. Y me estoy arrepintiendo —me froté los ojos con frustración.

Los dos suspiraron. Mis ojos volvieron a estar llorosos.

—No llores, ¿vale? —me dijo Erika.

—Joder, me siento sucia ahora. Siento me una puta —miré a Erika—, pero por otra parte siento que es venganza.

Los dos se quedaron callados. Y estuvimos así durante todo el camino hasta mi casa. Tardamos lo normal, veinticinco minutos o así.

Cuando llegamos, los dos me miraron. Suspiré y besé sus mejillas.

—Gracias por traerme y escucharme —susurré tragando saliva, pensando en que se lo tenía que decir a Carrasco.

—De nada —dijeron los dos.  

Sonreí levemente y le di un beso en la frente a Mia. Bajé del coche y subí a mi piso, pero en vez de entrar, subí a la azotea.

Me senté en el borde y me tumbé ahí. El atardecer era bonito. Me levanté y bajé a casa.

Cogí un papel que encontré y un bolígrafo. Comencé a escribir apoyada en la mesa. Mientras iba escribiendo, lloraba. Cuando terminé la dejé sobre la mesa del salón y volví a subir arriba.

Me tumbé en el borde y volví a llorar.

Sabía que me iba a arrepentir del beso con Torres, pero no tan pronto. En serio, me sentía sucia. Necesitaba lavarme los dientes, pero no era el momento.

Pasados unos cinco o diez minutos, sentí como se abría la puerta. Miré sobre mi hombro y era él.

Tragué saliva y me quité las lágrimas.

—¿Sabes? Me siento sucia en este momento. Por haber besado a Torres. Seguramente ahora estés pensando "¡Qué puta!" —reí triste—, porque yo pensaría eso.

Miré hacia el vacío. ¿Cómo sería caerse?

—Seguro que estarás desbastado, estarás con ganas de darle una hostia Torres. No quiero causarte más problemas —le miré y sonreí levemente—. Te amo, nunca lo olvides.

Me tiré al vacío sin pensar en nada. Con los ojos cerrados.

Pensaba sentir una brisa de aire sobre mi cara, pero sentí como me agarraban de la muñeca.

—¡¿Estás loca?! —me gritó—, yo te quiero, te amo, te necesito —me miró—. Me da igual que hayas besado a millones de hombres, yo seguiré queriéndote.

Amor por el fútbol   〈Yannick Carrasco〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora