Amor por el fútbol 〈Yannick Carrasco〉

"Capítulo 14" Parte 2

Me monté en el taxi y sonreí al conductor.

—¿A dónde quiere que la lleve? —preguntó.

Cogí mi móvil y miré la calle.

—A la Calle Valle de Laciana, nº 9 —dije leyendo la dirección.

—Vale, tardaremos como veinte minutos o media hora, ¿vale?

—Vale, no pasa nada —asentí con la cabeza.

Miré mi reloj y conté los minutos, llegaría un poco justa pero no pasaba nada. Empezó a conducir y tardó veinticinco minutos en llegar. Yo no hablé, él tampoco. 

—Son 17 € —habló.

Asentí y saqué le dinero de mi cartera, se lo di y salí del taxi. Le había dado el dinero justo, por lo que no me tenía que devolver nada. Busqué el número 9 y lo tenía delante de mí. Era muy tonta cuando podía. 

Me acerqué el telefonillo, toqué el botón.

—¿Quién es? —preguntó la voz de una mujer.

—Soy Silvia —hablé nerviosa.

—Pasa.

Sonó un ruido y pude abrir la puerta. Subí las escaleras y la puerta se abrió, dejando ver a una mujer de ¿24 años? No sé pero por ahí rodarían sus años. Tenía pelo castaño con mechas rubias en las puntas y ojos marrones. 

—Hola —saludé nerviosa.

Sonrió y me hizo pasar. La casa era preciosa. A la derecha, estaba el salón. Tenía dos sofás; unos en vertical y otro en horizontal. La televisión estaba a mi derecha. Estaba en un mueble negro, y encima, había armarios. A la izquierda, estaba la cocina. Delante de mí, había unas escaleras que se podía ver que había tres puertas a la izquierda, una al fondo del pasillo y dos a la derecha.

—Yo soy Erika, la novia de Griezmann —sonrió la mujer.

Me dio dos besos en cada mejilla.

—Yo soy Silvia, novia de Carrasco —sonrió nerviosa.

—¿Por qué estás nerviosa? —preguntó sentándose en el sofá.

Cogió a una niña pequeña, podía tener semanas y no meses.

—Es mi hija, ¿no te importa verdad? —dijo mirándome.

—No —negué con la cabeza. 

Me senté a su lado y suspiré.

—¿Qué te pasa? —preguntó.

—Estoy nerviosa. Una no viene cada día y conoce a las novias de los jugadores.

Rió y pasó un brazo por mis hombros.

—Relájate. Además, tú también eres novia de un jugador.

—Si te digo la verdad, nunca he tenido una amiga —me miró entre confundida y sorprendida—. He tenido, pero nunca me han durado mucho.

—Pues me tienes a mí —susurró sonriendo.

—¡Erika! —gritó Beatriz desde una habitación—. ¿Ya he venido la "novia de Carrasco"?— ¿lo dijo con burla?

Oí como se reía y bajó las escaleras. Giró su vista hacia mi y me fulminó con ella. Tragué saliva, porque o sino iba a crear la tercera guerra mundial. 

—Sí que ha venido —susurró sonriendo falsamente. 

—Sí. Silvia —dije estrechando mi mano.

—Beatriz —se sentó al lado de Erika sin coger mi mano. 

Asentí y nos quedamos en un silencio incómodo.