Es imposible saber quién sí ha sobrevivido al ataque y quién no. Por eso, después de que el culpable se haya suicidado y el resto de los invitados vivos hayan huido a sus casas presas del pánico, reviso uno a uno los cadáveres cruzando los dedos para que ninguno de mis amigos haya muerto. Sé de sobra que mis padres han sobrevivido, porque cuando he levantado la vista sólo nos encontrábamos el guardia que había decidido aplastarme con su cuerpo, el cadáver del individuo con el que pretendían casarme y yo.
Calculo que aproximadamente han podido morir unas cincuenta personas, entre ellas niños y adultos de todas las edades. Pese haber advertido a mi padre de las probabilidades que había de un posible atentado en mi cumpleaños, decidió no aumentar la seguridad ya que sería como una clara aceptación de que los Bianco no podían con cualquier tipo de impedimento. Y en este momento, siento como si nos estuvieran restregando por toda la cara nuestra ingenuidad. Me recuerda al Titanic.
Por suerte nadie de mis amigos han fallecido o eso parece, porque la segunda opción sería que sus cadáveres habían quedado tan poco irreconocibles que no los habría reconocido. Y me negaba a tener un regalo de cumpleaños tan macabro.
Me dirijo a la sala de reuniones que está entera llena. Papá está asignando sus vehículos blindados a aquellos que se niegan a volver en un taxi, lo que es la gran mayoría. Obviamente, mamá ahora mismo estará en camino de su antigua casa para reunirse con mis abuelos. No sé si alegrarme ya que la familia Ferrero no son exactamente la definición de amabilidad, compresión y amor. O eso pienso después de ver las enormes cicatrices de latigazos que le recorren la espalda a Violetta, mi madre. No mantengo una buena relación con ellos ya que no me consideran una Bianca. Simplemente no me quieren y yo a ellos, tampoco.
—No quiero que la prensa se entere de nada de ésto. Ataque yihadista, una pequeña explosión en la cocina, lo que sea. Identificad al responsable de esta vergüenza y pasarme todos los datos del Fiscal. —Mi padre se pasea por el reducido espacio libre que hay en la sala —¿Cómo qué que va a pasar con los invitados? Ese es tú problema. Sobórnalos o amenázalos. Espero que no me decepciones, Angelo. —Corta de golpe lanzando el móvil al suelo. Supongo que no está en su mejor momento. A su lado, el agente de los ojos azules se encuentra igual de preocupado que él. Seguro que es el hijo perfecto que nunca tuvo.
Lucia, la hija de nuestra ama de llaves y que actualmente trabaja en la cocina, comienza a quitarme las manchas de sangre de la cara con cuidado de no estropear el maquillaje. A estás alturas eso es lo que menos me importa. Lo único que quiero es reunirme con mis amigos e irme muy lejos de aquí. Necesito silencio para lidiar con el dolor de cabeza que tengo y los gritos que se escuchan en el pasillo no ayudan nada.
—¿Era necesario que viniéramos todos al cumpleaños de la zorra de tu amiga? Por tu culpa, mamá acaba ... Acaba de morir. —Por un momento todo el pasillo permanece en silencio y reconozco la voz. —Quizás no era mi madre, pero para mí siempre lo fue. Y tú, siempre has tenido envidia de lo nuestro.
Adelaide está totalmente fuera de sí y le falta muy poco para abalanzarse sobre Martina, la cual está apoyada sobre los hombros de Mario totalmente hundida. Quiero acercarme a ella, pero una parte bastante grande mí piensa que es mejor que guarde las distancias con las dos. Probablemente me culpe de la muerte de su madre y yo, nunca se lo podría reprochar porque tiene razón. Había pecado de orgullosa y los estaban pagando otros por mí.
Con miles de pensamientos arremolinándose en mi cabeza y manteniendo la cabeza bien alta cómo me han enseñado, vuelvo a la calidez del salón donde únicamente queda mi padre junto a Paolo y sus guardias de confianza. El de los ojos azules que se encuentra sentado en el sillón (no uno cualquiera, si no mío) me mira y por unos instantes me siento transparente, aunque vuelvo a colocarme la máscara antes de que se note nada.
—Paolo ¿Qué es lo que le ha pasado a tu esposa? —Pregunto interrumpiendo la conversación. Este acto, hace unos cuantos años podría haber sido castigado a latigazos ya que la acción y los planes son algo que se ocupan los hombres. Aunque al ser hija única mi padre ha tenido que aceptar sin otro remedio la realidad.
El nombrado me mira y veo como realmente le da igual que su esposa haya sido víctima de un tiroteo. —¿Has visto el cadáver de Bárbara? —Aprieto los labios ante la frialdad de su tono. —Pues entonces significa que esa perra todavía no ha muerto. Los Colombi somos gente dura de matar, aunque no se merezca llevar el apellido.
No me sorprende el desprecio con el que habla de su esposa, aunque sí me resulta duro pensar en que Martina deberá vivir con una familia que no la quiere. El teléfono vuelve a sonar y no se me escapa como el guardia se acerca alerta para cualquier tipo de maniobra. Es inevitable que no ponga los ojos en blanco. Nunca me han gustado las personas que creen saberlo todo.
—Me importa una mierda que se haya suicidado pegándose un tiro en la cabeza. Quiero datos. —Temo que mi padre vuelva a lanzar el móvil por los aires. Por un momento, cualquier color de su cara se desvanece para volver segundos más tarde con las mejillas encendidas. Lo que haya descubierto Angelo no debe de ser demasiado bueno. —Los Russo están todos muertos, Angelo. Yo me encargué personalmente de ir matando uno a uno sin ningún tipo de piedad. —Después de haber sembrado la duda entre los presentes, se encamina junto a Paolo a su dormitorio. Cosa que es perfecta, porque podré seguir la conversación sin ningún tipo de problemas gracias a los micrófonos que tengo instalados en todos los puntos importantes de la casa.
—Ah, se me olvidaba. Apolo acompaña a Dafne a su habitación y no dejes bajo ningún concepto que nadie entre o salga de su habitación. —Después se dirige a mí —El futuro de Roma depende de ti, hija.
———♥♥♥———
Hola chicos! ¿Qué os está pareciendo la novela?
He pensado que a lo mejor os cuesta unir a los personajes con sus apellidos o nombres, así que voy a hacer una lista con las familias principales de la novela.
Familia Bianco: Milo, Violetta y Dafne.
Familia Colombi: Paolo, Bárbara*, Martina Esposito y Adelaide.
*Bárbara estaba casada antes con el señor Esposito, con el que tuvo a Martina. Actualmente está casada con Paolo Colombi quién tiene una hija llamada Adelaide.
Familia Russo: Se desconocen los supervivientes, aunque se sospecha que el causante de la masacre es uno de ellos.
Eso es todo chicass!
Besos, Downfall__ 💋
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Lo prohibido en la mafia
ActionEn el momento en el que la bomba estalla, Dafne Bianco se encuentra bebiendo champán, discutiendo sobre memeces y pensando en lo genial que se ve con su vestido de alta costura. Cuando la adrenalina desaparece, su prometido está muerto, su cumpleaño...