10 | Primera misión.

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Es impresionante el poder que tiene una buena ducha junto a un lavado de pelo. Después de pasar al menos media hora bajo el agua caliente relajando mis músculos, decido que ya es suficiente. No porque esté harta de sentir el agua chocando contra mi piel, si no por el hecho de que Milo me ha dado dos horas para estar lista y no tengo ganas de pasar por una situación parecida a la que acabo de vivir en menos de una semana.

Aprovechando que tengo el pelo mojado, lo recojo en un moño bien apretado para que cuando me lo suelte, salgan unos bonitos tirabuzones. Después, me dirijo a la caja que hay envuelta y la miro con curiosidad. Ahí viene explicada la misión detalladamente. Con delicadeza la abro y saco todo lo que hay en su interior; un plano de un casino, un body junto a una diadema imitando las orejas de un conejo y unos tacones, además de una carta con el sello de mi padre. Impaciente, rajo el sobre y lo tiro a la basura después de haber hecho una bola de papel con él.

Ni se te ocurra presentarte a la puñetera misión sin haberte memorizado el plano. Lo único que tienes que hacer es conseguir el disco duro que Diego Costa guarda en su habitación.

El mensaje es tan simple que por un momento hasta yo me creo lo fácil que parece. Pero de hecho, no tiene nada de fácil. Colarse en el casino de los Costa para robarles no es ninguna tarea sencilla. Sobre todo si tenemos en cuenta de que la seguridad se ha subido como la espuma desde que hay una guerra no declarada entre las principales familias mafiosas.

La segunda parte del mensaje no viene escrito, pero se interpreta muy bien. Para conseguir el disco duro de Diego Costa, primero tengo que entrar a su habitación y ¿cuál es la única forma de entrar? Fingir ser una prostituta tonta y desesperada. El problema es que si me pillan, morirme puede ser la mejor opción.

Comienzo a prepararme con esmero. Una parte de mí está emocionada con esto. Mientras dejo que el moño se vaya secando, voy maquillándome. Aplico mi labial favorito y cuando termino, empiezo con los ojos. No puedo entretenerme demasiado, por lo que solo me los delineo dejando un pequeño rabillo. Después, conecto el secador a la corriente y me peino mi cabello. Es una de las cosas que más quiero.

Coloco el body sobre mi cuerpo, me enfundo los tacones y por último coloco con cuidado la felpa en la cabeza. Por los cajones, rebusco por alguna arma y la guardo en el escote.

Quién diría que llevo apenas unas horas despierta tras haberme recuperado de una paliza, pienso con rabia. Soy una chica de naturaleza rebelde. Odio que me digan lo que me digan que hacer o cuando hacerlas. Siempre he sido de hacer lo que me da gana, cuando me da la gana. Aunque por ahora, me tendré que comportar como la hija sumisa que siempre han querido.

Abandono mi cuarto cogiendo una gabardina de color rojo que guardaba por ahí y me dirijo al salón. El body y los tacones que llevo son negros y junto a la chaqueta, destacan bastante. Lo que es bastante bueno. Necesito llamar la atención tanto como pueda. Cuando voy por el pasillo, me regaño mentalmente por ser tan despistada. Saco el ordenador del fondo del armario y lo guardo bajo mi brazo. Espero que nadie se de cuenta de nada. Bajo los escalones con seguridad y me voy directamente a la sala donde me suelo reunir con mis padres.

La puerta está cerrada y lo primero que noto al abrirla es la molesta forma en la que me mira mi padre. ¿En serio quiere que llame antes de entrar al salón de mi casa? Sobretodo después de lo bien que me ha tratado en los últimos días.

—¿Te has aprendido el plano? —pregunta mi madre con preocupación. Conociéndola, sé de sobra que la verdadera pregunta es otra. Pero si realmente le preocupa mi salud, que se hubiera pasado por mi cuarto media hora atrás. Con un seco movimiento de cabeza, niego.

—¿Prestas atención alguna vez a alguien o a algo? —Mi padre aparece en escena. Parece mucho más calmado que antes, pero él es un maestro en controlar sus emociones. De todas formas, creo que hoy no tiene demasiadas ganas de pelear. —Bueno, tu sabrás lo que haces con tu vida. Si te ocurre algo o te asesinan...

Lo prohibido en la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora