Ha pasado ya una semana desde la última vez que lo vi y el sentimiento de culpabilidad no hace más que aumentar. Me siento fatal por todo lo que he hecho y encima, resulta que no puedo hacer nada porque soy una gilipollas orgullosa. He tenido el móvil en mis manos muchas veces y siempre a la hora de marcar, me he echado para atrás. Sé que no debemos estar juntos y no porque me haya vuelto madura de repente, sino porque sencillamente nuestra relación está conducida al fracaso. Mi padre nunca permitiría que me casara con un guardia secundo, él estaría en más peligro por mi culpa y además, no nos entendemos demasiado bien entre nosotros. Al final he comprendido por la fuerza que si juntas gasolina y fuego en una misma habitación, es imposible que no explote. Sin importar la cantidad de cosas que hagas para evitarlo.
El amor es la mierda más grande que he conocido hasta ahora.
Tampoco es que me fuera a perdonar después de la cantidad de cosas que le dije, por no hablar del tema tan doloroso que le eché en cara. Me quedé allí en aquella sala totalmente paralizada, viendo como poco a poco todo los sentimientos que sentía por mi morían. Aquella mención de la chica lo destruyó por completo y lo peor de todo, es que disfrute todas y cada una de las palabras que le dije. No merezco a alguien como él y si no quiere volver a verme en su vida, está en todo su derecho. Aunque no es como si fuera a verlo de nuevo, porque una vez más puse a prueba mi tozudez y me superé. Cuando mencionó el tema de la dimisión me quedé callada esperando a no sé que y así sigo. Siendo justamente lo que me he pasado toda mi vida odiando. Siendo una sumisa ante el destino y dejando de lado aquello que sí merecía la pena.
Tenía razón cuando decía que era mentirosa y la sigue teniendo. No es él el que huía de las cosas, era yo. Él lo único que hacía era querer arreglarlo y yo... No. Yo sólo me estaba describiendo.
Hace una semana que no sé nada de él y el dolor de aquel día no disminuye ni una pizca. De hecho, sólo aumenta cada vez que Eric aparece en escena para preguntarme cuando me casaré con él. Es lo que todo el mundo espera incluyendo a mis padres y exceptuando a Adelaide. Aunque mi respuesta sigue siendo la misma que la del primer día, huir y encerrarme en mi cuarto. Al final, se ha dado un poco por vencido y no me lo ha preguntado desde ayer.
Y ahora mismo, estoy tumbada en la cama mirando el techo sin saber que cojones hacer con mi vida. ¿Aceptar el matrimonio y marcharme a Rusia? Estaría lejos de mis padres, sola y rodeada de una mafia famosa por lo cruel que es. Pero si no lo acepto, ¿qué será de mí? Mi padre no va a descansar hasta que encuentre un marido y a saber cual es el que puede llegar. Eric es amable, cariñoso y sincero y aunque hay algo que me dice que no deba de ser tan confiada con él porque es ruso, lo hago. Quizás no sea tan malo como pienso. Quizás con el tiempo nos podríamos llegar a querer. O simplemente, quizás pueda olvidarme de Apolo y todos los problemas que tengo y ser feliz de una vez por todas.
A través del autoconvencimiento y la mentira, claro porque yo nunca sería feliz con una vida así.
El sonido del móvil interrumpe mi momento de compasión y agradeciendo a la breve distracción que me provoca el hablar con Martina o Mario por mensajes durante un rato, me estiro con pereza para cogerlo y luego desbloquearlo.
"Peccato. 8:30"
Como es un número oculto no puedo contestarle, así que lanzo el iPhone lejos de mí y vuelvo a tumbarme en mi cama pero esta vez con un cojín en la cabeza. Con todo lo que ha pasado, he ido dejando mis obligaciones de lado hasta tal punto que ni siquiera me acordaba de que había quedado con Martina hoy. Parezco una niña malcriada y patética con una rabieta porque nadie la mira o la quiere, así que saco fuerzas de donde no tengo para levantarme y terminar con este estado tan penoso. Como necesito hacer algo para distraerme ya que todavía son sólo las tres de la tarde, me dirijo al baño para ducharme.
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Lo prohibido en la mafia
ActionEn el momento en el que la bomba estalla, Dafne Bianco se encuentra bebiendo champán, discutiendo sobre memeces y pensando en lo genial que se ve con su vestido de alta costura. Cuando la adrenalina desaparece, su prometido está muerto, su cumpleaño...