«He matado a Luca»
Ese es el pensamiento que me persigue durante día y noche impidiéndome comer, dormir o estar en paz conmigo misma. La culpa me oprime el pecho de una forma que nunca he sentido, ni siquiera cuando estuve tan mal con Apolo.
«Luca está muerto porque yo no supe mantener mi boca cerrada»
No es algo que descubrí al momento porque alguien se encargó de drogarme, pero sí que escuché el sonido del disparo que se abrió paso en la oscuridad de la sala y cómo la cara de Apolo, aquél que a pesar de todo seguía cuidándome palo tras palo, se tornó en la viva imagen del dolor y desesperación. Tras eso, sólo hubo oscuridad.
Recuerdo que al principio no sabía ni dónde me encontraba pero luego, todo encajó en mi cabeza como si de un maldito rompecabezas se tratara. Aquella noche estaba trabajando de infiltrada y como tal, cargaba con un pinganillo escondido. Milo y su equipo estaban al otro lado de la línea y yo fui tan sumamente inocente como para no acordarme. En el momento que afirmé quién era el Russo en voz alta, declaré su muerte. No importa si él en algún momento me dijo que nunca llegaría a matarlo, porque yo sabía que era mentira. Milo nunca había tenido compasión por nadie y menos por un Russo que lo único que había hecho era amenazar con matar a su esposa y atentar contra su honor.
Luca había afirmado un día que era mi as bajo la manga y yo, nunca le creí a pesar de que me había salvado la vida varias veces. Él que era el único apoyo que poseía Apolo había muerto, dejándolo completamente sólo sin ningún motivo por el que permanecer a flote y todo porque yo no supe cuando revelar la información. Ahora él está destrozado y yo he sido la única responsable de tal atrocidad.
Marco su número como tantas veces he estado haciendo a lo largo de la semana y cuelgo justo cuando la tele-operadora comienza a hablar. Es una tontería. Lleva toda la semana desaparecido, incluso de mi padre. Fue Angelo el que me trajo a casa.
¿En qué estaría pensando en aquellos momentos? Me siento como el culo, me he pasado más de media semana llorando por las esquinas como si de una niña tonta me tratara y no sé que hacer para arreglar esta situación de mierda. Temo que él no vuelva a ser el mismo después de tanto.
Porque no me importa sacrificar una parte de mí sin con eso lo arreglaría todo, pero sé que no. Lo único que hago dándole tantas vueltas a esto es hundirme más en la miseria ¿pero cuál es la solución? ¿Conseguir su perdón y tener una última charla donde aclarar todo y desearle lo mejor? Desde luego, es lo mínimo que puedo hacer por él. Se merece eso y mucho más.Ahora que no tengo nadie por el cual luchar, quizás deba sentar la cabeza y casarme con Eric. Esa es la forma más sencilla de solucionar todo, pero aún así, no quiero hacerlo. Me gusta ser independiente y además, apenas tengo los dieciocho años. No soy tan estúpida para pensar que nos vamos a casar y no me voy a quedar embarazada. La función de las mujeres hasta ahora en la mafia es la de procrear y yo no estoy preparada para ser madre. Que cojones, ni siquiera sé cuidar bien de mí misma. Además, ni siquiera sé si quiero tener hijos. Nadie merece esta vida de sufrimiento.
Mis tripas comienzan a sonar con fuerza y no tengo más opción que bajar a la cocina a por algo de comida. Hace tiempo que no como y poco a poco voy notando como mi cuerpo se va volviendo más débil a medida que pasa el tiempo. Las costillas ya se me notan lo suficiente para contarlas sin problemas y sin maquillaje, parezco un monstruo de lo pálida que estoy. Abandono la habitación sin demasiados ánimos y atravieso con cuidado el pasillo. No me gustaría encontrarme a nadie en estos instantes.
Por suerte cuando llego la cocina está vacía por lo que acelero el paso y rebusco algo hasta que mis ojos dan de lleno con una lasaña. De pequeña adoraba las lasañas que me preparaba Casilda, ahora que no las hace ella, sabrán distinto y olvidaré el sabor de las que tanto comía. Eso es suficiente para que se me cierre el estómago. Con un suspiro, suelto el plato que tengo en la mano y lo cambio por una manzana. A este paso, voy a terminar odiándolas.
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Lo prohibido en la mafia
ActionEn el momento en el que la bomba estalla, Dafne Bianco se encuentra bebiendo champán, discutiendo sobre memeces y pensando en lo genial que se ve con su vestido de alta costura. Cuando la adrenalina desaparece, su prometido está muerto, su cumpleaño...