*Rehíce el capítulo de nuevo porque no me gustó nada como quedó el anterior. Para poneros un poco al día, estamos en la parte en la que Dafne está secuestrada en París para casarse con Eric y además con la memoria perdida. Sin embargo, sí que está comenzando a sospechar de él y su padre. Tengo ya varios escritos y el final bastante claro, por lo que iré actualizando una vez por semana*
¿Cerrarme la puerta en las narices delante de todos los invitados? Sí, eso es exactamente lo que acaba de pasar.
Mientras que yo me disponía a abandonar el comedor por culpa de mi curiosidad (aunque vale, quizás el tono acusatorio con el que me he enfrentado a mi padre también ha podido influir), mi prometido barra futuro esposo barra sospecho principal en mi pérdida de memoria, me ha amenazado en voz baja delante de todos y cada uno de los que supuestamente estaban de mi lado. Es decir, no espero absolutamente nada de la chica víbora, ¿pero y los demás? ¿En serio mi madre permite que mi padre me expulse de la sala como un perro abandonado y todo por mencionar el nombre de una chica?
¿Tan poco le importo?
Enfadada, doy un portazo al entrar a la habitación y lanzo los tacones tan aburridos que me he colocado para bajar a cenar al aire, sin entender verdaderamente de donde sale tanta rabia acumulada. Es como si fuera un bomba a punto de explotar, pero no comprendo porqué. Realmente no he sido infeliz desde que he despertado en París. He salido de compras con mi madre y sus amigas, he acompañado a mi padre a algún que otro evento rico y a pesar de que este hotel de cinco estrellas es una cárcel encubierta, me han ofrecido todo lo que he necesitado y mucho más que eso.
No obstante, por mucho que intente calmarme y seguir fingiendo que llevo muy bien esto de estar encerrada las veinticuatro horas del día sin ver ninguna cara conocida, no puedo. No sé a quién quiero engañar cuando ahora más que nunca debo de permanecer fiel a mis propias intuiciones y sobretodo a mi persona. Porque algo está pasando justo enfrente de mis narices y yo, soy lo suficientemente estúpida como para no darme cuenta de qué es.
Así que analizando fríamente las opciones que me quedan, elijo la de marcharme a dormir inmediatamente e ignorar todas las cosas que han ido ocurriendo a lo largo del día. No importa que haya perdido los papeles y eso haya provocado —a su vez—que asalte la habitación contigua de una persona inocente (o eso espero y deseo) con un arma. Ni tampoco que posiblemente el accidente no haya sido tan accidental como una parte de mí esperaba. Hoy solamente me apetece descansar bien por primera vez en dos semanas y relajar el dolor de cabeza que me acompaña diariamente. Se siente cómo una insoportable presión en el cráneo y a pesar de que me muero por pedir una aspirina, me da miedo que puedan intentar intoxicarme con algo.
No estoy muy por la labor de tomar medicamentos procedentes de este hotel.
Por lo que siguiendo mi propio razonamiento —basado en nada—, recojo un poco la habitación, ordeno todo el maquillaje que hay tirado en el tocador y me lavo los dientes, preparándome para lo que posiblemente sea la mejor noche que haya tenido de mi vida. Una plácida y relajada noche de las que te dejan como nueva. Aunque ya no sepa muy bien ni cómo conciliar el sueño.
Y en el fondo, yo creo que lo logro. De veras que sí. Sin embargo, es imposible que cuando la alarma suena con la única canción que tiene el despertador grabada (procedente de una tal Lana Del Rey), decenas de palabras mal sonantes abandonen mis labios en señal de protesta. No quiero hacer nada, a pesar de eso signifique...
Una vuelta por París con cierto huésped misterioso.
Creo que eso me ayuda. Bostezando y tomándome un poco de tiempo, salgo de la cama tiritando por el frío que me da de repente. Honestamente, el tener algo que hacer consigue que se evapore ese mal humor mañanero con el que me levanto todos los días. Bueno eso, y el hecho de prepararme para cosas que nunca obtendrían el visto bueno de mis padres. ¿Qué su hija abandone la lujosa prisión sin tener ningún tipo de vigilancia?
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Lo prohibido en la mafia
ActionEn el momento en el que la bomba estalla, Dafne Bianco se encuentra bebiendo champán, discutiendo sobre memeces y pensando en lo genial que se ve con su vestido de alta costura. Cuando la adrenalina desaparece, su prometido está muerto, su cumpleaño...