Capítulo 8: La ¿Cita?

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Una vez preparada de nuevo. Esta vez bien. Sí le responde.

Marta:
¿A qué hora?

Albert:
Cuando te venga bien.

Marta:
Iba a salir con unas amigas. Podríamos quedar en encontrarnos por ahí.

Albert:
No quiero molestar.

Marta:
No molestas.

Albert:
Nos vemos por ahí entonces. Hasta después.

Marta sonríe al ver la respuesta final del chico. Y sale corriendo a donde están los demás esperando la.

-La qué no quería salir. ¿Pero tú a donde vas?
-No es para tanto.
-Has quedado.
-Que no.
-Vale. Vamos ya.
-Pues acelera.

Todos se la quedan mirando al decir eso pero no dicen nada y salen de allí todos a su rollo.

Después de un rato de fiesta Marta empieza a impacientarse. Se aburre con los locos de sus amigos y el otro no aparece por ninguna parte. Empieza a marearse y si no es por unos brazos que la agarran se hubiera ido al suelo.

-No me extraña que te fueras a desmayar. Esto es muy aburrido. Lo siento. Marc me ha entretenido demaciado.

Marta se da la vuelta como puede para ver que es a quién estaba esperando desde hace bastante tiempo.

-No pasa nada.
-Salgamos. Me da que necesitas un poco de aire.
-Sí.

Salen con cuidado porque Marta no es que mantenga muy bien el equilibrio, hasta que "Albert" la coge y los termina de sacar de ahí.

-Aquí mejor.
-Sí.

El chico la deja en el suelo y buscan donde sentarse.

-Bueno me ha dicho mi hermano que te ha contado cosas de mí.
-Tampoco mucho. Que eras su hermano pequeño y que tienes 20 años.
-Eso es verdad. ¿Y qué me cuentas de ti?
-Pues tengo una hermana psicópata de 14 años que me ha dejado sin vida desde los 6 años.
-¿Y que pasó a los 6 años? Si no te importa contarmelo.
-Que nació el demonio de Cristina.
-Entonces tienes...
-20 años.
-¿Vives aquí?
-Noo. Soy de Almería capital. Pero vivo en Madrid porque estoy estudiando allí periodismo.
-¿Deportivo?
-Quizás sí, quizás no.
-¿No me lo quieres contar?
-No. Es que no lo sé. De pequeña si me hubiera gustado. Pero ahora... No lo sé.
-Bueno ya te decidiras.
-Sí.

Siguen hablando durante un buen rato. Y luego vuelven a donde están los amigos de ella. Aunque bastante alejados para que no molesten. Las risas no paran en toda la noche. Más bien lo que llegan son pesados a molestar. Y alguno Marta se encarga de dejarlo callado al instante.

-Anda pero si es el pesadillo de mi cuñi.

El pobre Marc se queda con cara de idiota al oír a Marta decirle que es su cuñada. Y esta misma no puede no reírse de la cara que ha puesto.

-Quita esa cara de estreñido, que es broma. Sólo era para ver la cara que ponías.
-Pues tenías que ver la cara de este cuando lo has dicho.

Marta se gira para mirar al chico que lleva acompañandola toda la noche y está más rojo que un pimiento.

-Lo siento. Sólo que... quería vacilarle un poco a tu hermano.
-No pasa nada.
-¿No te has enfadado?
-No.
-Vale.
-Yo mejor... Que os dejo solos. Luego nos vemos enano.
-¿Enano? ¿Pero te has visto alguna vez a su lado? Debe sacarte unos 20 cm.
-12.
-Da igual. Que es más alto que tú un rato.
-Menos mal que era una broma. Tener una cuñada así no sería muy agradable.
-¿No te ibas ya? Pues fuera.
-Vale Pis... Vamos que ha me voy.

Marta se queda mirando como se marcha Marc y luego le pregunta a "Albert" que quería decir Marc con "Pis".

-No es nada. Una larga historia. Pero no hagas caso.
-Vale. ¿Te arriesgas a conocer a los locos esos que tengo por amigos y que te vuelvan locos?
-Yo me atrevo con todo soy...
-¿Un cabezota?
-Eso pegaría más con Marc.
-Bueno, vamos.
-Sí.

Los dos de acercan al resto que ya no saben ni quienes son y al final acaban volviendo a salir porque eso no hay quien lo aguante.

-Tus amigos no controlan mucho, ¿no?
-¿Eso de beber? Nunca. Por eso no suelo salir mucho con ellos.
-Parece normal.
-¿Y tú? ¿Sueles salir mucho de fiesta?
-No mucho la verdad.
-Pues serás el tranquilito de la familia. Porque tu hermano no parece de los que desaprovechen una oportunidad.
-No sabes cuanta razón tienes.
-¿Razón en qué?
-Más o menos en todo.
-Soy adivina.

Àlex va a decir algo pero a Marta le suena el móvil.

-¿Te importa si pongo el altavoz? Si no me va a dejar sorda.
-No. Da igual. Aunque supongo que serán cosas privadas.
-Noo. Sólo va a ser algo como: "Marta ven a buscarme que necesito estar ahí"
-Tu hermana.
-Sí.

Marta responde con el altavoz como ha dicho y entonces se escucha a una Cristina cabreada.

-Ya era hora que me respondieras.
-Buenas noches a ti también.
-¿Sigues sin cambiar de idea?
-Sí. No voy a ir a buscarte Cris. Ya te di la oportunidad y no quisiste venir.
-¡Pero es que yo no sabía que ellos iban a estar!
-Buscate otra escusa. Esa no te va a valer Cristina.
-¿Al menos me harías el favor de mirar si los puedes ver?
-Sí no sé quienes son.
-Te mando fotos de ellos allí en Mojácar.
-No los voy a ver. Me vuelvo el lunes Cris.
-Quizás ya te has topado con ellos y no lo sabes.
-Vale, vale. Adiós hermanita.

Cuelga y mira a Àlex para hacerle el gesto con la mano de que se va a meter un tiro. Y él no puede dejar de reírse.

-No hace gracia, no la aguanto.
-Creo que te vas a sorprender cuando los veas en las fotos.
-Ni las miraré. No voy a decirle si los vi o no. Quizás me los hay topado. Tiene razón. Pero como no sé quienes son me da igual.
-Como veas. Incluso parece mejor. No creo que le sentara muy bien tampoco que los has visto y ella no.
-En eso estamos de acuerdo. Y empiezo a tener sueño. No es que me aburra de estar aquí contigo.
-Te entiendo. Vamos, te acompaño.
-¿Has cuando vas a estar por aquí?
-Hasta el lunes, creo.
-Supongo que no nos veremos más.
-Podemos quedar mañana.
-Sí. ¿Pero después?
-En Cervera eres bienvenida siempre.
-Me queda lejos.
-Sí. Tienes razón.

Llegan enseguida y tras despedirse Marta se deja caer en la cama suspirando. ¿Y si le hace caso a Isabel y se va a Barcelona, o a Lleida?

Me Llaman Pistolas (MLLP 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora