Capítulo 41: Almudena tenía razón.

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Los dos están nerviosos. La tensión se siente en el ambiente. Ninguno puede olvidar esas últimas palabras de Àlex. Marta no sabe que decir, esta embelesada por tenerlo otra vez ante ella y él no puede evitar las ganas de besar sus labios de nuevo. Y cómo si se tratara de un instinto primario, se incorpora y, dejando a la andaluza muy sorprendida, la besa sin previo aviso.

-Hacia mucho que necesitaba esto.

No dice más. Tiene delante a una preciosa chica a la que no va a dejar hablar. La coge en brazos y la lleva a su habitación en la que Marta besa su cuello. Sin embargo no la deja en la cama sino que va directo a su escritorio. Habrá amor, pero quiere que recuerde la pasión.

-Àlex ...
-Disfruta amor.

Marta se queda en shock. ¿Amor? ¿La ha llamado amor? Deja de pensar cuando Àlex comienza a despojarse de su ropa y, una vez desnudo, empieza con ella.

La blusa cae al suelo después de que el catalán deslice sus manos por debajo de ella y se la quite acariciando todo su torso haciendo que se le erice la piel. Su pantalón no tarda mucho en desaparecer tampoco dejando ver el conjunto de lencería, olvidado en el cajón, que en algún momento tenía que estrenar. Ama habérselo puesto hoy.

Àlex , que se deleita con el cuerpo perfecto de su perfecta chica, nota como su calentón va en aumento al ver su ropa interior. Le encanta, pero va a estar mejor sin ella.

Besa cada uno de sus pechos por encima de la tela de encaje negro que los cubría, sus dedos tocan su intimidad de forma inocente haciendo que Marta jadee de placer. Es el paraíso. Los dos disfrutan de la situación, pero Àlex se empieza a desesperar. Sus manos deslizan el tanga por sus piernas y la incorpora. Se besan apasionadamente hasta que, deseoso por ver esos pechos que lo vuelven loco, Àlex corta el beso. La pone de espalda a él y, con esa boca experta, desabrocha el cierre del sujetador dejando ya a Marta completamente desnuda.

La sienta en la mesa y, después de abrirle las piernas cuanto necesita, la penetra. No esperaba que estuviera tan apretada, pero le encanta. Espera para no hacerle daño y continua cuando Marta se lo pide.

Las embestidas son duras y rápidas. Los pechos de Marta se mueven al son de las caderas de Àlex, pero este los atrapa. Chupa, muerde y succiona sus pechos mientras la llena con su miembro. Marta es recorrida por diversas sensaciones. Calor, pasión, amor... Sus manos se enredan en el pelo de Àlex a la vez que sus cuerpos se pegan por el sudor.

La polla de Àlex entra y sale con rapidez de ella, pero su estrechez le dificulta moverse. Se va a correr y no tardará en hacerlo.

Alex se da cuenta de lo que pasa y para recibiendo una reprimenda de Marta que cambia su expresión cuando ve como Alex la lleva a la cama y la pone en posición para hacer un 69.

Pone su mano en el pene de Àlex y él en su culo. Los dos empezan a chupar al otro como nunca. Alex mete su lengua todo lo que puede en ella, envidia a su hermano que tiene una lengua larga. Quiere comérsela y hacerle disfrutar. Su humedad moja sus labios, va a ser una delicia la corrida.

Marta, por otro lado, mete el miembro de Àlex en su boca como si fuera un biberón. Alex empieza a mover sus caderas para follarle la boca, pero sin ahogarla. La lengua de Marta viaja por todo el miembro de Alex que tiene que parar para gemir. Se estan volviendo locos.

Siguen comiéndose el uno al otro hasta que, sin poder dar marcha atrás, se corren en la boca del otro.

Se tumban uno al lado del otro y Marta es la primera en hablar.

-Al final iba a tener razón la jodida de Almudena.
-¿Qué te ha dicho?
-Esta mañana que nada mas llegar ibas a empotrarme y antes de comer dijo que después de comer se iba porque no quería estar aquí cuando...
-Al llegar no. Estaba muy nervioso para no cagarla de nuevo y además me has dejado sólo, pero una vez que lo he soltado y estando solos... No he podido resistirme.
-¿Tan buena se supone que estoy?
-Eso no es lo único importante.
-Aún no te he respondido.
-Lo sé. Pero no tengo prisa. Ya he dicho lo que tenía que decir. Tomate el tiempo que necesites.
-Vale.

Àlex se levanta y Marta lo mira preguntándose a dónde va.

-¿Ya te vas?
-No. Ahora vuelvo.
-Vale.

No se desaparece mucho tiempo ni muy lejos pero el móvil de Àlex empieza a sonar.

-Àlex, te están llamando.
-Mira a ver quién es.
-Vale.

Marta se levanta de la cama y va en busca del móvil de Àlex. Lo encuentra en el sofá y ve en la pantalla que es Marc.

-Es tu hermano.
-Responde tú. Mira a ver que quiere.
-Vale.

Responde antes de que cuelgue Marc lo más tranquila del mundo.

-Hola.
-¿Marta?
-Esa misma.
-¿Y que haces tú con mi hermano?
-Pues hablar, ¿que vamos a hacer sino?
-Hablar, claro. ¿Y mi hermano dónde se ha metido?
-No lo sé, pero está ocupado.
-¿Va a volver hoy o ya me lo raptas hasta quién sabe cuando?
-Si se queire quedar no le voy a decir que no, pero no sé que querrá hacer él. Luego le pregunto y ya que te mande un WhatsApp o algo. Adiós Marc.
-Es...

Y cuelga sin dejarlo hablar. Àlex aparece ya medio vestido. Medio solamente. Y se sienta ahí con ella.

-¿Que quería?
-Saber si ibas a volver hoy.
-¿Las chicas van a estar desaparecidas hasta cuando?
-Almudena hasta que crea que hemos acabado. Claudia lo más seguro es que se vaya a casa del novio.
-Pero no nos va a molestar, ¿no?
-No creo.
-Pues me quedo entonces. Y tapate un poco, ¿no?
-Será mejor, sí.

Dedicado a leticia03-17. Gracias por tu ayuda en el capítulo.

Me Llaman Pistolas (MLLP 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora