Capitulo 66: Hola tito Marc.

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Para la hora de la cena Marta aún sigue sin creerse que vayan a ser padres. Se niega a creerselo. Tiene que ser un error. Uno muy grande. No está preparada para ser madre. No por ahora. Àlex no la deja sola en ningún momento. Tiene miedo hasta de volver a casa. No quiere dejarla sola así. No en este estado de ánimo que no consigue descifrar del todo y en el que se encuentra metida ella.

Cenan tranquilamente y temprano se van a la cama. De tanto llorar y de tanto darle vueltas al tema Marta ya no aguantaba despierta mucho más después de la cena.

Ella se deja dormir con Àlex a su lado en la cama. Y mientras ella duerme y sueña con su hijo, con cómo será y esas cosas, Àlex la mira dormir pensando casi en lo mismo. Pero la diferencia es que él está ilusionado con la idea y Marta se quiere morir. Aunque ya cambiará de idea.

Al final siguen con los planes del principio. Y Àlex vuelve a Cervera y Marta se va a clase. Aunque esta poco atenta a nada.

Las clases se hacen eternas. Pero se acaban para poder volver a casa y hablar con su chico. Se acaban de despedir esta mañana y ya lo echa de menos. Y más que lo va a echar cuando empiecen a pasar los días, las semanas y los meses. Cuando esté demasiado sensible y necesite tenerlo con ella ahí. Pero no esté. Porque el mundial no se lo permitirá.

Y pensando y pensando al llegar a casa cae en el sofá y a llorar como una idiota. Quiere olvidarse de todo. Mandarlo todo a la mierda. Pensó que Àlex se asustaría con solo imaginar en que podia ser que fueran a ser padres. Y al final fue ella la que se asustó y la que no quiere eso. Pero él está ilusionado con la idea.

-¡Marta! ¿Por qué lloras? ¿Qué ha pasado? ¿Le ha pasado algo a Àlex?
-No. À... Àlex está bien.
-¿Entonces que pasa?
-Tenias razón Almu...
-¿Estás...?
-Sí.

Y vuelve a ponerse a llorar. No puede ahora con todo esto. Ella no quería eso. No quería ser madre. Nunca lo ha querido. Todas de pequeñas sueñan con casarse y tener muchos hijos. Ella no. Ella solo quería pasar su vida al lado de alguien. Pero sin necesidad de bodas y menos aún de niños. A lo de la boda podía acceder, al fin y al cabo si a su chico le llamaba la idea de casarse lo haría por él. Pero los niños no. Esa idea nunca paso por su cabeza. Y ahora que está ocurriendo. Que se ha hecho realidad su pesadilla no sabe que va a ser de su vida. Àlex no va a poder estar con ella ahí en todo momento. Y no va a dejar las motos por ella. Ni por ese niño que van a tener. Nunca se lo permitiría. Es su vida y su pasión. No puede quitarle eso, y tampoco quiere hacerlo.

El teléfono suena y una pequeña sonrisa aparece en su cara cuando ve el nombre de Àlex en su iPhone.

-Hola amor.
-Hola nene.
-¿Cómo estáis?
-Bien. Supongo. No te preocupes tanto.
-Ya le he dicho a Marc que vamos a Madrid el fin de semana.
-¡No! Ya subo yo Àlex. Tenéis que entrenar. El próximo fin de semana es Jerez.
-No quiero que os pase nada.
-Exagerado no va a pasar nada. Te lo prometo.
-Te quiero.
-Y yo a ti. ¿Marc sabe algo?
-No. Prefería contarselo contigo ahí.
-Pues el viernes le decimos al tito Marc que va a ser tío.
-Le va a dar algo.
-Y a tus padres. Pero supongo que a ellos puede esperar un poco más.
-Supongo que sí.
-¿Me llevarás a Jerez?
-Claro que no te voy a dejar en Madrid muriéndote de asco.
-Te quiero. Muchísimo.
-Y yo a ti princesa y al peque también.

Y entonces se oye una voz por detrás de Àlex.

-¿Al peque? ¿De qué peque hablas Àlex?

Àlex mira hacia atrás y ve a Marc mirandole casi pálido.

-Luego te llamo Marta.
-Claro.

Cuelga y se gira para ver a Marc.

-Te lo puedo explicar.
-Pues dispara ya Àlex.
-Marta y yo vamos a ser padres. Está embarazada.
-¿Y no me lo pensabas contar?
-Me enteré ayer. Y perdona si quería consultar primero con ella si decírtelo ya o qué. Además de que ya tenía pensado contártelo en viernes con ella aquí.
-Por eso querías que fuéramos a Madrid. No era por estar más cerca para después ir a Jerez. Era por no dejarla venir. Pero vale Àlex. No me cuentes nada.
-Marc. Que te lo iba a contar. Créeme.

El mayor de los hermanos Márquez Alentà se queda callado un rato y luego ya más calmado habla de nuevo.

-Lo siento. Tienes razón. Es tu hijo y eres tú el que tiene que decidir cuando contarlo. Espero que vaya todo bien. Ahora empezaras a pasar más tiempo en Madrid.
-No tanto. Intentaré que venga ella una vez acabe el curso.
-Se te ve feliz con la idea de ser padre.
-Pues sí. No es el mejor momento la verdad. Pero es mi hijo. Y pensar que unos meses estará por aquí...
-Àlex que se te cae la baba.
-Ya se te caerá a ti también cuando venga corriendo a que lo cojas.
-Bueno. Voy buscando moto ya para mi sobrino, ¿no?
-¿Todavia no sé ni lo que es y ya la estás buscando tú una moto?
-Da igual lo que sea. Sobrino o sobrina. Va a querer una.
-Cuando llegue el momento a lo mejor. Ahora te estás quieto Marc que no quiero problemas.

Y suena el móvil de Àlex. Es Marta. Videollamada de WhatsApp.

-Hola amor. ¿Cómo estás?
-Bien... Almudena no te escondas que te estoy viendo. Saluda tía.

Una cabeza por detrás del sofá aparece de repente y saluda a Marc.

-Hola Marc. Felicidades por la victoria en Austin.
-Gracias.
-¿Cómo está mi sobrino Marta?
-Hola tito Marc. Está bien, o eso espero.
-Me alegro. ¿Nos vemos el viernes?
-¡Sí!- dicen Almudena y Marta a la vez.
-Yo. Yo y tú sobrino. Está se queda aquí. Tranquilo. Que no te va a molestar.
-Pues hasta el viernes. Te dejo con Àlex.

Marc se va y Àlex sigue hablando con Marta y con Almudena que se les ha acoplado por si vuelve Marc. Dirán que no, pero algo hay y no solo es el tonto calentón de Reyes.

Me Llaman Pistolas (MLLP 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora