Capítulo 3: Recuerdos.

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Después de semanas sigue pensando en el lugar. Sigue quedando con sus amigos. Sobre todo con Kevin. Cristina la mira con cara de entusiasmo todas las mañanas. Hasta qué se da cuenta de que aún no recuerda nada. Y no es que no lo intente. Intenta hacer memoria. Recordar donde le prometió ir a su hermana hace dos años. Claramente no pensaría cumplirlo y por eso se olvidó. Mañana sí y mañana también. Es lo primero que hace. Intentar recordar el sitio. Pero no lo consigue. Por mucho que se coma la cabeza pensando y pensando. Lo recuerda todo. Menos eso. Es que no recuerda haberle dicho nada a Cristina. Y Marta se come la cabeza día sí y día también. Al final llegará septiembre y seguirá sin acordarse. Tumbada en la cama se relaja. Tampoco es que tenga mucho que hacer.

La puerta se abre y ni se para a mirar quien es el pesado. Para ella sólo puede ser una persona. Su hermana.

-Cristina vete. Ya te he dicho que sigo sin acordarme.
-Vale Marta. Ya veo que no estás para visitas.

Esa voz no es la de Cristina, si no la de Kevin. Así que se levanta de una vez y lo agarra para que no se vaya.

-Espera Kevin. Es que mi hermana me tiene harta con lo de llevarla a donde sea que le haya prometido.
-Ya lo he notado Mar.
-¿Qué te cuentas?
-Nada nuevo.
-¿Y a qué has venido?
-Quería hablar contigo. Ya qué no sales pues vengo yo a animarte.
-Vale.
-Por cierto. Tu hermana está abajo saltando y gritando "Márquez".
-Es Cristina. ¿Qué te esperas? Está obsesionada con esos dos.
-Tú también lo estuviste.
-A mi me gustaba todo eso. Pero no estaba obsecionada con nadie. Y además fue antes de que a ella le empezó a justar.
-¿Dejó de gustarte sólo porque a ella le gustó?
-Más o menos.
-Esto es increíble. Renunciaste a lo que te gustaba por tu hermana pequeña.
-No quería que se pensarán que me gustaba de la manera que a ella. Prefería que no me relacionaran con nada ni con ella.
-No llevaste muy bien eso de tener una hermana.
-Quería un hermano. No una idiota que no sabe lo que dice.
-Suele pasar. Anda ven. Cuéntame que pasa.
-Nada especial. Estoy aquí sin saber que hacer. Y tengo que acordarme de donde tenía que llevar a la pesada de mi hermana.
-Ya te acordaras. Aunque conociendo a Cristina...
-¿Qué?
-Nada. Qué seguro que no es nada bueno.
-Eso ya me lo imagino yo. Y con lo loca que está con... ¡NO! ¡CERVERA NO!
-¿Ya te has acordado?
-No. Pero es el único sitio que encaja con Cristina. Eso o un Gran Premio. Pero eso no depende de mí.
-Así que Cataluña.
-No pienso llevarla. A mi no se me ha perdido nada allí.
-Venga Marta. Será divertido.
-Súper. Yo y ella un montón de horas solas en un coche hasta un pueblo perdido por Cataluña porque a la niña le da la gana. No Kevin. No pienso llevarla. Que lo haga otro.
-Vale mala ostia. Tampoco sabemos si es ahí a dónde hay que ir.
-Ya. Pero si lo más probable.
-Yo voy contigo y Cristina si quieres.
-¿De verdad aguantarias a mi hermana?
-¿Por qué no?
-Te has vuelto loco Kevin.
-¿Me ofrezco a aguantar durante horas a tu hermana y todavía te quejas?
-No me quejo. Pero tú estás loco.
-Sólo pretendo ayudarte.
-Vale Kevin. Sí resuelta que he acertado ya te avisaré para ir.
-¿Me estás echando?
-Noo.
-Da igual igualmente me tenía que ir ya.
-Pues ya nos vemos otro día guapo.

Kevin se va y Marta se queda pensando en que va a hacer si finalmente resulta ser el pueblo de Marc y Àlex Márquez. No puede negarse a ir. No la van a dejar echarse atrás. Al menos Kevin dice que va con ellas para poder aguantar mejor el viaje.

Está con su libro preferido cuando entra como un ciclón Cristina en su habitación.

-¿Qué pasa torbellino?
-Sé qué te acuerdas. Sólo te haces la idiota.
-¿Pero tú te crees qué tus niñerías son más importantes que mi carrera?
-Me lo prometiste.
-¿Y si la que finge eres tú y yo no te he prometido nada?
-No miento.
-Pues yo tampoco. Y ahora fuera de aquí.

Una vez sale su hermana de ahí ya se vuelve a relajar. Y claro que no miente. No se acuerda. Pero si cree lo que puede ser.

Sigue con el libro hasta que la vista empieza a cansar. Que es cuando baja a cenar. Una cena no muy entretenida. No habla nadie. Aunque no es raro. Nunca han hablado. No desde que las dos hermanas empezaron a no aguantarse. Ya con una edad suficiente para entender las dos lo que hacían. Marta prefirió siempre callarse. Pero las peleas y los problemas siempre aparecían igualmente. Y como siempre todo empieza por la misma persona.

-Lo sabe.
-No empieces Cristina.
-¿También vas a fingir delante de papá y mamá?
-¡NO MIENTO!
-No le grites a tu hermana.
-Qué no me llame mentirosa.
-Te oi antes hablando con Kevin.
-¿Qué oíste?
-Le digiste que no querías ir y él dijo que se venía con nosotras.
-¿Oiste el sitio?
-No.
-Pues no hay nada que decir más. Sigo sin acordarme.
-Si te acuerdas. ¿Por qué ibas a decir eso si no?
-Porque no te aguanto. ¡Yo quería un niño!
-¿Por eso me odias?
-No. Te odio porque en cuánto creciste un poco me quitaste todo. Todo lo que era mío lo quisiste.
-Yo quería ser como tú. Eras mi ejemplo.
-Pues hiciste lo contrario. Eres lo contrario que yo Cristina.
-Ya.
-Nunca te ha gustado el motociclismo. Y yo dejé de seguirlo para que no me comparacen contigo. Y ahora me voy. Ya hablarenos en otro momento Cristina.

Marta se levanta de la mesa sin acabar de cenar y vuelve a su habitación para relajarse. Y cuando está más tranquila le manda un mensaje a su hermana.

Marta:
Ya me dirás cuando quieres ir a Cervera. Porque eso es lo que quieres,  ¿no? Te conozco Cristina. Pegaste la oreja después de oírme decir que Cervera no.

Bloquea el movil y se acuesta. No va a esperar respuesta ninguna. Ya se pondrá Cristina a calcular cuando los podría encontrar a esos, para poder ir. Esperar por Cristina y sus locuras.

Me Llaman Pistolas (MLLP 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora