Capítulo 18: Depresión.

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Han pasado dos semanas desde que Marta y Cristina volvieron a casa. El lunes por la mañana después de pasarse toda la noche sin dormir Marta conducio hasta Almería y una vez allí ya se quedó. Entro en la casa y se encerró en el que era su cuarto hasta el momento de hoy. Ya es la hora de la comida. Y por, ya he perdido la cuenta que cuantos días van, no baja a comer. No deja pasar a nadie en su habitación. Almudena y  Claudia no dejan de llamarla, pero no responde. A la única que deja entrar a veces es a Cristina. Que es la única que sabe que le pasa. O más o menos. Ella está encantada de haber visto como su hermana mayor medio se liaba con su idiolo. Pero Marta está mal. Depresiva y muy muy muy confundida. No entiende aún lo que pasó con Marc. Vale, sabe que la beso. Y ella no supo reaccionar a tiempo. Y cuando lo quiso hacer ya era tarde. Ya Àlex los había visto. Quiso hablar con él. Pero no le dejo hablar. Y le mando un mensaje el lunes antes de irse. Pero ni lo vio. Marc aún le habla todos los días para decirle lo mismo. "Perdóname Marta. No debí hacerlo. No debí besarte." Pero la cosa no es esa. El tema no es si debió o no. Sino que Àlex ahora piensa que a ella no le importa. Que lo utilizó para llegar a Marc.

-Marta sal por favor.
-No tengo hambre Cris.
-Vale.

La deja tranquila y a los 5 minutos vuelve a sonar la puerta. Marta se levanta ya preparada para gritarle a su hermana pequeña. Pero se encuentra con Kevin. Lo que le faltaba ahora.

-Quizás no quieres verme. Pero sólo pretendo ayudar Marta. Me gustaría saber que ha pasado para que la Marta que yo conozco esté así y no como estaría la verdadera Marta.
-Pasa.

Abre la puerta para que él pase y entra. Se sienta en la cama y le hace señas a Marta para que vaya a sentarse apoyada en él. Y lo hace. Una vez más tranquila entre los brazos de su mejor amigo este se atreve a hablar.

-¿Qué pasó enana?
-Creo que me he enamorado de un piloto.
-¡¿QUÉ?!
-¿Te acuerdas cuando fuimos a Cervera? ¿Cuando conocí a ese chico que os conté?
-Sí.
-Pues resulta que estaba hablando con Àlex Márquez. Y su hermano Marc Márquez. Me enteré el viernes después de los entrenos. Al final el sábado lo arregle y le dije que hiciéramos como si no me hubiera mentido sobre quien era. Pero el domingo después de las carreras estaba hablando con Marc por el circuito y... Y me beso. Iba a apartarme pero no conseguía reaccionar. Y cuando iba a hacerlo aparecieron Cristina y Àlex. Ahora mi hermana me quiere como nunca, Àlex pasa de mí y Marc no hace más que disculparse por lo que pasó.

Kevin se queda quieto tras oírlo todo. Sabía que algo le pasaba a su amiga pero no sabía que llegase a tanto. Quiere animarla. Pero no sabe como. Él no puede hacer nada. Nada más que joderse y aguantar el mal de amores de su amiga. Porque eso es lo que son. Amigos.

Después de un buen tiempo y cuando Marta ya está totalmente tranquila decide dejarla sola al quedarse dormida después de dos semanas no durmiendo por pesadillas.

Marta duerme hasta el día siguiente ya. Baja a desayunar y al verla aparecer sus padres y su hermana se atragantan con el desayuno.

-¿Tienes hambre?
-Un poco.
-Ahora te preparo algo hija.

Su madre se levanta de la mesa y empieza a preparar cosas para su hija mayor. Mientras Cristina y su padre se le quedan mirando a Marta como si fuera un alien.

-Soy vuestra hermana e hija. No un marciano. Y es normal que tenga hambre. Dos semanas sin comer es muuucho tiempo.
-Lo es.

Dice su madre dejandole delante una tasa de leche, un zumo de naranja, tostadas con diferentes mermeladas y mantequilla, charcutería, crema de chocolate, diferentes galletas, ColaCao... Vamos de todo.

Marta la mira sin creerse que es todo eso.

-No sé que te gusta. Hace mucho que no te preparo el desayuno.
-Gracias mamá. Pero no era falta esforzarse tanto.

Me Llaman Pistolas (MLLP 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora