Capítulo XI

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Aquellas palabras de Abigail habían sido quizás las más profundas que había pronunciado desde ya hace tanto tiempo; don Rodolfo en su interior comprendía perfectamente aquel dolor así que contagiado de la melancolía dijo:

<< -Cuando perdí la vista tenía 18 años cumplidos, nos dirigíamos a la playa con mis papás para celebrar no sólo mi cumpleaños sino que también su aniversario, solamente éramos nosotros tres, ese fue el fin de semana más hermoso que recuerdo con ellos; pero la vida parece ser tan injusta Abigail que de regreso a casa tuvimos un fuerte accidente con otro vehículo en el cuál el conductor venía totalmente ebrio y nos invistió, pasé dos meses en coma y cuando desperté, no solamente había perdido la vista, había perdido a mis padres, mientras que el responsable solamente estaba en prisión. Mi abuela se hizo cargo de mi después de todo eso y créeme que vivía sin sentirme vivo pasé dos años completos así, hasta que un rayo de luz llego a mi vida, Mary la abuela de Damian.

La conocí en una visita al médico ella servía como voluntaria en el hospital; los tiempos eran tan distintos en ese entonces, que eran más fácil enamorarse solo con una mirada, en mi caso con el sonido de su voz, porque ahora todo está lleno de complicaciones, sobre si se tienen gustos diferentes, si son de diferentes clases sociales, o si tienen otros sueños, antes era solo amor y ya, aunque después te quebrarás la cabeza por los problemas, pero eso era lo de menos.

Mary era amante del arte le gustaba todo aquello que tuviese que ver con arte, libros, pinturas, música, etc. Absolutamente todo, y no sé en qué momento me contagio de la alegría de vivir, que hizo que el hecho de no ver pasara desapercibido, al principio tuve tanto miedo Abigail, porque, aunque los tiempos eran diferentes en aquel entonces se pensaba más sobre la idea en que el hombre tenía que ser el sostén y yo no me miraba siendo capaz de formar una familia mucho menos de sustentarla, me costó tanto tiempo darme cuenta que los temores y los obstáculos solamente viven en la mente, pero Mary fue paciente y poco a poco me enseñó a ser perseverante y ver lo bonito de la vida, era huérfana y ni siquiera lo parecía.

Mi carrera de pintor comenzó después de muchos intentos fallidos de hacer algo, Mary me miraba y escuchaba perfectamente cómo se reía de mí y me decía que fallaba porque no buscaba hacer lo que me hacía feliz y después de contarle un sueño que tuve me menciono la idea de crearlo y así fue, lo demás ya fue llegando conforme al tiempo. Así comenzó nuestra historia y duro cincuenta años con altos y bajos, pero sobre todo con mucho amor, y no hubo día en el que no la amará, hasta que hace dos años falleció y ese amor ya solo quedo en mi interior>>

-Ahora bien, Abigail si te cuento todo esto es porque conozco a Damian y sé que no miente, se nota en cada palabra su emoción por mencionarte, por hablar de ti, y algo que he aprendido en esta vida es que no se puede vivir de miedos, porque el tiempo es muy corto y no sabemos cuánto sea lo que nos quede por vivir, no sé si tus sentimientos corresponden a los sentimientos de mi nieto, pero fuera de eso, creo que ya pasaste buen tiempo en ese agujero y es hora que salgas de allí, no serás la primera ni la última en vivir situaciones dolorosas, pero si serás la única en no ser feliz si no comienzas a tratar de ser feliz. Pero de algo si estoy completamente seguro, quizás la vida es sumamente injusta, pero siempre llega el momento en el que te recompensa cada dolor, en mi caso mi recompensa fue encontrarme con una mujer como Mary ¡Quizás tú recompensa sea mi nieto!

Todo aquello que Abigail escucho aquella mañana penetraron tan profundo en su corazón que quizás fueron las palabras que le dieron fuerza para comenzar a salir del pozo tan profundo en el que se encontraba, estaba segura que sus sentimientos correspondían los halagos de Damian, aunque le costaba creer sobre que sentimientos tan puros y sinceros se dieran así de pronto, pero las palabras de don Rodolfo estaban muy presentes "<<el tiempo es muy corto y no sabemos cuánto sea lo que nos quede por vivir>>"

Volvió a su casa una media hora antes de almuerzo, almorzó y sin decir más nada se encerró en su cuarto, tuvo toda la tarde para reflexionar, sabía que la hora había llegado y tenía la dicha que muchas personas no tienen nunca, tener a una familia que la apoyaba y a un hombre maravilloso que en el poco tiempo que lo conocía le estaba demostrando que contaba con él. Que no importaba él tiempo que tardará, él la estaba esperando y al cuál no le importaba que no lo pudiera ver. Ni siquiera salió para cenar, pero tanto Estefania como doña Eva no quisieron molestarla o insistir así que solamente la dejaron sola. Algo había cambiado en Abigail, al siguiente día estuvo lista para vivir y la mañana le dio una feliz bienvenida con un hermoso ramo de rosas que le enviaba Damian.

-Paola

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