Capítulo XIV

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La pequeña brisa de aquella mañana los acogía suavemente mientras caminaban por los prados que rodeaban la casa de Damian, mientras este la tomaba de la mano, Abigaíl solía ser un poco más discreta pero no ocultaba su fascinación por la forma de ser de Damian tan dulce.

—¿Alguna vez te has enamorado? —preguntaba ella— mientras seguían caminando.
—Sí, justo ahora estoy enamorado.
—No me refería a eso —respondía ella— con un tono que dejaba ver su inocencia ante la respuesta de Damian.
—Sí, creo que una vez lo hice, pero esa persona tenía una idea muy diferente respecto al amor a la forma en que yo veo ese sentimiento.
— ¿A qué te refieres?
—Ella creía que el amor dependía del tiempo, es decir pensaba que se llega a amar a alguien conforme compartes con esa persona y así mismo la dejas de amar, también para ella el amor era un sentimiento para tontos, porque te olvidas de ti mismo por amar a otra persona.

—¿Y cuál es tú idea sobre el amor? -Creo y estoy seguro que el amor es el sentimiento más puro que puede haber en todo el mundo y que solamente basta con un instante para saber qué quieres a una persona, el amor no es solo entre parejas lo es por cada momento, acción o persona que sea importante en tú vida, ya si hablamos en pareja, el amor es el sentimiento más profundo que como humanos tenemos la dicha de sentir, porque el amor te libera; te renueva, y te hace ver las cosas de diferente manera, no es que te olvides de vivir por estar pendiente de la otra persona es solo que la otra persona se vuelve parte de ti y de tú ser. -Pero el amor también lastima, dijo Abigail. -Sí, también lastima por eso es amor. -Entonces puedo pensar que eres masoquista. -Quizás, pero tengo la idea de que el verdadero amor acepta, es decir no puedes pretender ser feliz sin pagar el precio, pero sabes que es amor de verdad cuando no tienes porque, cualquiera que no sea la persona indicada te hará sufrir, la persona correcta no, es decir no es que piense que no habrán momentos tristes, es sólo que la persona indicada no permitirá que pase algo que te lastime, a menos que sea un sacrificio por amor,  porque solamente buscará lo mejor para la persona amada y es por eso  que es la correcta. ¡y yo creo que tú eres mi persona correcta!

Las mejillas de Abigail se sonrojaron por las palabras de Damian. –No te sonrojes, no lo digo para eso. -Sí, lo sé, es solo que no puedo evitarlo, es que… eres tan romántico Damian y tan diferente que me siento enserio dichosa por saber que te tengo junto a mí. -Créeme que me siento más dichoso yo por tener a mi lado Abigail ¿Me vas a acompañar esta noche a la inauguración de la feria ganadera? -No sabía que hoy iniciaba. -Sí lo siento olvidé por completo decirlo. -No te preocupes, pero sí, creo que será agradable ir. -Bien, paso por ti entonces. - ¡Claro! ¿A las 6:30 p.m. esta bien? -Excelente.

Cuando Abigail llegó a su casa no pudo evadir las preguntas tan curiosas que tenían para ella su tía Eva y Estefanía ambas se encontraban sumamente preocupadas por la visita que le realizó Abigail a Damian esa mañana.

—Calma, calma por favor, si se tranquilizan les prometo contarles todo, decía Abigail con una sonrisa mientras se sentaba en el sofá. -No omitas ningún detalle Abi que queremos saber todo, expresaba Estefania con un tono alegre que dejaba en descubierto la alegría que sentía al saber sobre la relación de Damian y su hermana.

La tarde se fue tan rápido, que cuando sintieron Damian ya estaba en la puerta así que Abigail solo salió para irse juntos. -Sabes que eres la mujer más bella que mis ojos han visto, dijo él con un tono enamoradizo. -Gracias, respondió Abigail eres muy lindo. - ¿Nos vamos? -Sí, vamos.

Durante toda la velada Damian siempre estuvo al pendiente de Abigail quien no dejo ni un solo momento de sonreír. - ¿Bailamos? -Te dijera que sí, pero no sé bailar. -Bien… eso no importa Abigail yo te enseño. -ja, ja, ja ¿En una noche? -Sí. -De acuerdo vamos, igual si se ríen de mí no lo podré notar y tendrás que pasar solo la vergüenza. -ja, ja, ja no se van a reír, no seas tan pesimista.

Las manos de Damian tomaron su posición correcta en el cuerpo de Abigail y tuvieron tanta suerte que la música cambio por completo su tono melódico, durante todo el tiempo que tuvieron pudieron bailar augustamente mientras Abigail reía por uno que otro error cometido durante la danza.

—¿Sabes que hay un centenar de mujeres aquí y tú las opacas a todas? -Por favor, creo que eso lo dices porque quieres halagarme. -No, ¡claro que no! Lo digo porque es la verdad, no acostumbro decir mentiras. -Enserio gracias Damian. -No tienes por qué agradecer. -Sí lo tengo, ¿acaso no te das cuenta de el gran hombre que eres? -la verdad que no, siempre pensé que era alto, pero nunca me imaginé que tanto, es más ni siquiera te llevo mucho tamaño. -Ja, ja, ja, no juegues conmigo, sabes a que me refiero. - ¿Quieres tomar algo? -Sí, sí me parece.

—Hola Damian, hola Abigail, dijo Laura quien se acercaba a saludar. -Hola Laura, te felicito por lo bien organizado que quedo todo, enserio te esforzaste mucho. -¡claro! Si no lo recuerdas Damian hice una promesa cuando me acerqué a ti para pedir colaboración. -Sí así es, y te felicito por cumplirla. -Gracias, me gustaría si puedes ¿me puedas acompañar en la pista de baile Damian? Preguntó Laura coqueteando.  -Gracias por la invitación Laura, pero me temo que no podré hacerlo. -¿Por qué? Preguntó Laura con un tono de descontento. -Abigail es mi novia, y me he propuesto conquistarla esta noche, sonrió Damian. 

-Paola

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