Capítulo XV

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- ¿Cómo es ella Damián? - ¿Quién Abigail? -Laura ¿Cómo es físicamente? - ¿Por qué quieres saber eso? -No lo sé, solamente siento la curiosidad. -Bien, es de tez blanca, pelo un poco rubio y ojos color gris. -Es muy bonita por lo que me describes. -Sí, puedo decir que sí. - ¿Por qué no la elegiste a ella? - ¿De qué hablas Abigail? -De que por lo que me dices suena que es una joven muy agradable. -Físicamente quizás ja, ja, ja. - ¿Por qué te ríes? -Porque es demasiado desesperante para mi gusto Abigail. - ¿y cuál es tú gusto? Siguió preguntando Abigail mientras se alejaban un poco de la gente. -Tú, tu eres mi gusto. -Estoy hablando enserio, pero gracias por el halago. -Lo digo enserio, es decir me gustan tus ojos color miel, me gusta tu tono de tez, de cabello, tú mirada, tu sonrisa… es que eres tan tú que no puedo o mejor dicho no sé cómo describirte, dijo Damian mientras acariciaba la mejilla de Abigail.

Ya hacía casi un mes que Damian y Abigail estaban juntos sentimentalmente, y para ese entonces Raymundo era un completo recuerdo, Damian había logrado entrar en el corazón de Abigail de una forma que ella nunca lo imaginó, se había esforzado tanto cada día que todo estaba dando fruto, aunque en el fondo a Abigail le parecía tan fácil todo que le daba miedo despertar de ese sueño tan maravilloso en el que vivía y que todo se desmoronara.

- ¡buenos días tía!  - ¡buenos días Abigail! ¿Puedo saber a qué se debe esa sonrisa tan mañanera? -Sí, Damian me va a llevar hoy a conocer a sus papás, ya sabes que no había tenido la oportunidad de hacerlo y no sé, me siento feliz por eso, aunque no puedo evadir los nervios. -verás que les caerás muy bien, has vuelto a ser la misma creo yo. -Sí, puedo decir que sí, incluso por momentos hasta olvido que soy ciega. -Abigail, Abigail, mamá quiere hablar contigo, dijo Estefanía mientras se acercaba para darle el teléfono a su hermana.

Al teléfono

<< -Hola mamá ¡qué gusto me da escucharte! -A mí también Abigail, ya hace tanto que no las veo que ya las extraño. -Sí, yo también a ustedes mamá. -Me contó Estefania sobre que las cosas con tú novio van muy bien. -Sí así es. - ¿Eres feliz? -Sí, lo soy y mucho, sonrió. -No te imaginas cuanto me alegro de saberlo y me da mucho gusto escucharte, te escuchas tan distinta a como cuando te fuiste. -Gracias mamá, había olvidado por completo el sentimiento tan hermoso que se siente al estar enamorada que… no lo sé me siento como una niña pequeña, además te cuento que hoy iré a su casa para conocer a sus papás. - ¿Cómo no los conoces aún? -No, no se encontraban en el pueblo, pero hace una semana volvieron y no se había dado la oportunidad hasta hoy. -Bueno si es así me alegro mucho por ti hija, así que no te interrumpo más para que te dé tiempo de estar muy bonita, no olvides que te quiero>>

Durante la comida en la casa de los Door todo fue sumamente agradable, don Martin y doña Leticia los padres de Damian se portaron con Abigail de una forma que la hizo sentir muy cómoda. -Estoy un poco confundida. -así ¿Y eso porque Abigail? -Siempre creí que el buen trato de Damian era herencia de don Rodolfo, pero ahora que los conozco me es difícil saber de quién heredo su carácter. -Es fácil replicó doña Leticia, te aseguro que el carácter de Damian fue únicamente herencia de mi suegra, su abuela Mary. -Me hubiese dado gusto conocerla. -Creo que a ella también le hubiera dado gusto conocerte jovencita, dijo don Rodolfo mientras le daba un sorbo a la sopa. -Mi madre era una mujer muy amable y galante, Damian heredo su forma, eso lo supimos desde que era pequeño. -Eso es cierto, mi nieto se parece a mí Mary, pero no deben olvidar indicar que el buen sentido del humor lo ha heredado de mí, menciono nuevamente don Rodolfo mientras seguía disfrutando de su sopa.

-Abigail me ha dicho Damian que la próxima semana será tu cumpleaños, expresó doña Leticia mientras ayudaba a recoger los platos de la mesa con ayuda de Damian. -Sí, así es. -Bien, no sé si tengas algo planeado, pero nos encantaría ¡claro si lo deseas! Poderte hacer una pequeña celebración acá en la casa, así sirve para que conozcas a algunos amigos que aún no conoces. -Es muy amable doña Leticia y créame que lo tendré en mente, pero tendría que hablarlo con mi tía Eva. -Si es tú único impedimento, si me lo permites me encantaría hablarlo con ella para poder ponernos de acuerdo. -Ni pienses en decirle que no Abigail, nunca le ganarás. Replicó don Martin con tono sonriente.

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