CAPÍTULO XLII

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Capitulo XLII

—¿Qué dices? —preguntó Abigaíl Atónita— ¿Cómo que un accidente tía?

Thomas inmediatamente sujeto a la pequeña Luz, al ver lo afectada que estaba Abigail por la notica y doña Eva al no saber que responder por  lo sorprendida que también estaba le entrego a Abigail la carta.

<< Agosto 15.

Apreciable señora Eva Ritz:

Perdone mi falta de respeto al no escribirle cordialmente como lo tiene merecido, pero tratare de ser lo más breve que se me sea posible.

Hace dos días exactamente recibimos la noticia de un accidente que sufrió mi nieto Damian Door; como será de su conocimiento su carrera de pianista le compromete a hacer diversar presentaciones en diferentes localidades, y según es de nuestro conocimiento cuando iba de camino para cumplir con una de sus obligaciones un camión envistió al vehiculo en el que viajaban, ocasionándole diferentes daños que gracias a Dios no llegarón a ser irreparables.

No quiero detallar las concecuencías de los daños porque aún no tengo ninguna noticia al respecto, sus padres han viajado para el hospital de la localidad en donde sucedió el accidente y espero poder tenerlas pronto o tener a mi nieto con paz y bien acá en el pueblo.

El motivo por el cual me tome el atrevimiento para escribirle es porque considero que su sobrina Abigial tiene el derecho de saber sobre lo ocurrido, y confió en su discreción para hacerle llegar la noticia de la mejor forma para evitar exaltaciones.

Adjunto le dejo la dirección del hospital en donde se encuentra internado para que puedan ir a visitarlo si tienen la intención de hacerlo.

Saludos cordiales,

Rodolfo Door.>>

Las manos de Abigail estaban frías, no podía creer y siquiera pensar en lo que había sucedido.

—Vaya confianza que le tiene el señor Rodolfo —sonrió Thomas— vea como esta de pálida la pobre de Abigail.

—No es momento de chistes Thomas —replico doña Eva— ten un poco más de respeto.

—Lo tengo doña Eva, créeme que lo tengo y pienso que sería correcto que Abigail vaya lo antes posible a visitar al joven Damian —agrego Thomas.

—¡Hoy es 18! —dijo Abigail perpleja— eso quiere decir que el accidente sucedió hace 5 días, llévame al hospital ahorita mismo Thomas por favor —suplicó Abigail con tono de desesperación.

El hospital se encontraba a 45 minutos aproximadamente de la ciudad, tiempo que fue desesperante para Abigail, sentía una opresión en el pecho muy fuerte, la carta de don Rodolfo no daba detalles más que solamente un aviso, su mente estaba trabajando mucho, tenía pensamientos de todo tipo, incluso hasta se imaginaba como había sido el accidente.

—¿Cómo estarás Damián? —se preguntaba— Thomas date prisa por favor.

—Voy lo más rápido que puedo Abigaíl.

—¡No lo vas!

—¡Claro que sí!

—¡Sí lo fueras ningún auto nos rebasaría! —siguió Abigaíl muy exaltada.

—Tranquilizate por favor —dijo Thomas tratando de ser pasivo— confía en que todo está bien.

—¿Y si no lo está? ¿Si él no está bien?

—De igual forma creo que tú estarás para él ¿O me equivoco?

Las palabras de Thomas lograron tranquilizar un momento a Abigaíl, no sus pensamientos pero si sus exaltaciones; en su mente seguía pendiente de la gravedad del accidente y seguía recordando lo que don Rodolfo decía en la carta.

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