Capítulo XLVI

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CAPITULO XLVI

—Te ves muy hermosa —decía Esteban acercándose a Abigail después de recogerla en casa de doña Eva.

—Gracias Esteban, eres muy amable.

—Puedo darte un pequeño obsequio que traje especialmente para ti —dijo él entregándole un ramo de rosas.

—Gracias— sonrió ella nuevamente, sin poder evitar recordar los detalles que Damian había tenido con ella.

—Nunca voy a ser él Abigail, espero lo tengas pendiente.

—Lo sé —suspiro— Esteban más creo que esta cita es un error tú sabes perfectamente que la acepte porque don Rodolfo y mi tía me insistieron, pero…

—Shhh, no digas nada —susurró— solamente permíteme demostrarte quien soy.

La mirada de Esteban era muy distinta a la de Damian en sus ojos había picardía, y una chispa que nunca vio en Damian, ambos eran tan distintos incluso hasta en la forma de caminar. No había ni un centímetro de comparación en ambos, así que, aunque lo dudó al principio acepto ir con él.

—¿Puedo saber a dónde iremos? —preguntó Abigail curioseando.

—Te llevaré a el único lugar más alegre que hay acá en el pueblo, te imaginarás que me ha costado mucho acostumbrarme a estar aquí.

—Me lo imagino

—No seas tan callada, sonríe, se más espontanea.

—¿Perdón?

—No, no lo tomes a mal, solamente me refiero a que trates de ser más tú, libérate de los estereotipos que tenemos en la sociedad que al final de todo no nos ayudan mucho que digamos.

—Sabes, creo que eres demasiado liberal para esta época.

—Y tú demasiado retrógrada para ser joven y muy bonita.

—¡Basta! —gritó Abigail muy sonriente.

—¿Qué pasa? ¿Qué son esos gritos? La gente pensará que te estoy haciendo algo.

—¿Acá es? —preguntó Abigail viendo a su alrededor.

—Sí, ¿Te gusta?

—A decir verdad, no mucho —levanto sus hombros.

—¿Has venido antes?

—No, nunca.

—Bueno entonces no puedes decir que no te gusta, si nunca has venido.

—Puedo decir que no me gusta porque veo que…

—¡Hey Abi! diviértete —interrumpió Esteban colocándose una mano en su bolsillo y con la otra invitándola a entrar.

—Esteban…

—¿Te vas a animar? O prefieres quedarte acá afuera a apreciar las estrellas.

Abigail guardo un momento silencio, para ella las estrellas eran muy importantes, formaban parte fundamental de su relación con Damian, ella lo sabía así que fue fácil recordarlo.

—Sí tan solo me conocieras un poco, supieras que me encantan las estrellas —dijo Abigail con voz suave.

—Lo siento no lo sabía, pero… Abigail a mí no me gustan las estrellas y enserio no quiero pretender ser alguien que no soy, y sé que este mundo, mi mundo no lo conoces y quiero invitarte a conocerlo, ¡claro si tú me lo permites!

—¡Te odio! —dijo Abigail con su tono sarcástico muy seria.

—¡Te odio también, pero de igual forma me encantas! —replicó Esteban muy sonriente.

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