Capítulo XXX

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CAPITULO XXX

Si tan solo Abigail se hubiese quedado un momento más, hubiese escuchado el final de la conversación y quizás esa idea tan absurda sembrada en su cabeza hubiese desaparecido.

—¿Por qué me dices todo esto Raúl?

—Tatiana te ama Damian, y si tan solo lo piensas ya estuviste con ella un tiempo y fueron felices.

—Pero yo no amo a Tatiana, Raúl discúlpame, pero esa es la diferencia ¡Yo amo a Abigail con todo mi ser! Y de lo más profundo de mi ser, y entiendo que quieras a tú hermana, pero ¿Serías feliz viéndola al lado de un hombre que no la ama? —dijo Damian dejando a Raúl solo en la oficina.

Raúl se quedó pensando en lo que Damian le había dicho, él sabía en su interior que todo era verdad y que sus excusas ante Abigail solamente eran tonterías sin importancia.

Raúl tiene razón —pensaba Abigail, sentada pasando su mano sobre el piano seguía dándole vueltas a la conversación que había escuchado, las personas estaban tan entretenidas que solamente Laura notó la melancolía de Abigail.

—¿Qué pasa Abi? —preguntó Laura sentándose a la par de ella— ¿Por qué estas así?

—No pasa nada Laura, no te preocupe solo estaba recordando una melodía.

—La melodía que te compuso Damian ¿Puede ser?

—Sí esa —respondió Abigail fingiendo que estaba bien.

—Laura perdona que te moleste, es que necesito ayuda en la cocina con algo —decía Matt interrumpiendo la conversación.

—Está bien Matt ahorita voy —dijo Laura volteándolo a ver— ahorita vuelvo Abi.

—De acuerdo —sonrió Abigail, quizás fue la risa más fingida que ya hace mucho tiempo no hacía.

—¡Amor allí estas! —dijo Damian mientras la abrazaba— te extrañe.

—Damian estoy un poco cansada y mi tía Eva con Estefania ya se fueron ¿Podrías llevarme a casa?

—¡Sí claro! Yo te llevo —respondió Damian extrañado, pero prefirió ser discreto y no preguntar.

—Gracias.

—¿No te vas a despedir de Laura?

—No, después le hablo.

De camino para su casa Abigail no pronuncio ni una sola palabra, a pesar de que Damian intento de muchas formas sacarle conversación o hacerla reír, él estaba tan asombrado por la actitud de Abigail, pero trataba de disimular, por momentos pensaba que quizá era aún por lo reciente de la muerte de su padre, pero su idea se desvaneció cuando llegaron a su casa y Abigail fue más fría que nunca.

—Me vas a decir ¿Qué te pasa? ¿Por qué estas así?

—No me pasa nada Damian, solamente estoy cansada ¡hablamos mañana! —exclamo ella con un tono indiferente, mientras que sentía morir por dentro.

—¡Abigail! —dijo Damian, ella simplemente siguió caminando guiándose por la ayuda de su bastón y lo ignoro por completo— ¡Esta bien amor nos vemos mañana! No olvides que te amo —susurro.

Doña Eva y Estefania ya estaban en sus cuartos por lo mismo no estuvieron allí para notar que Abigail estaba llorando, ya hacían muchas noches que el insomnio se apoderaba nuevamente de ella, su pensamiento estaba únicamente concentrado en las palabras de Raúl.

Es cierto, es cierto ¿Qué puedo ofrecerle a Damian yo? —pensaba mientras lloraba— te amo tanto Damian, pero no puedo hacerte esto, no puedo, no puedo, no puedo obligarte a dejar de ser tú, por mí.

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