Capítulo XIX

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—Permiso, ¡buenos días!
—¡Buenos días! ¬Se escuchó en coro por las voces únicamente femeninas de la casa.
—Mamá él es Damian.
—Mucho gusto, encantada de conocerlo — dijo doña Elia— mi hija me ha hablado mucho de usted que en verdad estoy encantada de su trato con Abigail.
¬—Créanme que el gusto es realmente mío —respondió Damian— yo también estaba muy entusiasmado por conocerla, aunque no le miento que también estaba nervioso; sonrió.
—Pero termine de entrar Damian, siéntese a tomar un café con nosotras —dijo doña Eva— póngase cómodo.
—Gracias, y bueno aprovechando me gustaría hacerles la invitación formal, aunque de antemano sabrán que ya están invitadas a la pequeña celebración que hemos organizado en mi casa especialmente para Abigail, aunque creo que doña Eva está mucho más enterada que yo de cómo será la actividad.
—Así es Damian no se preocupe, yo me encargo de llevar a todas a la hora correspondiente.
—¿Cuántos años tienes Damian? —preguntó Cecilia— te vez un poco joven.
—Ceci ven conmigo quiero mostrarte algo —dijo Estefania.
—Tengo 27 años Cecilia, mucho gusto en conocerte.
—Gracias, creí que eras más joven.
—Lamento decepcionarte entonces —sonrió Damian— ahora si me lo permiten me tengo que retirar tengo algunos asuntos pendientes en casa y quiero que todo esté perfectamente.

Doña Elia había quedado encantada con Damian y aunque fue muy poco tiempo el que compartieron y en el cual prácticamente no hablaron el solamente verlo le daba la tranquilidad de saber que sus intenciones con Abigail eran buenas.

El día se fue muy rápido que todas habían perdido la noción del tiempo por tan amenas platicas que estaban sosteniendo, doña Elia tenía mucho que contar, mientras que Estefanía, doña Eva y Abigail mucho que escuchar. Ya hacía mucho tiempo que no tenían la oportunidad de hablar tan augustamente, prácticamente desde que Estefania y Abigail se habían ido al pueblo. Así que cuando se dieron cuenta las agujas del reloj ya marcaban las 4:30 p.m. y ni siquiera habían almorzado.

—Tenemos que darnos prisa —Dijo doña Eva muy alborotada— he quedado con doña Leticia en estar muy puntual a las 6:00 p.m.
—Creo que se han esforzado demasiado tía, solamente por un cumpleaños —dijo Abigail muy calmada.
—Créeme que no, al contrario, me he sentido muy útil ayudando a la doña Leticia con los pequeños preparativos de todo y así mismo muy contenta por ver el aprecio tan amistoso que tiene para ti. 
—Dejen la charla y mejor váyanse a alistar, y tú Abigail recuerda que Damian quedo de pasar por ti a las 5:30 p.m. y bien lo conocerás que es muy puntual así que mejor date prisa —agregó Estefania.

Cuando llegaron a la fiesta los invitados aún comenzaban a llegar.
—Abigail, que gusto tenerte por acá enserio de todo corazón esperamos que esto que hemos preparado para ti, ¡claro con la ayuda de tú tía Eva! Sea de tu agrado —dijo doña Leticia saludando.
—En verdad no se hubiera molestado, y bien le presento a mi pequeña familia, a Estefania y a mi tía Eva ya las conocerá, pero también me gustaría conociera a mi madre Elia y a mi hermana menor Cecilia.

Abigail estaba muy extrañada ya tenían unos quince minutos que habían llegado y no habían señales de Damian por ninguna parte, ni siquiera prestaba atención a la conversación tan interesante sobre la ciudad que había iniciado doña Leticia con su mamá y tía.
—¡Feliz cumpleaños jovencita! —decía don Rodolfo— que alegre que estés de manteles largos y puedas compartirlos con nosotros.
—Gracias a ustedes don Rodolfo por ser tan especiales conmigo, y perdone tanta molestia.
—No te preocupes jovencita, ahora si me lo permites voy a tener que entrar a la casa porque he olvidado por completo tomar mi medicina, permiso.
—¡claro don Rodolfo! Y perdone la molestia, pero ¿Sabe dónde está Damian?
—¡Oh si claro! Fue al pueblo a recoger a Laura, según escuche venía para acá cuando pincho llanta y Damian fue a ayudarla.

Abigail sintió como un zumo de emociones recorría todo su cuerpo, no podía creer que Damian se hubiese ido con Laura el mismo día de su cumpleaños y no estar con ella como tendría que estarlo, su ánimo había cambiado por completo, pero prefirió hacer como si nada pasaba y mejor esperar la explicación de Damian. No quería enojarse con él otra vez y menos por ideas en su cabeza.

—Hola Abigail —dijo Raúl— ¡Feliz cumpleaños!
—Gracias Raúl, muy amable de tú parte venir.
—Quería presentarte a mi hermana Tatiana.
—Mucho gusto —dijo Tatiana— mi hermano me ha dicho que eres la novia de Damian.
—Sí así es, ¿Por qué la pregunta?
—No por nada, es solo curiosidad.
—Amor ya viene ¡qué preciosa te ves! —se escucharon las palabras de Damian— ta…ti…a…na ¿Qué haces aquí?
—Hola Damian, vine a acompañar a mi hermano ¿no te da gusto verme?
—Sí, si claro solo me sorprendí, ya hace mucho no te veía.
—Lo sé, lo sé, pero ahora estoy aquí ¿Qué celebramos?
—Es el cumpleaños de Abigail ¡mi novia! Tatiana.
—¡Oh lo siento entonces! Raúl no tenía planeado traerme, pero quería saludarte Damian y olvidé por completo preguntar cuál era la actividad, pensé que era algo más familiar —dijo Tatiana con un tono muy desagradable.
—No, no te preocupes de igual manera es familiar porque Abigail es parte de la familia, ahora si nos disculpan vamos a saludar a los invitados —dijo Damian.

Abigail noto la situación tan tensa entre Tatiana y Damian, pero prefirió no preguntar al respecto y pasarlo por alto. Pero no pudo hacer lo mismo con las dudas que tenía respecto a Laura.

—¿Me puedes explicar qué era lo que hacías con Laura?
—¿De qué hablas amor?
—¿Cómo que de que hablo? Cuando llegue me dijo tú abuelo que habías ido a ayudarla porque pincho llanta.
—Sí así es.
—Pero ¿por qué Damian? Tú sabes perfectamente que no me cae bien.
—Tranquila Abigail, ya sé, pero te prometo que no pasa nada, al contrario ella está saliendo con Matt.
—¿Con Matt? No lo sabía.
—¡exacto! Ahora mejor calla y acompáñame al lago que te tengo una sorpresa —dijo Damian mientras guiaba a Abigail a la orilla del lago.
—¡una sorpresa! ¿Qué sorpresa?
—Sí, pero no preguntes ya sabrás que es.

Damian se había esforzado mucho con el regalo de Abigail que todos los días en los que no llego a verla no fueron razón más que para preparar la sorpresa para su amada, un hermoso Labrador Retriever.

—¡Oh santo dios! Es un perro, gracias Damian —sonreía Abigail.
—No es sólo eso, es un amigo que te guiará cuando yo no esté cerca.
—¿De qué hablas?
—Es un perro guía amor, ¡Feliz cumple años mes! 
—Muchas gracias amor, enserio muchas gracias, ¡me encanta, me encanta!
—Laura me ayudo a conseguirlo
—Nos consto mucho encontrarlo Abigail —dijo Laura con su voz chillona.
—Laura fue quien se encargó de ayudarme a buscarlo, y traerlo especialmente para ti amor —dijo Damian mientras volteaba a ver que doña Leticia lo llamaba— si me permiten ahorita vuelvo.

—Enserio siento mucho las molestias que imagino te ocasione, pero no podíamos decir nada, comprendo que hayas sentidos celos Abigail por como fui al principio con Damian, pero créeme que todo eso es cosa del pasado, y ahora pienso que podríamos ser amigas.
—Discúlpame tú Laura, por ser grosera contigo y muchas gracias por ayudar a Damian con esto, pero no lo sé porque siempre me pareció que estabas interesada en mi novio.
—Y si así fue Abigail, pero tampoco soy de esas mujeres que van a estar con alguien que no las quiere, y Matt es un gran chico —dijo Laura con un tono más amable— Y con confianza te lo digo no es de mí que tienes que tener cuidado.
—¿De qué hablas?
—Que acabo de ver a Tatiana Castellanos por acá —continuo Laura.
—¿A qué te refieres? sigo sin entender.
—Tatiana es la ex de Damian ¿No lo sabías? Y si esta acá créeme que no es por ser amistosa. 

-Paola

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