Capítulo XXVII

3K 197 8
                                    

Capítulo XXVII

Damian y Abigail salieron a primera hora del día siguiente hacia el pueblo acompañados nuevamente por Estefania, que como su esposo ya no estaba no tenía ningún impedimento en ir y visitar a su tía Eva.

—Bien, mamá te llamamos en cuanto lleguemos —dijo Estefanía dándole un abrazo mientras que Abigail y Damian ya la esperaban dentro del auto.

—Ten mucho cuidado y por favor no se te olvide llamarme.

—No, claro que no se me olvida, te quiero.

El viaje era un poco largo, pero fue más largo que de costumbre a causa de reparación en la carretera, quizás los demoró unos cuantos 45 minutos.

—¡Al fin llegaron! —salió al encuentro doña Eva— ya me tenían con el alma en un hilo.

—Lo siento tía, pero el trafico estuvo terrible —dijo Estefanía muy agotada.

—¿Y Damián no va a pasar a la casa?
—preguntó doña Eva.

—Hola tía, y no, está un poco tarde para ver unos asuntos de la cafetería —dijo Abigail dirigiéndose a la cocina con ayuda de su bastón.

—Dail está en el patio por si quieres que te lo traiga —señalo doña Eva al ver que Abigail buscaba a su perrito.

—Gracias tía, sólo tomo agua y voy yo por él —dijo Abigail dándose prisa para ir— gracias por cuidarlo —sonrió.

—De nada ya sabes que quiero mucho a ese perro por bien portado.

Abigail salió lo más rápido que pudo para ir a ver a su perro, el cual inmediatamente respondió al primer llamado que ella le hizo.

—¡Hey acá estas! —decía Abigail acariciando la cabeza de Dail— te extrañe mucho perro loco ¿vamos al lago?

Dail movió la cola muy contento por ver a su dueña, y sin dudarlo solo espero que ella lo tomara por la correa después de ponérsela y encaminarla al lago.

—Sabes Dail, la primera vez que vine al lago vine con un sentimiento tan distinto al que tengo ahora, en ese entonces todo era obscuro y ahora increíblemente ya no, el no ver no me importa porque ahora estas aquí perro tonto, y también esta Damian, acá conocí al hombre más maravilloso que pudiera conocer.

—¿Hablas de mí? —preguntó Damian con una voz muy dulce, ya hace mucho se había acercado, pero Dail solo movió la cola, así que Abigail siquiera lo noto.

—Sí ¿De quién más? Nunca he conocido a nadie fastidioso por estos rumbos —sonrió Abigail.

—Te traje algo mujer de sonrisa hermosa.

—Así ¿qué es?

—Una rosa, no me alcanzo para un ramo —río Damian.

—Ja, ja, ja ¡estás loco! Además, dijiste que irías a la cafetería.

—Sí ya fui y todo está bien, solo que al parecer tendré que estar allí hasta en la noche así que no te voy a ver hasta mañana y pensé que quería verte ¡ya hace mucho no te veo! —río Damian nuevamente.

—¡Qué exagerado! Hace unos cuantos minutos porque siquiera va una hora me viniste a dejar acá.

—Sí lo sé, pero… te quería ver —dijo Damian dándole un beso a Abi y un abrazo— ¡Te amo Abigail!

—Yo te amo más Damian, gracias por existir.

Un salpicón que les dio Dail después de meterse al lago, interrumpió aquel momento.

—¿Qué te pasa Dail? Ya sé que tú también la quieres, pero puedes compartir —dijo Damian acariciando al perro.

Parecía que Dail entendía porque solo movió la cola en señal de afecto y se fue nuevamente a meter al lago, estaba jugando y quizás también quería compartir a Abigail.

—Ya sé fue —dijo Damian mientras le robaba otro beso a Abigail.

—¿sí sabes que eres el ladrón de besos que más quiero? —coqueteo Abigail.

—¡Ósea que hay más! ¡qué picardía la tuya!

—Para que veas —rieron.

—Bueno amor, me tengo que ir que dejé a Matt con todo, por cierto, dijo Laura que te enviaba saludos y que te esperaba mañana por allá.

—Te voy a extrañar mucho.

Damian acompaño a Abigail de regreso a casa de doña Eva para aprovechar un poquito más de la compañía de ella y solo le silbo a Dabi para que fuera con ellos de regreso; de toda esa tarde y noche hasta el siguiente día que se verían nuevamente, Abigail iría a la cafetería para ayudar, como lo había estado haciendo antes del viaje a la ciudad.

—¡Qué bueno que regresaste Abigail! Te extrañe como loca —decía Laura con su voz chillona, dándole un caluroso saludo.

Abigail era mucho más reservada como para contestar ese saludo tan emocionante así que solo rio y cambio de tema rápidamente preguntándole a Laura sobre cómo iba su relación con Matt.

No tenía ni dos horas de haber llegado a la cafetería cuando en eso llamo Estefania.

—Es para ti Abi —dijo Laura pasándole el teléfono— tu hermana —susurró al ver la cara de extrañada de su amiga.

<< Al teléfono

—¡Hola Estefanía!

—Abigail te tienes que venir ahorita mismo para la casa, Raymundo está aquí.

—¿Cómo? —preguntó Abigail atónita.

—Sí Abi, vente por favor

—No, ¡claro que no! Yo no quiero verlo, dile que se vaya.

—Papá murió Abigail, y al parecer él tiene información importante —dijo Estefania muy afectada.

—¿Qué paso? —preguntó Damian preocupado al ver a Abigail pasmada.

—Mi papá murió Damian y Raymundo está aquí.

Inmediatamente Damian abrazo a Abigail para demostrarle su apoyo, y no dijo palabra alguna, más que para decirle que se dieran prisa e irse luego.

—¿Qué tendrá que ver ese imbécil? —pensó.

-Paola

DE LO MÁS PROFUNDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora