CAPITULO XXXIX
—¡Hola Abigail! —dijo Thomas entrando a la oficina.
—¡Hola! —respondió Abigail el saludo con sorpresa— ¡me asustaste!
—¿Por qué? —preguntó Thomas sonriente.
—A veces olvido que ya regresaste.
—Ja, ja, ja a mí se me hace que más que eso estabas distraída ¿Puedo saber quién te envió las rosas?
—No seas entrometido, que seas el esposo de Estefania y mi único cuñado no te da derecho a hacer esas preguntas— bromeo Abigail.
—Contigo no se puede —río— solo venía a preguntarte si ya te ibas a ir para tu casa, porque pasé por aquí y pensé en ser un buen cuñado y llevarte.
—No aún no, no te preocupes yo me voy sola.
—Sabes que me recordaba que eras más delgado —dijo Abigail sonriente mientras se sentaba.
—Ya me voy, antes que me digas peores cosas —río Thomas.
El rostro se ilumino de sonrisas, Thomas era muy agradable y cordial por la misma razón tenía una excelente relación con Abigail, reían y bromeaban a tal punto que doña Elia les decía que más parecían hermanos que cuñados.
Pero a pesar de tratar de poner sus pensamientos en otros asuntos no podía evitar ver las rosas.
<<- ¡oh, Santo cielo! Mira el tamaño Estefania ¡son enormes!
—¿Qué dice cariño?
—¿Están lindas?
—¡sí Abi! Deja eso son de un color rojo intenso, están hermosas.
—Deberás que ese joven está seriamente interesado en ti cariño, no habría otra razón como para que un día antes viniera su abuelo a visitarte y la otra mañana un hermoso ramo de rosas
—Yo también pienso lo mismo Abigail, y no es que te esté queriendo llenar la cabeza de ideas como dices, pero ¿qué otra razón abría?
—Me puedes leer que dice la tarjetita Estefania por favor.
—Sí claro con mucho gusto, haber dice:
<<lamento no incomodarte con este pequeño detalle, pero no me pude evitar imaginar tu rostro al recibirlo.
Recuerda que te estoy esperando, con amor Damian>>
—¿Serían igual de hermosas que estas flores las que me enviaste? —se preguntaba Abigail, recordando la ocasión en la que un ramo de rosas rojas llego a su casa.
Esa vez únicamente se había quedado con la descripción que su tía y Estefania le dieron, pero en esa ocasión todo era distinto, ella podía ver el color tan hermoso del ramo. Pero, aunque le alagaba mucho y aquel extraño se había apoderado de su mente por buen rato, en su corazón anhelaba pensar o al menos imaginar que igual de hermosas que ese ramo era el que en alguna ocasión había enviado Damian.
—¡Cómo te amo Damian! —suspiró— Te amo tanto, y quisiera estar feliz por tu felicidad, pero es que… yo te hubiera querido solito para mí.
Un toc, toc en la puerta interrumpió los pensamientos de Abigail quien al ver el reloj noto lo tarde que era, ¡había perdido la noción del tiempo y gracias a que alguien tocaba pudo darse cuenta! La academia ya estaba vacía.
—Seguramente no me quisieron interrumpir —pensó Abigail mientras seguía caminando hacía la puerta.
Cuando la abrió la gran sorpresa fue ver que aquel joven extraño estaba nuevamente parado allí. Él Extendió la mano para entregarle un sobre sin decir una sola palabra, pero tenía una sonrisa de oreja a oreja que contagio a Abigail.
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DE LO MÁS PROFUNDO
Romance*Sin editar Hay una línea muy delgada en lo que pudo ser y lo que será. Abigail es una mujer joven que ha pasado la peor desilusión de su vida luego que su prometido la engañara a pocos días antes de su boda, y pareciendo que la vida se ensañó con e...