Capítulo XXIII

3.2K 202 10
                                    

—Abigail, Damian te está esperando —dijo doña Eva— voy a esperarte con él afuera.

—Sí, si gracias dile que no tardo mucho
—señalo Abigail—igual anoche me bañe así que solo me cambio y estoy lista.

Abigail no podía creer lo que había soñado, estaba consciente que todo había sido un sueño y también que la llamada de Raymundo había sido real, pero en su interior sabía que sus sentimientos pertenecían a su presente junto con Damian y no a su pasado junto a Raymundo.

Unos pantalones de lona ajustados color negro, con una blusa blanca manga larga, zapatillas color rojo y un sudadero del mismo color, fueron su vestimenta ese día, dejo su pelo suelto como le era costumbre y se dispuso a irse a la cafetería con Damian.

Todo el día paso más callada de lo normal, Damian ya conocía el carácter introvertido de Abigail pero no paso por alto la exageración de ese día en la falta de plática con su novia.

—Abi ¿Estas bien amor? —preguntó Damian.

—Sí, eso creo.

—Sabes que puedes contarme lo que pasa.

—hablamos luego si, la cafetería está muy llena por lo que escucho y sería mejor si lo platicamos luego.

—No ¿Cómo que luego? Vamos a hablar ahorita tu sabes que eres lo más importante y además acá tengo a Matt, Laura y Diego para que me ayuden.

—¿Recuerdas que nunca he querido contarte sobre lo que paso antes que perdiera la vista?

—Sí, pero tampoco he tenido interés en
saberlo o presionarte para que me lo cuentes.

—Lo sé y hoy quiero contártelo, pero no acá ¿Vamos a otro lado?

—Sí está bien, solo le digo a Matt que vamos a salir ¿sí?

—Sí amor acá te espero… ¡Damian te amo! —dijo Abigail con una mirada cabizbaja.

—¡yo también mi amor! Ahorita regreso.

Damian se encargó de llevar a Abigail a un lugar en el cual se sintiera realmente cómoda y ese lugar era el sótano de su casa, ya muchos días atrás habían ido y a Abigail le resultaba realmente agradable.

—Gracias por traerme acá Damian.

—¿Me va a decir que te pasa?

—Hace tres atrás tuve una de las relaciones más hermosas que pude haber imaginado, la tuve con un hombre al que conocía desde pequeña, primero fuimos amigos hasta que nos volvimos novios, no te voy a engañar Damian, él fue mi primer amor y lo amaba —dijo Abigail mientras se sentaba en un sofá con un tono melancólico— fue una relación muy formal al punto que estuvimos a punto de casarnos y me engaño unos pocos días antes de la boda, después me quede ciega, pero eso ya sabes cómo sucedió.

—Abigail no tienes por qué contarme, si no quieres.

—Pero quiero Damian quiero que lo sepas, porque es importante que conozcas sobre mí de la misma forma que te conozco yo a ti.

—Y te conozco amor, y amo como eres, no me importa nada de lo que viviste a menos que eso aun sea parte importante en tu vida.

—Ayer me llamo Raymundo, el hombre que me dejo plantada.

—¿Y eso te ocasiona alguna emoción? —preguntó Damian mientras sus ojos verdes se llenaban de miedo por la respuesta que podría recibir de Abigail.

—Sí, y por eso te lo quiero contar, Damian yo deje un capitulo abierto con él, que nunca cerré hasta que tú llegaste a mi vida y ahora me da duda el saber porque llama, aunque sé que no debería importarme, pero…

—¿Aún sientes algo por él Abigail?

—No Damian, yo te amo a ti y de eso no tengo dudas es solo que sentí feo con que llamará.

—Bien, si es así te comprendo perfectamente, porque a mí me paso lo mismo con Tatiana cuando volvió, entiendo que es un ciclo que aún no has cerrado y si quisieras hacerlo en algún momento ten presente que cuentas con mi apoyo; pero ahora cambiemos de tema y mejor dime si iremos mañana a la ciudad para que Raúl te revisé, recuerda que ya habíamos quedado hace tiempo en que comenzaríamos a ir al doctor y hasta hoy, nada de nada.

—Sí, está bien, mañana mismo comenzamos con lo del doctor, pero Damian respóndeme una duda… ¿Cómo eres realmente?

—¿Cómo soy de qué?

—Tú físico ¿Cómo es?

—Ya hemos hablado de eso Abigail —dijo Damian mientras se sentaba a su lado y abrazaba a Abi— ya te dije que soy como tú me imaginas, porque me imaginas con los ojos del alma.

—¿y no te molesta si te imagino distinto?

—No, porque sería la descripción más sincera que podría tener sobre como soy o como luzco ¿dime como me imaginas?

—Te imagino con unos ojos marrones grandes, pelo castaño parecido al mío, alto, con buen cuerpo, aunque eso lo imagino por lo que toco, con unos labios color rosa que cada vez que los pruebo son deliciosos, alto y nariz respingada. — dijo Abigail con un suspiro.

Damian solamente sonrió mientras continuaba abrazándola. Abigail se lo imaginaba muy guapo, pero no tenía ni la menor idea que sus palabras o su imaginación se quedaba corta a la verdadera belleza de su físico. Damian claro y tenía los ojos grandes, pero color verde y no marrones, también era alto, y tenía un buen cuerpo, pero sus facciones le daban un parecer verdaderamente atractivo de tal modo que, si Abigail lo hubiera podido ver, hubiese pasado todos sus días celosa por las miradas que provocaba su novio.

Pero él solo tenía ojos para ella y eso nadie lo podía cambiar.

-Paola

DE LO MÁS PROFUNDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora