CAPÍTULO XLI

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CAPITULO XLI

<<—Preferiría no decir nada al respecto de acuerdo a mi nombre, creo que si lo sabes te reirías y no acostumbro hablar de más con una extraña, sin embargo, estoy consciente que he sido yo el que con mi insistencia he despertado en ti la curiosidad de saberlo por lo mismo me encantaría saber si ¿Te gustaría salir a cenar con un mudo?

Debes estar consciente que cualquier comunicación conmigo irá fuera de lo que imagino estas acostumbrada, así que piensa muy bien tú respuesta>>

Abigail termino de leer aquella pequeña carta, aunque en realidad ya no lo era, porque su escritura era simple, pero era eso precisamente lo que a ella le encantaba.

—Dile que sí Abigail —decía Andrea muy emocionada— ve a comer con él, ¿Qué puedes perder?

—No lo sé Andrea, es que…

—Es que nada —interrumpía nuevamente Andrea— como ya te dije ¿Qué puedes perder diciendo que sí? quizás esta sea la historia más hermosa que puedas tener y no se la podrás contar a tus nietos por miedosa

—La historia más hermosa de mi vida ya la tuve Andrea, con un hombre que se llama Damian y no creo que la vaya a tener con un tipo que ni siquiera sé cómo se llama.

—Nunca lo sabrás si no lo averiguas —termino Andrea.

Abigail se quedó pensando en aquella invitación, y después de darle muchas vueltas al asunto, se decidió por no aceptar.

<<Lamento mucho decirle que no puedo aceptar su invitación, porque considero que es una persona muy tierna, galante y sobre todo atractivo, el porqué de mi respuesta no se la pretendo dar, pero solamente quería agradecerle por tomarse tan hermosos gestos con mi persona, sin aún conocernos realmente>>

Aquellas letras fueron escritas con mucha determinación por Abigail, estaba segura de lo que escribía hasta que en el mismo momento en el que se disponía colocar la carta en el buzón se arrepintió.

Las 6:00 p.m. se llegaron, y para sorpresa también de Damian no encontró ninguna carta con la respuesta, pero si a una Abigail parada a esperas de aquel extraño.

—Sé que no puede hablar, pero me invito a cenar y solamente quiero decirle que he aceptado su invitación, eso sí, teniendo una sola condición que es, que sea hoy.

Damian solamente sonrió sin decir ninguna palabra, no quería que la emoción que sentía echaran a perder todo y se diera por descubierto, él sabía que si Abigail escuchaba su voz lo reconocería y tenía miedo de que eso pasara, no quería enfrentarse a la idea de perderla nuevamente.

Así que solamente con un ligero saludo extendió su brazo y la invito a caminar.

—¿A dónde iremos? —preguntó Abigail.

Damian solamente la volteo a ver y con una pequeña sonrisa le dio a enterder que todo estaría bien. Él la condujo a su vehiculo que estaba estacionado a unas cuantas cuadras de la academia, condujo por unos cuarenta y cinco minutos alejándose de la ciudad.

Abigail guardo silencio durante todo el tiempo, sabía que no podía pretender tener una conversación con aquél extraño, un extraño que la hacia sentir tan cálida.

Ese día el clima en la ciudad estaba templado con un ligero frio, pero el alejarse un poco lograba que el frio penetrara un poco más. 

Damian se había percatado de llevarla a un pequeño parque ecologio que se encontraba cerca, Abigail ya había ido allí unas cuantas veces.

—Tengo una sola pregunta —dijo Abigail— ¿Cómo se supone será esta cita si no hay palabras?

Damian solamente la observo y siguiendo con su cálida sonrisa, saco de su bolsillo unas cartillas de papel y un bolígrafo entregándoselo a Abigail, tomo uno y ligeramente escribió.

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