Abigail se quedó paralizada al teléfono y sin decir una sola palabra colgó y se sentó en el sofá un poco exaltada.
—¡Abigail, Abigail! —dijo doña Eva— ¿Qué sucedió?
—Ya sé quien estuvo hostigando al teléfono.
—Así ¿quién? —pregunto doña Eva extrañada.
—¡Raymundo! Ahorita que fuiste al baño llamaron y conteste y me dijo que era él.
—En verdad que ese hombre no tiene ningún descaro ¿Qué hace llamando después de tanto tiempo?
—No lo sé, pero por favor si vuelve a llamar no me lo pases, no quiero hablar con él.
—¿Se lo vas a contar a Damian?
—No, no creo que sea importante para él saberlo, además estamos tan bien que no quiero darle más importancia al asunto y mucho menos preocuparlo, suficiente tenemos con Tatiana, Raymundo es pasado y allí se tiene que quedar.
—¿Te afectó que llamara cierto?
—¿Cómo no hacerlo tía? Llama justo cuando me siento la persona más feliz del mundo, y aunque tan solo estuviera llamando para disculparse tú sabes cuánto tiempo espere a que lo hiciera; pero no pienso seguir hablando más sobre el asunto, descansa sí, te quiero tía.
Doña Eva se quedó sentada en el sofá viendo como Abigail se alejaba de su lado, ella sabía perfectamente que la llamada de Raymundo podría generar problemas en las emociones de Abigail, porque después que la relación había terminado, su sobrina nunca había cerrado el capítulo hasta que se encontró a Damian.
<< Un toc, toc se escuchó en la puerta a
primera hora del siguiente día.—¡Abigail puedes ver quien es! —dijo doña Eva con voz fuerte que atravesaba toda la casa desde el tendedero en donde estaba.
—¡Sí yo voy!
—¡Hola buenos días! —se escuchó la voz de un hombre
—¡ahorita voy! —decía Abigail mientras terminaba de cruzar la sala.
El abrir de la puerta dejo ver a un hombre blanco, pelo y ojos color negro, alto y su cuerpo reflejaba que se tomaba el gimnasio muy enserio. Si tan solo Abigail lo hubiese visto, hubiera cerrado la puerta en su cara al ver que aquel hombre sumamente guapo era Raymundo.
Él la observo en silencio unos cuantos segundos, Abigail era de estatura mediana, pero parecía pequeña para el tamaño que le llevaba, trigueña, ojos marrones y pelo largo castaño.
—¡buenos días! ¿en qué le puedo ayudar?
—¡Abigail, soy yo!
—¿Ray…mun…do? ¿Qué haces aquí?
—preguntó Abigail muy exaltada.—Necesito que hablemos mi corazón —dijo Raymundo con un timbre de voz que demostraba arrepentimiento.
—Puedo saber ¿qué hace en mi casa? —dijo doña Eva dejando ver su mirada molesta.
—Perdone doña Eva, pero necesito hablar con su sobrina.
—Usted no tiene nada que hacer, acá en mi casa y mucho menos buscando a mi sobrina —continuo doña Eva con su timbre de voz muy molesto— ¿Acaso no se le hace demasiado tarde?
—Yo sé, que cometí muchos errores, pero créame que necesito hablar con Abigail por favor.
—¡por favor nada! ¡lárguese de mi casa!
—gritó doña Eva.—Déjeme hablar con él tía —Se escucharon las palabras de Abigail.
—¿Qué dices, acaso estás loca?
—No, no, no lo estoy, pero estoy segura que Raymundo no se irá, así que por favor tía.
—Pero…
—¡por favor tía!
—Está bien Abigail, pero usted Raymundo más le vale que después se vaya de mi casa, porque yo no lo quiero ver por acá —dijo doña Eva muy molesta.
Raymundo quiso ayudar a Abigail a bajar las gradas que había del pórtico a la grama, pero se sorprendió al ver que ella ya era autosuficiente y podía sola.
—Me sorprende ver cómo has cambiado
—dijo Raymundo mientras seguían caminando en dirección al lago.—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Abigail dejando ver su descontento.
—Necesito pedirte perdón Abigail —dijo Raymundo pausando la caminata y tomándola de la mano.
—¿Por qué ahora? —cuestionó Abigail mientras se soltaba de Raymundo.
—¿Por qué no tenía el valor de venir? En verdad Abigail necesito que me perdones por todo el daño que te he causado.
—ya no tiene importancia, ahora si en verdad lo sientes y estas arrepentido me harías muy feliz si te vas y ya no vuelves nunca más. —dijo Abigail manteniendo su timbre de voz firme.
—No puedo Abigail.
—¿Por qué no?
—Porque quiero recuperarte —señaló Raymundo tomándola nuevamente de la mano— te amo Abigail y nunca te he olvidado.
El cuerpo de Abigail se llenó de muchas emociones inexplicables, quedándose perpleja sin mencionar una sola palabra, Raymundo aprovecho la situación y se acercó muy suavemente a ella dirigiéndose a sus labios ¡estaba a punto de besarla!>>
—¡Abigail, Abigail despierta! Ya son las nueve de la mañana y Damian está esperándote. —dijo doña Eva sacudiendo a su sobrina.
Abigail despertó exaltada y confundida ¡todo aquello había sido un sueño!
-Paola
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DE LO MÁS PROFUNDO
Romance*Sin editar Hay una línea muy delgada en lo que pudo ser y lo que será. Abigail es una mujer joven que ha pasado la peor desilusión de su vida luego que su prometido la engañara a pocos días antes de su boda, y pareciendo que la vida se ensañó con e...