06:08 a.mUno.
Otro.Y así se desquitaba toda la madrugada.
Escuchaba el llanto del bebé y los gritos de mi marido.
Perdí la cuenta, como todas las otras veces. Ya tenía el rostro adormecido y el sabor a sangre dentro de mi boca.
Sabía que cada domingo por la mañana era así: Él volvía de su trasnoche bebido a más no poder, entraba al cuarto y me tomaba bruscamente en busca de placer. De allí podía ceder o me podía oponer, pero de las dos formas terminaba de esta manera, un desastre.
Uno más, fue en el ojo, dolía mucho, pero no podía demostrarlo, o él se enojaría. Más que ahora, y no quería aquello.
Pero si no era yo, sería mi hijo. Era lo más preciado que tenía, era mi todo. No dejaría que lo tocara...
Era golpeada por mi esposo, y él aun así decía que me amaba, y yo sabia que él siempre había estado ahí para mi. Pero todo tenía su precio; tenía que alimentarlo, que asearlo todos los días, vestirlo y perfumarlo, además de serle fiel y complacerlo en todo. O si no... Sería peor que hoy.
Me encontraba tirada en el piso, tenía adormecido todo el cuerpo, pronto me saldrían moretones y no iba a poder salir a comprar para que estuviera contento y conforme. ¿Cómo me amará si no le sirvo? Ya no me querrá y quedaré destrozada.
-Debes amarme, ¿Entendiste? ¡A mi, sólo a mi!. ¿Acaso estás con otro? ¿Te fuiste de prostituta mientras estaba con mis amigos?- me gritaba mientras me levantaba del suelo y me samarreaba, para al fin estrellarme contra el muro de concreto- Te daré un castigo para la otra vez, para que entiendas que sólo debes tener ojos para mi, ¿ENTENDISTE? ¿o quieres una demostración de lo peor que puedo hacerte?- me miró, echo furia. Solo negué sin parar con la cabeza- RESPÓNDEME.- antes de que lo hiciera, él tiró algo del mueble más cercano, para así salir del cuarto y dirigirse al final del pasillo.
Oh no, al final del pasillo.
-¡No! ¡Al bebé no!- corrí lo más veloz que pude. Me costaba mucho ya que tenía un dolor intenso en todo el cuerpo.
Y se me rompió el corazón cuando vi aquello. Tenía tomado al bebe de los hombros y lo movía descontroladamente, no se daba cuenta de lo que hacia, de lo malo que había hecho de hace tanto tiempo. Mi hijo ya no lloraba, no había expresión en su rostro, no tenía sus bellos ojos abiertos, ni vida en su cuerpo, ya no se movía.
Él ya no respiraba, mi esposo había matado a mi bebe, y a mí. Y a mí junto con toda mi vida, junto a mis cercanos, a mis pasatiempos, mis actitudes, mi opinión, mi felicidad. Al bello rostro que cuidé desde que lo tenia dentro mío. Y que me alegraba de toda esta mierda.
Lo tiró a la cuna y giró hacia mí, llorando.
-¿Ves lo que haces? Haz matado a nuestro hijo- me miró.
- ¡Tu lo haz hecho! ¡Eres un asesino, un estúpido e imbécil! ¡Quiero que te vayas de aquí, no nos hagas más daño!- grité tirándome al suelo, ya sin fuerzas para salir de aquel lugar por cuenta propia.
- ¿Te has revelado?- me miraba cambiando su actitud a una brusquedad inmensa- ¡Haz sido tú la zorra que ha ocasionado todo esto!. ¡Y sin mí no serías nada, yo te doy amor, te di a nuestro preciado hijo, te doy todo para que seas feliz!- se acercó y me tomó del cabello y me levantó junto con este.- ¡Siempre arruinas todo mujer!.
Sentía como se me caían los cabellos al son de la brusquedad de mi marido, que me zamarreó sin descanso, hasta que me tiró al piso, choqué con la punta de un mueble y veía sangre correr, como todo se desvanecia. Como los ruidos eran mas lejanos y como mi corazón dejaba de latir. Todo se nublaba...
Y me di cuenta de todo. Sí, yo era la culpable, pero no por no servirle o por no ser su mejor sumisa. Si no por seguir aún con él, tras 4 años sigo a su lado, y ese a sido mi grave error, el aguantar todo; cada grito, cada golpe, cada crítica.
Siento, derrepente, que el sueño absoluto que sentía hace unos segundos va desapareciendo. Que ya no siento dolor en ninguna parte de mi cuerpo, solo escucho un llanto, sin reconocer de quién es y de dónde viene. Empiezo a tomar control de mi cuerpo, y de un momento a otro logro abrir mis párpados.
Reconozco este lugar, es mi cuarto, esta oscuro, suponiendo que esta anocheciendo.
Supe que era yo la que lloraba. Por el sueño debe ser, pensé.
- Cariño- escucho como alguien susurró- cariño- no logro reconocer de dónde es- hey, amor.- y al enfocar mejor el cuarto, me doy cuenta que es mi esposo. Me sobresalté.
11:46 p.m
Vi la hora, siempre se iba en estos momentos a beber con sus amigos.
Soñolenta le pregunto si pasaba algo.
-No, nada, te avisaba que me iría.- dijo, me beso en la frente como todos los domingos, y se fue. Sin darse cuenta de mis ojos hinchados por las lágrimas.
Hasta que se cerró la puerta principal no me había levantado, pero cuando la escuché lo hice rapidamente.
Se sentía en el ambiente sólo mi agitada respiración y las ropas que guardaba en una gran maleta. Cogí lo más importante.
Fui al final del pasillo a ver a mi hijo durmiendo, respirar tan tranquilamente. Fue una pesadilla, me decía a mi misma, y que mi hijo estaba vivo, que me devolvía la vida, que nunca se iría de mi lado. Lo tomé en mis brazos y salí de casa, junto al gran bolso de ropas.
Y me fui, sin remordimiento, sin culpas. Porque no lo haría, no cometería el error de mi sueño, no sería parte del funeral. De mi funeral.
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Abre los ojos, Pega un grito
Short StoryRelatos de una alma egoísta. No lo leas si no quieres abrir los ojos y gritar cuanto puedas. HISTORIA PAUSADA. *Cada historia es únicamente mía, no robar ni plagiar. Gracias.*