59.- Prófugo.

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Saqué llaves, teléfono y dinero. Me puse el abrigo con capucha y los botines, e hicieron lo que quería conseguir, esconderme entre las personas, y de ellos.

Salí de allí y caminé por la acera, a oscuras. Era de madrugada, y era la mejor hora para que nadie me viera.

Era prófugo, sí. Pero era justificable, querían matarme. No tenía miedo, en cambio, ellos sí. Tenía algo que los humanos comúnes no, por algo me perseguían. Me querían muerto.

Llegué a la esquina, y sentí que detrás de mi iban caminando dos personas, un hombre y una mujer de raza negra. Al igual que yo.

Seguí caminando y giré a la derecha. Ellos igual.

Saqué mi teléfono y marqué a mamá. Me apareció buzón de voz.

- Ma ¿Por qué no contestas? Maldita sea, sólo te digo que desde ya al escuchar esto, apages el jodido celular, me tienen. Dame por muerto- giré nuevamente a la derecha, al igual que la pareja, que intentaban conversar de algo coherente que yo pudiera escuchar, para no entrar en sospechas.- Coje tus cosas tan pronto escuches esto, y escapa. Saben en donde estoy, al igual que de donde te encuentras tú. Te quiero, hasta nunca.

Corté y miré a mi alrededor. La gente pasaba sin ver mi final, sin saber que "ellos" eligieron estos momentos para terminar conmigo. Las personas no sabían los secretos que sabía yo, aún no averiguan que hay más de los míos y que ellos los buscan para eliminarlos.

Giré nuevamente, derecha. Ellos igual. Todo fue muy rápido, sabían que yo sabía. Comencé a correr siendo perseguidos por ellos. La gente se dió cuenta y comenzó a abrirles paso.

Había caminado en círculo, era notorio que ellos eras "ellos". Que me seguían para que desapareciese.

- Policía, ¡Deténgase!- alzaron la voz. Personas me encerraron, cavaron mi propia tumba sin saber si había cometido delito alguno.

- ¡No, suéltenme! ¡El saber me condena, el pensar me envenena en este mundo! Déjenme, yo sólo sé que el pueblo tiene poder y ustedes los controlan para que no se desaten, uste- me golpearon con un objeto contundente- ¡No! No me esclavizaré a esto.- otro golpe.- no soy un títere, no soy el únic- golpes. Cada vez mi voz se apagaba- libertad, hermanos, ¡Eso es lo que el pueblo necesita!- me dormía con cada golpe que me daban.

No debí haber girado a la derecha, no debí haber sospechado, no debí haber salido de casa... No debí haber sabido la verdad de todo. Esto es lo que pasa, esto es lo que ocultan...

Abre los ojos, Pega un gritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora