56.- Lo que te faltó.

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Intento sonreír. Mamá siempre me enseñó a mostrar una bonita cara, a pesar de las molestias, la envidia, el veneno y los celos.

Tú siempre me mostrabas aquello, siempre me querías hacer sentir mal. Eras mi amiga, ¿Por qué lo hacías igualmente? Me hacías más fuerte, pero no invensible. Eso lo sabías, lo tenías más que claro.

¿Cómo aún no te das cuenta en el tipo de persona en la que te has convertido? Es más, ¿Por qué no te has mirado al espejo para darte cuenta que siempre en toda tu podrida existencia, has actuado de la misma forma?

Intento hacer algo bien, por mí, y tú rompes mis expectativas, mis ganas, y mis apoyos.

Estoy molesta, herida. Me miras con desprecio, con asco, con envidia.

Lo que tengo lo haces ver que no lo merezco, que soy muy poco para tanto, para ser feliz.

Te di todo y más de lo pude tener, entendí y aguanté tus molestias y tu amistad que me hizo pedazos, que me hizo sentir una mierda.

Pero más que eso fueron tus actitudes y tus pensamientos infantiles que hasta el día de hoy están impregnados en ti. Tu rutina y tus celos terminaron conmigo, con nuestra amistad que únicamente yo intentaba sembrar.

Podrás lamentarte toda la vida de que yo estuviera a tu lado, pero tú para mí serás una gota más de la tormenta. Yo seguiré intentando caminar, pero tú te estancarás en el veneno de tu sangre.

Intento sonreír, estoy destruida y ahora me alejo de las personas para no salir afectada. Pero mamá siempre me enseñó que debo mostrar buena cara. Tu mamá nunca te enseñó algún buen consejo para no sufrir siendo infeliz, venenosa y celosa. Eso es lo que te faltó.

Abre los ojos, Pega un gritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora