20.- Chico muerto.

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Despierto por los ruidos del primer piso de mi casa. Me sobresalto un tanto al escuchar gritos de mamá.

Bajo cuidadosamente al estar descalza y ver desde las escalas los pedazos de loza en el piso. Mamá lloraba mucho, papá también estaba con ella, y asombrosamente en su mismo estado.

-Despertarás a los niños, Carola- trataba de tranquilizarla papá.

-¿Y crees que eso es importante? te aseguro que han de estar igual que nosotros, por favor, no seas tan duro, suelta lo mal que te sientes...- decía en lágrimas su esposa. Papá se apoyó en la pared con su palma, y con la otra mano se tomó el puente de la nariz, aguantando las lágrimas silenciosamente.

-No puedo creerlo, he tratado de estar lo más sereno posible, pero duele tanto tener que callarme frente a los niños...- respiró un segundo- ¿Carola? ¿M-me harías un f-favor?- le dijo él derrepente, con hipos. Mamá asintió-¿Me darías de esos abrazos que nos daba siempre?- y rompió en llanto, al igual que mamá.

¿Qué estaba pasando aquí? ¿De qué no estaba enterado?

Subí rápidamente al ver que ellos se dirigían hacia las escaleras. Me fui a la cama y me hice el dormido. Recién eran las 5:15 am.

Los escuché al caminar por el pasillo, y conversaban de algo de que debían irse a una parte, y que retirarían a mis hermanos del colegio para asistir.

Y yo, aún no entendía nada.

Al rato me quedé en cama sumido en el sueño por el cansancio, hasta que sonó el despertador. Era viernes y sería un "buen día". Me vestí y caminé hacia la puerta principal, no tenía hambre en lo absoluto. En el comedor vi a mis dos hermanos... Estaban peor que mamá, ojerosos y con los ojos rojos, temblaban y se reusaban a desayunar. Me acerqué y abracé a Jess, mi hermano menor, de tan sólo 6 años. No logré rodearlo con mis brazos, se alejó sin mirarme y lloró, diciendo que tenía frío y quería quedarse en casa, todo el día en mi cama.

Sentí un vacío, cuando iba a mi cuarto era porque estaba muy mal, a él le gustaba hablarme, y yo lograba que volviera a ser un chico feliz, como siempre debería ser. Pero ya no tenía tiempo, ya debía salir hacia la escuela, ya que entraba antes que ellos. Y como siempre que salía atrasado, gritaba un " Me voy, abrazos" y me iba corriendo...

Y al pasar el tiempo, me di cuenta de las cosas. Y en serio, creo que explotaría en cualquier momento si nadie me contaba lo que ocurría.

Mis compañeros andaban con los mismos ánimos que mi familia. Pasaba entre ellos y trataba de que me respondieran el qué mierda pasaba, pero no me ponían atención y me estaba carcomiendo todo esto. No recuerdo que haya pasado algo malo... Bueno, en realidad no recuerdo nada desde la noche.

Me senté en mi puesto, esperando la clase, pero en cambio al llegar el profesor un compañero pasó al frente y comenzó a hablarnos. Era mi mejor amigo.

- Bueno chicos... Y- yo...- suspiró agotado- Ya sabrán lo que ha ocurrido. Él tuvo un accidente ayer en la tarde, y lamentablemente no sobrevivió- se escucharon voces en modo sorpresa y tristeza. Yo sólo quería poner atención.- y estoy tan apenado... Porque yo iba con él- suspiró más pesado, tratando de no soltar lágrimas- y... No pude hacer nada para ayudarlo. Y si ahora me estás escuchando compañero, eligiría haber tenido yo aquel accidente; Que tu bella familia no haya sufrido y que no me extrañaran tanto como te extrañaremos nosotros... Yo.- lagrimeo- Tom...- me llamó- nadie será mejor que tú, y odio con mi vida al hijo de puta que cruzó con luz roja. Perdón, de verdad perdón.- y salió rápidamente del salón. Me levanté del asiento, haciendo que mis compañeros por fin tomaran atención en mis actos, salí igualmente.

Y seguí a mi amigo.

Mientras trataba de ver en dónde estaba, me pasaban imágenes en la mente. ¿Yo haber estado en un accidente? ¿Desde ayer sin vida? Recuerdo sólo un automóvil negro, a toda velocidad... Yo... Iba con mi amigo riendo, antes de ir a mi casa a hacerle una sorpresa de cumpleaños a mi otro hermanito, Alec... Oh mi dios... En unos días sería su cumpleaños.

Encontré a mi amigo, en la cerca del colegio... Quería saltarla, me apresuré y traté de ayudarlo. "Gracias compañero" susurró, entendiendo que yo seguía allí...

Pensé en mi familia, que mi amigo iba a dirección a mi hogar, talvez por la salida de las que hablaron ellos... Allí uní todos los cables, sentí que mi corazón se deshacía con cada paso hacia la tristeza pura de mi familia. Eran tan buenos que no merecían esto, no merecían esas lágrimas salir, ni menos la culpa que rondaba por sus cabezas...

Al llegar ellos ya iban partiendo el automóvil. Me subí como pude. Iban mis dos hermanos, mis padres, mi amigo, "y yo".

El camino fue silencioso, se juntaron con unas cuantas personas y de ahí partieron hacia el cementerio. Era incómodo pensar que en el auto frente al mio iba mi cuerpo, era algo tan irreal.

No quería esto, quería seguir en esta vida, con estos amigos. Y aun estaba consiente de que seguía viviendo, pero tenía claro que ellos al despedirse de mi acabaría todo, que podría irme y jamás los tocaría, los abrazaría, ni escucharía sus melodiosas voces. Extrañaría los regaños de mamá que me hacían darme cuenta de que ella siempre intentaba corregirme y ayudarme. Me acordaría de papá, y sus consejos de como ser el hermano mayor, tener mis responsabilidades y ser alguien en la vida, además de las ayudas con el colegio y demases. Y bueno... Como no recordaría a mis hermosos hermanos de 10 y 6 años? Que son los mas afectados en esto, los que quedarán con las cicatrizes.

Y eso odiaba, que gente inocente sufriera y quedara con las marcas que nunca el causante de esto tendría.

Y me di cuenta que la vida es una mierda, pero la muerte lo es aún más...

Llegamos al lugar, era un día nublado y frío, caminamos a mi lápida y vi a mucha gente alrededor, pero yo no la quería aquí, no quería nada. En vez de esto habríamos ido con mi familia a cualquier otra parte y pasarla bien, todo podría ser distinto.

¡Y no! ¡Quiero que todo esto acabe! ¿Por qué me pasó a mi? ¿Por qué se debe sufrir tanto?

Trataba de tomar a las personas y que no se acercaran a mi despedida, pero cada vez me desvanecía más, no lograba tocarlas, no lograba quedarme por más tiempo.

Y creo que sólo seguía aquí por la despedida, y mi familia ya estaba toda desconectándose con el mundo y quedándose en el suyo propio, alejándose de mi, llevándome al fin.

Talvez así debería ser, si ellos están bien yo igual lo estaré. Descansar no me haría mal, aunque estaría dispuesto a nunca tomar un respiro para poder sentír el oxígeno nuevamente.

Debí tomar en cuenta cada momento, como si fuera único.

Ahora el chico muerto arrepentido esta, y debió haber disfrutado de la vida un tantito más, con cada detalle, con mucho sentido.

Abre los ojos, Pega un gritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora