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Suspiró aliviado, acababa de salir de su último examen, por fin podía respirar tranquilo hasta los exámenes de fin de año. Miró el cielo a través de las ventanas, notando como estaba totalmente nublado y eso sólo le dejaba pensar en una cosa.

El baile de invierno.

Al cual acostumbraba a faltar. Era un fin de semana que te tenías que quedar, esperar a tu pareja y estar toda la noche vestido formal hablando con gente sin importancia. Prefería mil veces estar encerrado en su cuarto jugando algún videojuego, viendo una película o incluso ahora, ver a Jimin, que perder ese tiempo de descanso.

Pasa por su cuarto para poder cambiarse, colocarse un buzo y así ir a matar el tiempo. Al momento de acomodar su cama antes de salir, una sonrisa involuntaria se coló en sus labios, recordando a Jimin y haciendo una nota mental de que debería llamarlo más tarde.

Dentro del gimnasio, que como siempre estaba desierto, comenzó a hacer una rutina simple, para no perder el hábito y para mantener la forma, no se podía permitir a sí mismo dejar de ser el mejor en su disciplina, mucho más si ahora quería ser el mejor por Jimin. Se da a sí mismo un manotazo al pensar tanto en el mayor, últimamente todo lo relacionaba con él, quería tanto al contrario que no podía dejar de pensar en él y eso comenzaba a perturbarlo.

Golpea fuerte el saco frente suyo, en el fondo tenía miedo de caer totalmente enamorado del mayor, estar completamente aferrado a él y si las cosas no salían bien, separarse de él le dolería más de lo normal. Los sentimientos que desarrollaba comenzaba a tomárselos en serio y si seguía así, un "Te amo" de sus labios no sería una sorpresa.

Hundido en sus pensamientos, apenas si se dio cuenta que otra persona había entrado, sus puños se enterraban con firmeza al saco frente suyo, recordando esas historias que le contaba Jimin, de esos novios ridículos que tenía y que solamente eran cobardes, chicos perfectos para imaginárselos y romperles los huesos por haber tocado a lo que lentamente se transformaba en suyo.

—Si golpearas así en un torneo quedarías descalificado.

Da un último golpe fuerte al saco para girarse a mirar al chico que tomaba una cuerda y comenzaba a saltar, suspira ignorándolo, no tenía ganas de discutir en ese mismo momento, tampoco quería pasar otro bochorno como el de la segunda vez que se vio con Jimin. No estaba bien moler a golpes al hermano del chico que pretendes, incluso cuando el hermano de Jimin era el irritante de Jae-Hun. Vuelve a su trabajo, concentrándose solamente en lo que tenía frente suyo, descargando todo el enojo que corría en sus venas cuando veía al último mencionado.

—¿Así que ahora me ignoras?— Aunque hiciera oídos sordos pudo sentir la risa del otro chico de su edad. —¿También ignoras a mi hermano o solamente es un problema con este Park en particular?

Nuevamente no respondió, recordando una de las tantas veces que conversaba con su pretendiente y este le aconsejaba.

—Ignóralo, es lo mejor, no te rebajes a su nivel, es lo peor que puedes hacer, simplemente déjalo pasar, le molestara más eso que caigas en su juego.

Esas habían sido las palabras que le dijo Jimin en advertencia y le haría caso, fastidiarlo de una manera elegante y simple, después de todo, aquello era mejor que hacerse un mal rato discutiendo con alguien sin mayor importancia.

Cambió de artefacto, para poder ir hacia el muñeco de combate que poseía el gimnasio, que servía para entrenar solo en combate cuando no tenías a nadie. Encerrándose en sus pensamientos empezó, sin saber cuánto tiempo estuvo así, ignorando las señales de su cuerpo para detenerse, decidió seguir adelante, solamente deteniéndose cuando pensaba que el corazón se le saldría de lo cansado que estaba. Era demasiado exigente consigo mismo, pero esa era la única manera de poder ser el mejor.

Bullets Losses →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora