25

16.8K 1.9K 275
                                    

Sentía que el aire abandonaba sus pulmones, pero no podía detenerse, sabía que todos los ojos estaban sobre ambos, esperando que alguno demostrara algo de debilidad.

—¿Quieres seguir?— Pregunta Jimin con una respiración inestable, sosteniendo con su antebrazo un foco de artes marciales.

—Por favor...

Al momento que habían pisado el gimnasio, las miradas viajaron a ellos, más que nada por Jimin. El lugar se llenaba de oficiales activos, algunos retirados o muchachos en formación, que obviamente sabían del rubio.

En momentos como ese, es que JungKook se daba cuenta con quien estaba saliendo. Cuando estaban juntos, generalmente salían al cine o a comer, se quedaban recostados haciéndose mimos, o visitaban a los padres de JungKook, pero casi nunca se rodeaban con personas que conocieran a Jimin, puesto que el mismo rubio le dijo que se sentía incómodo y prefería ignorar todo lo que tuviera que ver con su familia.

—Primero vayamos a tomar algo de agua y refresquémonos— Asiente, saliendo fuera del tatami con el mayor.

JungKook había retrasado su cita una hora, excusándose con que quería entrenar. Ya habían pasado seis días desde la última vez que lo hizo y no lo soportaba, era una sensación que se calaba en lo más profundo, necesitaba moverse y sentir como su cuerpo se sobreexigía. Jimin se había ofrecido para entrenar juntos, estaba libre y le gustaba ayudar al menor.

Se separó de su novio, quien se encontró con unas personas que conocía y prefirió detenerse a conversar un rato, mientras que el menor iba a los camarines del gimnasio.

Mojó su rostro con agua, relajándose un poco con la acción. Aunque no lo quisiera, era inevitable que JungKook no sintiera la presión, sentía la necesidad de quedar bien con el resto, que todos vieran que estaba a la altura de Jimin y que aparte de ser un digno compañero para entrenar, también era digno de ser su novio.

—Hey, JungKook.

El llamado lo descolocó, haciendo que levantase la mirada y a través del espejo se encontrase con Jae-Hun, quien estaba apoyado en el marco de la entrada, mirándole con una sonrisa de lado.

—Hola— Responde cerrando la llave del agua, se inclina y levanta el borde de su playera, para secarse el rostro. —No te había visto.

—Acabo de llegar— El contrario camina hacia uno de los banquillos que había en los camarines, dejando su bolso sobre en el y sentándose a su lado. —¿Llevas mucho rato aquí?

—Una hora y media, pero me quedaré un poco más— Se recarga sobre el lavamanos, quedando frente al chico.

—¿Quieres que entrenemos juntos?— Le ve sacar su ropa deportiva del bolso mientras hablaban.

—Por esta vez paso, vine acompañado hoy— Se encoge de hombros, la verdad que con Jae-Hun hacía buena dupla para entrenar, como ambos estaban en un mismo nivel, se entendían bien.

—Oh, ya veo...— Le ve sonreír de lado, antes de suspirar. —Cuando volvamos a la academia, quería decirte si puedes ser mi compañero, ninguno de los demás chicos me ayuda a rendir más.

Asiente entendiéndolo, a JungKook le pasaba exactamente igual. Cuando tenía que hacer parejas para una clase, siempre quedaba disconforme, tenía que bajar el nivel para estar a la par de su compañero y no le ayudaba en nada.

—Por mi está bien, así nos ayudamos mutuamente.

—¡Que bien!— Sonríe sinceramente, para luego levantarse de su lugar con sus pertenencias en la mano. —Es mejor que sigas entrenando, nos vemos a la vuelta de vacaciones.

Bullets Losses →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora