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Trotaba con firmeza. Sentía su cuerpo cansado, gritándole que se detuviera, pero no le hacía caso, debía recuperar toda su resistencia y fuerza, sabía que no debió haberse dejado seducir por su novio, aunque las tardes enteras en cama, eran lo mejor.

—¡Jeon, reduce la intensidad!— La fuerte voz de uno de sus superiores, le hizo hacer lo que menos quería, bajar el nivel de su entrenamiento.

Sintió una mirada significativa y no tuvo que girarse a ver, para saber quien se la dirigía. Jae-Hun se había tratado de acercar al comienzo, pero no le había dejado, necesitaba mantener su concentración en las prácticas, no en el chico.

Era jueves y ya pedía a gritos que llegara el viernes. Estaba tan cansado, necesitaba refugiarse en su chico. Abrazar a Jimin, besarlo y que él fuese su escondite.

—¡Pueden ir a las duchas!

Las palabras de su superior le hizo volver en razón, pero en vez de seguir sus órdenes, fue hacia su cuarto, prefería tomar un ducha en los dormitorios, que con el resto de sus compañeros. Sumido en sus pensamientos y con un bolso en su hombro, camino a su habitación.

—JungKook.

—Mmh, Jae-Hun.

Saluda sin ánimos, no tenía ganas de pretender ser agradable, era uno de esos días donde no quería hablar, sino más bien, dar respuestas cortas y no hacer nada.

—Creo que te estás exigiendo mucho... A este ritmo nunca estaré a tu altura— Ríe nervioso. Y no pasó desapercibido. —¿Pasa algo?

—Nada— Mentía. —Solo quiero recuperar mi forma y resistencia del año pasado.

El día anterior lo habían llamado de su hogar. Su madre le había dicho que despidieron a su padre del trabajo, y que por motivos de fuerza mayor, no podía ir a casa ese fin de semana. Sus padres viajarían a casa de sus abuelos, buscando algún soporte económico.

No tenía problemas, podría ir a casa de Jimin, pero eso no significaba que la situación de sus padres fuese menos importante.

Quería ayudar. Pero ahí dentro no podía hacer mucho.

El año pasado, uno de sus superiores le había pedido que fuese su ayudante. Lo que significaba más horas ocupadas, menos horas de sueño, descuidar su rendimiento y uno que otro fin de semana sin salir del lugar. La paga era impresionante, pero en ese momento lo había rechazado, porque apreciaba mucho su tiempo libre como para gastarlo en algo que no necesitaba.

Este año quería la oferta nuevamente. Con ese dinero podría entregar una parte a sus padres y dejarse un resto, para sus planes de mudanza con Jimin.

Despidiéndose de Jae-Hun, entró a su cuarto, donde se dirigió rápidamente al baño. Ya con la lluvia artificial cayendo a su cuerpo, se permitía pensar con más tranquilidad.

Si se exigía tanto en las clases, era para estar al nivel de los superiores. Lo único que temía de lo que quería hacer, era ver menos a su familia y a Jimin.

Las ayudantías dentro de la academia, consumía todo el tiempo de un aspirante a oficial, y tiempo es lo que a JungKook más le faltaba. Con esto, ya no vería a su novio todos los fines de semana, y no hablarían todas las noches.

Pero al final tendría una recompensa, ¿no?

Esa noche pasó de la cena, no estaba con ganas de entrar a ese comedor y soportar a todos los idiotas de sus compañeros, al día siguiente podría justificarse, que se había quedado dormido o cualquier otra mierda.

Su plan habría sido perfecto, de no ser por el toque en su puerta y la dulce voz que llamó.

—JungKook... Sé que estás despierto— Ahogó un gemido contra la almohada, Jae-Hun no merecía ser ignorado por todos sus problemas.

—Puedes entrar, está abierto.

Tenía su cabeza contra la almohada, ni siquiera había amagado para levantarse, solo se había quedado completamente desparramado en la cama. Escuchó la puerta abrirse y cerrarse, posteriormente unos pasos, hasta que el borde de su cama se hundió.

—Te traje comida, no te vi llegar, y les pedí a las señoras de la cocina que te preparen un sandwich.

Con esas palabras, dejó ver su rostro, encontrándose con un sándwich envuelto en papel transparente, al lado de este había un jugo en caja. En la academia estaba prohibido comer en los cuartos, así que comenzó a pensar en cómo Jae-Hun les había convencido para que le hicieran algo.

"Ah, es un Park"

—Gracias— Se sienta contra el respaldo de la cama, encontrándose con un Jae preocupado.

—No hay de qué— Se escuchó el envoltorio romperse. —JungKook... No me mientas, no estas bien.

Lo miró, usaba las mismas palabras que Jimin usaría con él.

—Déjame ayudarte como tú me has ayudado a mí.

Era un poco egoísta ocultarle sus cosas, cuando Jae-Hun siempre era honesto con él, hablándole de episodios tan íntimos como las discusiones con sus padres.

Mordió su emparedado, no sabía por dónde empezar, ni siquiera sabía si quería hablar del tema. Pero de lo que sí estaba seguro, es que si no lo hablaba pronto, le haría peor.

—Mi familia se está yendo a la quiebra— Habla una vez con la boca vacía, tomándose pausas y momentos para hablar cómodamente. —Y quiero ayudarles. Hacer ayudantías aquí. Ayudan a aliviar el trabajo a los superiores y pagan por ello.

—JungKook...

—Necesito hacerlo, pero el verano me descuidé bastante, por lo que necesito demostrar que sigo siendo el mejor, solo así me tomarán en cuenta.

—Entonces no esperes que busquen ayudantes, ve a preguntar si puedes obtener un puesto, el superior Lee, hoy estuvo preguntando si alguien este año estaría dispuesto y nadie se vio interesado— Se queda en silencio. —Puedes pensarlo bien este fin de semana y el lunes ir a hablar.

Siguió sus palabras, esperó hasta el viernes en la tarde, donde por fin se encontró con Jimin. Se daría esos dos días para pensar la situación y también saber qué pensaba su novio.



Bullets Losses →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora