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Observa su perfil refinado, sus labios suaves y rosados, sus pómulos marcados, sus mejillas algo rellenitas pero lindas y encantadoras. Su respiración era pausada, calmada y esto era porque estaba inmerso en su sueño. JungKook no podía apartar la vista de su novio y es que, cada día se convencía aún más, de que tenía al ser más bello por pareja.

Jimin descansaba en todo el pectoral desnudo de JungKook, dándole una vista en primer plano a su pareja, quien estaba más que fascinado.

Para JungKook, Jimin es un ser idílico.

—Mmh... Buenos días— Abriendo sus ojos de a poco, Jimin se estira como un gato, pero siempre sin separarse de su cuerpo.

—Buenos días Jiminnie— Contiene una risa, el más grande de edad se veía realmente tierno al momento de despertar, era una escena que nunca quería perderse y solo dejarse para sí mismo.

—¿Hace mucho que despertaste?— Apoyando su mentón en el pecho ajeno, y con sus ojos somnolientos mira al menor, como un bebé que su madre acababa de despertar.

—Si, aún está el horario de la academia en mi reloj biológico y es imposible no despertarme temprano— Lleva una mano a su nuca, acariciando los cabellos rosados. —Pero estaba muy entretenido viéndote, esto es mejor que estar haciendo flexiones sin parar.

Jimin ríe antes de dejar un beso en sus labios como saludo. Adoraba las mañanas, ver al mayor en su estado más natural, sin pudor y mostrando toda la confianza que sentían el uno por el otro. No tardaron en salir de la cama para ponerse a hacer el desayuno, pasando una mañana agradable juntos, entre mimos y besos.

—¿Qué te gustaría hacer hoy?— Jimin pregunta desde su cuarto, donde alista la ropa que usaría en el día, mientras que JungKook se bañaba.

—Estaba pensado en ir donde los señores Lee, no los he visto desde que te los presenté y seria bueno ir a darles una pequeña visita— Alza la voz lo más que puede, para que así Jimin le pudiera escuchar de manera clara.

—¡Está bien!

El menor estaba vestido completamente de negro, como generalmente habituaba, lo único que destacaba eran sus accesorios, que se veían bien en su persona. Jimin, por lo contrario, vestía de más colores que su novio, usando una playera unas tallas más grande que la suya de color celeste... Y sí, pertenecía a JungKook, por lo menos los pantalones negros rasgado eran de Jimin.

De la mano se dirigieron a la pequeña cafetería que JungKook conocía como la palma de su mano. Decidieron caminar a ella, en días como ese, preferían tener un ambiente sereno sin apuros. Pocas eran las instancias donde podían disfrutar la compañía del otro sin preocupaciones. 

—JungKookie, que bueno que te tenemos de vuelta y con tu lindo novio— La ancianita dueña del local sonríe sin mostrar sus dientes. —¿Cómo han estado?

—Buenas tardes señora Lee— JungKook automáticamente le muestra una gran sonrisa, siempre que se encontraba con las personas de mayor edad, su ánimo subía abruptamente. —Bien, bastante bien, acabo de tener vacaciones en la academia, ¿y usted?

—Bien, mi esposo está comprando mercadería, pero apenas llegue, le diré que les vaya a saludar, pueden ir a tomar asiento.

Tal cual les dijo la ancianita, ambos tomaron asiento en la misma mesa que la última vez.

—¿Cuándo tienes pensado viajar a ver a tus abuelos?

—Generalmente ellos vienen para las fiestas, así que quiero ir una semana antes y luego volver con ellos para las festividades— Hablaban mientras ojeaban el menú. —Pensé... No sé, si te gustaría acompañarme.

Bullets Losses →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora