One Shots • Marvel

37.-Loki Laufeyson

Título: No más secretos.

Advertencias: No

Dedicado a: misakimiriam

-El rey te busca-dijo uno de los guardias.

Gruñiste y asentiste.

Caminaste detrás de los guardias, llevabas un vestido color lila y tus manos estaban un poco llenas de pelusa que emanaban de las flores.

El rey te había mandado a llamar incontables veces en esta semana.

Y casi siempre era para nada.

Ya te estabas comenzando a hartar, el era el rey si es cierto y podía manejarte a su antojo, pero interrumpirte casi todos los días te molestaba.

Entraron al gran salón y allí estaba el rey Odin en su trono.

Los guardias te dejaron en la entrada y ellos se colocaron a cada lado de la puerta.

Caminaste bajo la atenta y analizadora mirada de Odin. Tragaste saliva incómodamente.

-¿Si, mi rey?-dijiste inclinándote con respeto.

-Necesito algo de ti-dijo colocando dos dedos en su mentón-Ve a mi habitación.

Abriste tus ojos como plato.

El río internamente al ver el miedo en tu rostro.

-Si, mi rey-dijiste con voz temblorosa.

Caminaste escoltada nuevamente por los guardias hasta la habitación del rey. Ellos te dejaron pasar y tú te estabas mordiendo las uñas al ver la espaciosa habitación.

Debías admitirlo, eras bonita. Pero eso no quería decir que debías ser la concubina del rey.

No querías sentarte en su cama, así que fuiste al ventanal que había en una esquina y te sentaste en un pequeño sofá que había.

Esperaste por cinco minutos mientras veías el hermoso paisaje de Asgard detrás de la ventana.

Te imaginabas desde la mejor situación hasta la peor en donde el rey te obligaba a hacer algo que no querías.

A este punto, ya estabas temblando.

Odin entro a su habitación y sonrío maliciosamente. Te colocaste de pie y agachaste tu mirada.

El se te acercó y colocó una mano en tu mejilla.

Podía ser el rey y todo, pero si se atrevía a tocarte indebidamente lo patearías.

Y no te importaba si te exiliaban, tu dignidad valía mucho más.

Colocó sus dos manos en tus pómulos y acercó mucho más tu rostro al suyo.

-Soy yo, hermosa-dijo una voz diferente a la de Odin.

Tu corazón se aceleró, soltaste una exhalación de sorpresa.