One Shots • Marvel

86.-Bucky Barnes parte 2

Título: Mentiras

Advertencias: Un poco de hermoso y pecador smut

Segunda parte del os anterior.

Bucky estaba encima de tu cuerpo mientras repartía besos sobre tu cuello, ambos estaban lo suficientemente vestidos para por fin separarse después de haber pasado toda la noche juntos y gran parte de la mañana.

La verdad era que no habían podido parar

-Tengo que irme-murmuro Bucky con cierto pesar.

-No, por favor-suplicaste abrazándote a su cuello-Quedémonos todo el día aquí.

El soltó una risa.

-¿No tenias entrenamiento hoy con Natasha?

-Si, así como tú tenías entrenamiento con Steve a las 8-revisaste la hora y reíste-Vas tres horas tarde.

-No puede ser-dijo con tono irónico.

Te dio un beso en la frente y dejaste que se pusiera de pie.

Rodaste en la cama quedando boca abajo y cerraste los ojos.

-Necesito una ducha-murmuraste contra las almohadas.

Estabas tan cansada que de tan solo tener los ojos cerrados te estabas adormitando.

O más bien, te habías quedado dormida.

Porqué Bucky te sacudió suavemente para despertarte, abriste los ojos y lo observaste vestido con ropa casual.

Su cabello mojado daba a entender que se había duchado y tus fosas nasales percataron su embriagador perfume.

-Me tengo que ir-dijo besando tu mejilla-Espero.... eh... verte más tarde... si es que quieres, claro.

Soltaste una risita y asentiste.

Habías disfrutado mucho estar con el, había sido tierno, caballeroso e incluso un poco torpe y cohibido.

Pero te encantaba, después de la primera vez las demás veces (por que hubo más de una vez anoche) fueron sensacionales.

Te pusiste de pie y le guiñaste un ojo antes de salir, el sonrió y tú técnicamente saliste corriendo de su habitación.

Ibas pasando por la habitación de Wanda para dirigirte a la tuya cuando viste pasar a un hombre de cabello rubio.

No sentiste miedo.

Sentiste terror.

El se detuvo y se giró para verte, sonreíste nerviosamente y lo saludaste con la mano.

Steve se encaminó hacia ti y te miro con confusión.

-¿Por que sigues en pijama?-preguntó-Ya casi es mediodía.

-No escuché la alarma-te excusaste.

Él te envolvió en un abrazo y dejó un beso en tu coronilla.