One Shots • Marvel

84.-Matt Murdock*

Título: Medianoche

Dedicado a: FranciscaMalave

Advertencias: Smut

Tomaste otra taza de café y seguiste leyendo, Matt había llegado a medianoche al departamento y te ofreciste a ayudarlo con su caso para que pudiera descasar un poco.

Él estaba sentado en el otro mueble sin su saco, le diste una analizadora mirada y decidiste cerrar la carpeta que tenías en mano.

-Matt-susurraste acariciando el borde de tus pantalones para dormir.

-¿Hmm?-murmuró

-¿Estas dormido?

El sonido que emitió fue como un si.

Tu soltaste un suspiro-risa.

-Estoy caliente.

-¿Y qué haremos al respecto?-murmuró con voz ronca.

No deberían hacer nada, a simple vista él estaba cansado pero hacía semanas que no tenían sexo.

Fuiste a él y te subiste a su regazo cuando se sentó.

Te tomo por el mentón y te acerco a sus labios, te beso con lentitud dándose el tiempo de saborearte, su mano derecha se dirigió al tirante de tu blusa de pijama y lo bajo con suavidad.

Su otra mano te tenía sujeta con firmeza por la cintura, guiaste tu boca a su mejilla y le fuiste dando besos hasta llegar a su cuello.

El soltó un jadeo, metió una mano en tu pijama y palpó tus bragas haciendo círculos con su dedo índice en tu centro.

-Matt-susurraste complacida.

El agarre en tu cintura se intensificó para no dejarte caer, te volvió a besar al momento de apartar tu ropa interior y dejar que sus dedos se encontraran con tu humedad.

Era exigente y cariñoso.

Moviste tus caderas arrancándole una sonrisa socarrona, él introdujo dos dedos provocando que soltaras un chillido y te separaras un poco.

El té volvió a pegar a su pecho y comenzó con un vaivén constante.

Podía sentir tu corazón acelerado y tu respiración irregular, masajeo tu clitoris con el pulgar buscando que tuvieras más placer.

-Amo como ronroneas desde lo más fondo de tu garganta, cariño.

Te retorciste contra su cuerpo y sentiste su entrepierna endurecerse.

-Siento cada parte de tu cuerpo que se va a entregar a mi-dijo mordiendo tu lóbulo.

Enterraste tu frente en su hombro y jalaste su corbata cuando comenzó a penetrarte con más rudeza.

Estabas a punto de correrte.

-Ah, Matthew-balbuceaste al sentir ese calor especial.

Y de repente, el se detuvo.

-Aun no, nena.

-Mierda-murmuraste aunque en parte lo agradeciste, Matt siempre te sobre estimulaba hasta el punto de tenerte lloriqueando.

Le plantaste un beso al mismo tiempo que le quitaste la corbata y te frotaste contra su erección haciendo que se mordiera el labio.

-Ya fue tu turno-le aclaraste.

Desabrochaste su camisa blanca pero no se la quitaste, solo necesitabas pasar tu manos para sentir la calidez de su piel.

-Sabes, debería presentar cargos contra tu persona.

Le sacaste el cinturón, metiste tu mano del mismo modo que hizo contigo y tomaste su miembro logrando que el se estremeciera.

-¿Contra que exactamente?

-Contra esto-dijo señalándote encima de él-Abusas de un pobre hombre ciego.

Tus mejillas se calentaron pero aun así reíste.

-Lo vas a pagar caro, Murdock

El río y sacó tu mano de su pantalón para quitarte el tuyo con bragas incluidas, bajo tu camisa de tirantes para descubrir tus senos y pasó sus manos sintiendo como los endurecía su toque.

Sonrió satisfecho y se pegó a tus labios en un beso pasional.

Apartaste su pantalón y sacaste su miembro erecto escuchando un gemido por su parte, te subiste a su masculinidad y te dejaste caer con lentitud arrancándole otro gruñido.

Te acostumbraste a su tamaño de nuevo y te meciste sin prisas sobre su regazo.

Estuviste atenta ante cada gesto que delataba el placer que lo hacías sentir y te sujetaste a su cuello, emitiendo sonidos que le demostraban a el que tanto te gustaba estar así.

No mantuvo sus manos quietas, en especial le encantaban tus pechos, podía sostenerlos por completo en la palma de su mano sin mencionar que le gustaba mordisquear y chupar tu piel hasta que esta quedaba roja.

Casi siempre él era dominante en el sexo, le gustaba penetrarte con rudeza y que lo llamaras entre gritos mientras entraba y salía de tu cuerpo sin descanso alguno.

Por lo que pocas veces te dejaba que lo montaras, era rara la vez que te permitía tomar el control.

Recorrió con delicadeza cada parte de tu cuerpo conforme ibas aumentando las embestidas y los gemidos de ambos.

-¿Por que siempre se siente tan bien, Matt?-le preguntaste-Nunca me cansaría de esto.

El apretó la mandíbula tratando de contenerse, quería hacer que te corrieras primero pero lo tenías delirando con tus saltos y tus movimientos de cadera.

-Estoy por...

-Lo se, cariño.

Los orgasmos con él al mando eran brutales (y por supuesto que malditamente placenteros) pero contigo eran como un golpe de aire fresco, como si no respirara y de repente pudiera hacerlo.

El se corrió dentro de ti con un gruñido de satisfacción y no dejo de moverse hasta que tú también lo alcanzaste con ayuda de sus dedos estimulando tu clitoris y haciendo que soltaras su nombre en un grito.

Saliste de él y te sentaste a su lado normalizando tu respiración.

-Algún día de estos me vas a matar de tanto placer.

Reíste ante lo que Matt dijo y le acomodaste el pantalón después de acomodar tu camisa, atrapaste sus labios entre los suyos y lo mordiste con suavidad.

-No se como he vivido sin ti todo este tiempo-admitiste.

Te envolvió en sus brazos y te cargó hasta el dormitorio con tus brazos alrededor de su cuello.

Te dejo caer en la cama y no lo soltaste, siguieron besándose hasta que ambos tuvieron suficiente.

El depósito un beso en tu coronilla y se cubrieron con sábanas quedando dormidos al instante.

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