One Shots • Marvel

54.-Steve Rogers

Título: Toques a la puerta

Los tranquilos pero firmes toques a la puerta hicieron que te pusieras de pie y fueras a abrirla.

Steve te sonrió al veré, llevaba puestos unos jeans de mezclilla y camisa de civil, visiblemente había algunos moretones en su mejilla pero nada más grave. El era tu novio desde hace ya bastante tiempo por lo que tenía llaves de tu casa pero siempre prefería tocar la puerta.

Lo dejaste pasar, apenas cerraste la puerta y ya estabas entre sus brazos. Lo abrazaste de vuelta mientras el te besaba con suavidad.

-¿Has visto la hora que es?

Rodaste los ojos ante su comentario.

-Pero aún así viniste.

-Porque es mi deber.

-¿Estar aquí?-dijiste aún sin soltarte de el-No estás obligado a nada.

-Bueno, me gusta pasar la noche contigo.

Tu levantaste una ceja provocativamente.

Cuando finalizaba sus misiones iba directamente a tu casa después de cambiarse, curarse si estaba herido para no preocuparte y dar su reporte a SHIELD. A ti te encantaba que se preocupara y tomará la molestia de que hiciera eso.

-¿No estás cansado?

El se aclaró la voz.

-¿Que tal estuvo tu día?

Te tuviste que separar de el, alzaste un poco la mirada ya que era mucho más alto que tú y le contaste un pequeño resumen de lo que habías hecho.

-Fue algo estresante después de todo, hoy los niños parecían más descontrolados que nunca.

Eras maestra en un jardín de niños, tus días siempre estaban llenos de risas y llantos por parte de los niños a los que tanto les tenías afecto.

El soltó una risa y te volvió a besar.

-Natasha insiste en conocerte.

-Y yo también insisto en conocerla a ella.

-Podemos hacer algo al respecto-dijo llevándote hasta el sofá con pasos lentos.

-¿Como que?-respondiste sin dejar de mirarlo.

-Tal vez pronto se puedan conocer.

Tu sonreíste abiertamente pero te distrajiste al ver un pequeño moretón en su pómulo, no era la gran cosa ya que había unas veces en las que regresaba muy herido.

-¿Te duele?-preguntaste colocando tu palma con suavidad en su mejilla.

El sonrió, tomo tu mano y la beso con cariño.

-Ya no.

-Debes estar exhausto, ¿quieres beber algo?

-No te preocupes...

-¿Cappucchino?

El asintió con una sonrisa sabiendo que de todas maneras prepararías algo aún que el quisiera evitarlo.