47.-Erik Lehnsherr

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Título: Aleja tus manos

Dedicado a: @JakyRios






El cuarto de hotel de Erik era claro, la luz de la tarde hacia que tomará un color casi anaranjado y eso te  relajaba.

Terminabas de preparar un pequeño postre. Desde que tú comenzaste a prepararle postres a Erik, el siempre tenía llena su cocina de casi todo.

La primera vez que habías llegado a esa habitación (para ser sincera) lo único que habías visto fue su dormitorio y su cama. No te había dado tiempo de fisgonear en todo el terreno.

Pero cuando volviste y pasaste casi todo el día allí, te dio hambre, y Erik había pedido servicio a cuarto ya que no tenía nada además de agua y alcohol en la cocina.

-Es mi idea-dijo sorprendiéndote-O solo quieres hacerme postres alemanes.

Terminaste de adornar la tarta de chocolate y manzana y te giraste a verlo.

El no lo había preguntado, lo daba por hecho.

Sonreíste con complicidad y te encogiste de hombros.

-Es una simple tarta.

-Los últimos diez alimentos dulces que me has regalado han sido a base de chocolate europeo, helado, queso y moras.

-No tengo idea que me hablas-dijiste sin dejar de sonreír.

Por supuesto que solo cocinabas para el cosas que investigabas en internet sobre recetas alemanas.

Se te hacia un buen detalle.

-No tienes por qué hacerlo-dijo sentándose a cortar la tarta.

Claro que tenías que hacerlo, el tardó mucho en decirte cosas sobre su pasado. No eran la gran cosa, pero el había decidido hablar.

-Espera a que busque unos tenedores-dijiste frunciendo el ceño ya que no los encontrabas.

Te inclinaste para seguir buscándolos, hasta que los viste en un cajón bajo. Ya estabas por pararte y voltearte cuando sentiste una mano estampar suavemente en tu trasero.

Abriste los ojos de par en par y parpadeaste mientras te girabas lentamente.

El tenía una sonrisa en su semblante.

Dejaste los tenedores en la mesa y te acercaste colocando ambos brazos en los bordes de la silla y alrededor de su cabeza.

-¿Que acabas de hacer?-murmuraste acercando tu rostro al suyo.

-¿Esto?-dijo volviendo a repetir sus movimientos solo que esta vez acariciando más.

-Quita, quita-exclamaste tomando sus manos y alejándolas de tu zona trasera.

El soltó una carcajada, en público era una persona realmente muy respetuosa tratándote con la misma delicadeza que a una muñeca de cristal.

Pero en su departamento, le encantaba tocarte y en la cama era otra historia.......

Te alejaste y serviste dos rebanas en cada plato, te recargaste en la mesa para comer más a gusto.

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