Capítulo Once

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Los nuevos representantes.

Narra Noodle

La habitación permanecía entre la oscuridad gracias a que la cortina estaba cerrada, aunque no necesitaba estar abierta para darme cuenta de que era una mañana lluviosa; pues el frío y el sonido de las gotas golpeando contra la ventana no eran discretos.

2D-san aun dormía a mi lado, por supuesto que aun estaba dormido, lo había hecho pasar un día bastante pesado ayer, pero no importase la situación el seguía allí brindándome su apoyo... Mis ojos no podían permanecer cerrados ni un segundo más, me sentía alegre y enérgica. Salí con cuidado de la cama para no despertar a Toochi me puse mis tenis converse y baje hasta la cocina.

La casa estaba en total silencio sepulcral, quizá aun era temprano para que los chicos despertaran.

Lo primero que hice fue ir directo al refrigerador, mi estómago empezaba a rugir de hambre, lo único que había era un montón de cosas extrañas y nada apetecibles. Ahora entendía porqué Russel normalmente se quejaba por la comida. Caminé hasta la puerta principal y tomé la chaqueta del trabajo de Toochi más una sombrilla, supongo que darle un desayuno decente era lo menos que podía hacer por él.

En cuanto abrí la puerta la fría brisa de la lluvia me golpeó con suavidad ocasionándome un leve escalofrío. Había un mini super a unas calles de aquí, caminé tranquila aspirando el fresco aroma de la lluvia. Cuando llegué al super hice las compras deprisa y volví a casa; nadie se había levantado todavía, lo cual era un alivio, dejé las cosas sobre la mesa de la cocina y empecé a preparar el desayuno.

—Buenos días, princesa. —Dijo Russel parándose a mi lado preparándose con agilidad un pan con mermelada y crema de maní.

—Buenos días, Russel-san. —Respondí sonriente.

—Espera —Dijo volteando hacia mi.— ¿Qué estás haciendo aquí tan temprano?

—Es una larga historia...

—Eso no me explica porque traes la playera de 2D puesta. —Reí, me causaba gracia como a pesar de los años Russ seguía siendo tan celoso y paternal conmigo.

—Anoche tuve pesadillas y vine, como estaba toda mojada Toochi me prestó algo de ropa seca.

¿Toochi? —Pensó Russel, esto ya le olía a qué algo se estaba horneando y no se refería a los panquecitos que Noodle había preparado.— Deja que te ayude con el desayuno, princesa.

—No, descuida, lo tengo todo bajo control. Además creo que te mereces un descanso de tanto cocinar.

—Pero adoro cocinar...

—Shh. Yo me encargo. —Le guiñé un ojo a Russ y este solo se dio por vencido, se sentó en la mesa y a los pocos minutos le serví una taza de café.

—¿Qué es ese olor? —La voz de Murdoc hizo que Russ y yo volteáramos en su dirección.— ¿Tú qué estás haciendo aquí?

—Calla y déjame hacer el desayuno. —Contesté, mala idea callar a Murdoc pero no me importó.

—¿Pero qué mierda...? —Metí un trocito de tocino en la boca de Murdoc y este lo masticó relajándose, sacó una lata de cerveza del refrigerador y solo fue a sentarse junto con Russel, quien estaba riendo.

—Al parecer encontramos a alguien que puede controlarte. —Se burló Russel.

—¡Oh, solo cállate gordo! —Refutó Murdoc.

En poco tiempo terminé el desayuno y la mesa estaba ya puesta, Russel se veía ansioso y hambriento, mientras que Murdoc se veía neutral aunque podría decir que se se notaba ligeramente sorprendido. Quise esperar a Toochi pero aun no bajaba, serví los platos y me senté con los demás.

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