Capítulo Cincuenta y Cuatro

718 38 34
                                    

Japón Tercera Parte: Okaeri, Noodle-chan.

Mis ojos estaban inundados, estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no derramar ni una sola gota. Sentí como mi papá se puso derecho, se acercó a mí y puso una de sus manos en mi hombro, con la otra alzó mi rostro y me vio directo a los ojos. Me sentía tan expuesta, hacía mucho que no me sentía de esa forma. 

—Lo siento— Dije con la voz quebrada, no habría podido contenerlo más. Mi padre solo sonrío, de una manera tan nostálgica, las arrugas en su rostro eran totalmente visibles y en cada de una de ellas se notaba el pesar que cargaba su corazón, el que había estado cargando durante años.

—Parece que a pesar del frío clima de Londres, los cerezos florecen estupendamente... No escondas tu llanto. No a mí. 

—Lo siento— Volví a decir limpiando mis lagrimas con el dorso de la mano, mi papá tenía una sonrisa apacible en el rostro. 

Era momento de decirle adiós a este rechazo hacia el llanto. No me sentía triste o enojada, al contrario, estaba feliz de por fin estar en casa, en mi  casa.

. . .

Horas más tarde todos estábamos preparándonos para la cena. Cabe decir, que la casa de papá era bastante grande pues ninguno de nosotros tuvo que compartir habitación. Murdoc estaba demasiado contento por no tener que compartir cuarto con Toochi-san. 

Al llegar al comedor, todos quedaron sorprendidos de que tendríamos una cena al mero estilo japonés. En una mesa bajita y amplia, con cojines a los costados reposando sobre un suelo de tatami. Té verde ya servido sobre las mesas, con palillos y platitos llenos de salsa de soja acomodados perfectamente. Mi sonrisa realmente estaba por desbordarse de mi cara. 

Mi padre estaba ya esperándonos, al vernos se paró inmediatamente e hizo una reverencia, yo hice lo mismo y al parecer todos sintieron la necesidad de imitarnos. 

—¿¡En serio tenemos que hacer esto todo el tiempo!? Es una puta molestia. —Gritó Murdoc. 

—¡Murdoc! —Reclamó Lynn. 

—¿¡Qué!? Es la verdad. 

—Murdoc, compórtate. Nadie te obliga a estar aquí, puedes ir a buscar un hotel si así lo deseas. 

Murdoc continuó con su berrinche en silencio, pero como siempre nadie le dio importancia. Cada quien se sentó como pudo en uno de los cojines. Quien más tuvo problemas fue Toochi y la verdad es que no lo culpaba, sus piernas eran demasiado largas. 

Daiki había decidido sentarse al lado de papá y justo al frente estábamos Toochi-san y yo. Stuart estaba que moría de los nervios, podía sentirlo, sin embargo hasta ahora lo había estado ocultando bastante bien. A decir verdad, pensé que mi papá lo iba a rechazar —sobre todo por la presencia de Daiki y el cariño tan arraigado que le tiene—, pero 2D logró cautivarlo a su manera y en poco tiempo ya estaban hablando sobre una cosa o la otra. 

La verdad, es que no podía sentirme más feliz. 

. . . 

Narra Lynn

Fingir mi sonrisa se estaba volviendo una tarea pesada, pero no quería arruinarle el viaje a nadie, mucho menos a Noodle que había estado esperando por esto por muchísimo tiempo, nadie mejor que yo podría saberlo. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 27, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DESIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora