Capítulo Cuarenta y Dos

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Relación Inexistente.

Narra Daiki

La mañana había llegado más pronto de lo que hubiese deseado y la alarma de mi celular había sonado, despertándome del sueño más lindo, para mi desgracia... Me paré de la cama a eso de las 6 a.m., justo una hora antes de ir al colegio, tiempo necesario para beber una taza de café recién hecho y retocar algunas fotografías. Nueva York me había pegado la costumbre de beber café. 

Dejé la humeante taza de café a un costado de mi computadora, en la pequeña barra para desayunos que estaba en mi apartamento. Abrí la laptop, yendo directamente a mi correo, había estado mandando algunas fotos que había tomado en los últimos meses a distintos concursos. Algunas personas ciertamente ya se habían interesado en mi trabajo, por lo que ya había uno que otro negocio de por medio. 

Dios, cómo me gustaría poder compartir todo esto con Noodle, —volverás a hacerlo pronto— pensé, sonriendo para mí mismo. 

No pasaron ni cinco minutos cuando una notificación en la esquina superior derecha de mi pantalla, apareció el nombre de Paula, de inmediato, rodando los ojos, decidí ignorarla. Ultimamente estaba algo más loca de lo normal, buscando cualquier excusa para mandarme a mí y hacer su trabajo sucio, estaba hartándome. 

A los pocos segundos otro recuadro notificándome otro mensaje suyo apareció de nuevo, volví a tacharlo y apareció de nuevo. Esta mujer no se rendía. Decidí abrirla, solo para que se callara de una vez por todas:

     Daiki, espero estés al tanto de las actividades futuras de tu noviecita. Ahora mismo se fueron       de gira por Inglaterra

     Y lo peor de todo es que harán una gira mundial. Si vamos a actuar, tenemos que hacerlo ahora antes de que sea demasiado tarde.

Pero ninguno de estos mensajes fueron lo que realmente captó mi atención, en el tercero había dos imágenes, las cuales eran carteles promocionales con imágenes de la banda que se hacía titular "Gorillaz", mostrando las fechas de sus conciertos por Europa y alguno que otro festival. Casi me atraganto con el café cuando veo que tendrán una fecha en Japón. 

Mi bijin tocaría en el festival Fuji, en Naeba-san. Había hablado de él muchísimas veces, insistiendo que cuando lograra convencer al señor Kyuzo de ir a Japón, tendría que ser por esas fechas. Siempre parloteaba horas y horas, atribuyendo que incluso yo podría sacar un par de buenas fotos de la gente que asistiera al evento. ¿Quién diría que en unos meses ella misma se presentaría, más que solo ir como espectadora?

De cualquier forma, fuera Osaka o no... Noodle no podía pisar tierra japonesa por muchísimos motivos, ciertamente poco comunes, pero motivos que tanto yo como su padre estábamos al tanto. Vi mi reflejo pálido en reflejo de la pantalla. Ella no debía ir, no puede, es sumamente arriesgado y peligroso. 

Una rabia impotente se hizo sobre mí, ¿qué podía hacer yo en mi situación para impedirlo? Aun no recuperaba la suficiente confianza para poder hablar con ella y considerando su forma de ser, probablemente ni en los buenos tiempos hubiera sido una opción. 

   Daiki, ¿sigues ahí? 

Envió Paula de nuevo. Estaba harto de ella, sí. Pero quizás podría ayudarme a resolver todo esto. 

   Sí. 

Contesté.


Narra Noodle

Los días pasaban más rápido de lo deseado. Cada día se había vuelto parte de una pequeña rutina, la cual consistía en despertar temprano a desayunar para luego desalojar las habitaciones del hotel y encaminarnos a alguna ciudad distinta. Eran viajes cortos pero con paisajes y algunas paradas en pequeños pueblos hermosamente sencillos, nunca había conocido Inglaterra tanto como lo estaba haciendo ahora. 

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