Capítulo Treinta y Uno

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El regreso de Daiki.

Narra 2D

—¿D-Dónde está? —Preguntó de nuevo, no podía decir si estaba nervioso, confundido o enojado o todas al mismo tiempo. Yo en cambio me había quedado mudo, ¿qué pasaría conmigo y Noods tras el regreso de él? Una parte de mi quería ignorarlo, no decirle nada y simplemente largarme... Pero eso sería un acto de egoísmo bastante cruel, tanto para él como para Noodle. 

Aun así me quedé mudo, no sabía que responderle, ¿qué tal que Noodle no quería verlo? —pero que tal que sí—, respondía mi consciencia. 

—Ehmm... —Fue lo único que pude decir, miraba hacia ambos lados buscando una salida, una alternativa a resolver esta pesadilla. 

—Sé que sabes dónde está, tus expresiones te delantan, por favor... Necesito hablar con ella. —Los ojos de él lucían tristes y hasta ahora me daba cuenta de su aspecto. Si por sí el sujeto ya era muy blanco ahora se veía pálido, sus ojos denotaban una tristeza inmensa, la culpa emanaba de su cuerpo.

—Y-Yo n-no sé... —Musité.

—¡Sí lo sabes! ¡Dímelo! —Gritó Daiki.

—L-Lo lamento. —Dije y opté por la primera opción, caminé deprisa hacia la salida y bajé las escaleras corriendo. Estaba siendo egoísta, pero algo me decía que no debía hablar con él. 

Sentía los pasos presurosos de él detrás mío hasta que salí corriendo al estacionamiento. Noodle estaba jugando con Mike tranquilamente en el auto, sin darse cuenta de lo que se avecinaba. Entre agitado al asiento del conductor dejando las cosas de Noodle sobre mi regazo, mis manos estaban temblorosas, toda esta situación solo me estaba causando ansiedad.

—Toochi, ¿qué tienes? ¿qué pasó? —Dijo ella preocupada. Probablemente yo estaba exagerando las cosas, pero no me importaba, quería sacarla de aquí.

Giré mi rostro hacia la puerta del edificio y él estaba ya saliendo, deteniéndose un segundo para divisarnos y luego acercándose con prisa, me le quedé viendo y Noodle se dio cuenta de eso.

—¿Qué tanto miras? ¿2D, qué está pasando? —Dijo con más desesperación y se giró a la dirección en que mis ojos apuntaban, pude sentir como Noods se quedó sin aliento al ver a la persona que se aproximaba a nosotros.— Daiki... —Susurró.

Daiki llegó hasta nosotros y se pegó al cristal de la puerta de Noodle, golpeándolo, insistiendo para qué lo bajáramos; Noodle se cubrió la boca con su mano, las lágrimas ya estaban cristalizando sus ojos y yo solo era un espectador de la escena.

—¡Noodle, abre! ¡Por favor, déjame hablar contigo! —Ella negaba con la cabeza, y Daiki solo apoyaba su frente contra el cristal.— Por favor. —Insistía. Noodle tomó aire para tranquilizarse y quitó su cinturón de seguridad.

—Quita el seguro del auto, 2D. —Pidió con dureza y no cuestioné su petición. Noodle abrió la puerta y salió con enojo, tenía miedo por lo que quizás haría, pero al momento de estar frente a él lo único que hizo fue darle un empujón con ambas manos.— ¡No quiero verte! ¿Entendido? 

—Noodle... —Él seguía insistiendo, sentí una pena terrible, me puse en sus zapatos un momento y me sentí culpable.

—¡No! —Gritó.— No... No estoy lista. —Musitó más tranquila y se dio media vuelta volviendo al carro. Se colocó su cinturón y miró hacia el frente.— Vámonos, Toochi... 

—¿E-Estás segura? —Pregunté y ella solamente asintió soltando un suspiro, le dediqué una ultima mirada a Daiki y arranqué el auto. Por el retrovisor solo podía ver su figura aun postrada sobre el asfalto hasta que nos alejamos lo suficiente para perderlo de vista. 

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