Capítulo Veintiuno

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Noche Juntos.

Narra Noodle

Mike reposaba sobre mis pies descalzos con un cigarrillo sin encender atrapado en su pata derecha; la luz de la luna a través de las cortinas era lo único que iluminaba mi oscura habitación. Yo me encontraba acostada boca arriba, no podía dormir, desde que había leído la carta de Daiki había tenido un par de pesadillas y lo peor era que no podía ir con nadie, solo me quedaba el consuelo de Mike.

No podía ir a buscar a Toochi a media noche, él ya había tenido muchos problemas en su relación gracias a mí; después de la primera grabación que hicimos Paula le hizo un enorme drama a 2D-san, terminaron terriblemente peleados, a tal grado que Paula no hablaba con Toochi desde hace una semana y media, 2D juraba estar bien pero yo notaba en sus ojos un destello de tristeza y eso hacía que me sintiera una pésima persona; sin embargo —y aunque me sienta mal al decirlo— desde ese día 2D-san y yo éramos más unidos.

A pesar de mis ganas enormes de ir con él, no quería causarle más problemas con Paula, yo seré de sus mejores amigas, pero ella es su novia y yo se que él la ama... Por otro lado, Russel-san y Murdoc no eran opción para hacer desaparecer mis pesadillas tampoco, así que prefería mantenerme despierta en la oscuridad de mi recamara.

Levanté mi brazo izquierdo y con mi mano intenté alcanzar ese rayo de luz lunar que entraba por la ventana, la pulsera que Daiki me dio se veía con más claridad ahora, por el contrario de mis sentimientos que ahora no estaban del todo claros.

Me sobresalté y senté de prisa cuando alguien toco a mi puerta, estaba tan pérdida en mis pensamientos que un sonido externo a mi burbuja ocasionó que esta reventara; Mike levantó su cabeza y los golpes en mi puerta volvieron a escucharse. Moví a Mike de lugar y me levanté para averiguar quién era.

—¿Toochi? —Pregunté extrañada. Del otro lado del umbral estaba él con nada más que un pants y sus calcetines puestos. — ¿Está todo bien? —Dije extrañada, no me molestaba su visita nocturna en absoluto, pero sí me era raro.

—Y-Yo n-no podía dormir... Sé que es raro q-que te venga a buscar a media noche p-pero...

—2D-san, tranquilo... L-La verdad es que yo también he tenido problemas para dormir. —Abrí más la puerta para dejarlo pasar, ninguno de los dos se molestó en prender la luz, ambos fuimos directamente hacia la cama.

—¿Pesadillas? —Preguntó, yo asentí. — ¿P-Por qué no me lo habías dicho? —Me encogí de hombros.

—No quiero que tengas más problemas con Paula, Stuart, al menos no quiero que tengas problemas que me involucren a mí. —Él sonrió a medias, una sonrisa que en particular a mí me volvía loca pues le daba un aspecto seductor; a veces no sabía si él estaba consiente de esa cualidad que tenía, probablemente sí.

—Noods, te lo dije... no es culpa tuya que estemos peleados en este momento; además volveré a repetírtelo: yo solo quiero que tu estés bien. —Dijo acariciando mi mano, como siempre, su tacto era suave y cálido, me dejé consumir por su magia unos segundos, bueno, más que dejarme me quedé atrapada hasta que retiré mi mano lentamente.

No sabía si era buena idea que pasara la noche aquí.

—Me estás haciendo muy difícil el empezar a pensar que hay una pisca de patanería en tu ser, Stuart. —Dije entre risas y el rio también.

—¿Quieres que sea un Murdoc? —Dijo riendo.

—¡No! —Exclamé divertida. — Solo digo que eres genial, Toochi... —Mi oración terminó con un suave suspiro, la luz de la luna que entraba por la ventana ahora caía sobre una parte de su rostro, iluminando sus ojos negros que me veían a profundidad. Mis mejillas se encendieron, tanto por mis palabras como por su mirada y yo agradecí a Dios que la luz no me delatara; la expresión de Toochi-san se tornó seria.

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