Capítulo Dieciséis

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Nuestro lugar.

Narra 2D

La luz del atardecer remarcaba con fuerza las delicadas facciones de Noodle, hacia que si tierna sonrisa se volviera más hermosa... Ella iba caminando a mi lado, riendo y bromeando como usualmente hacía cuando estábamos juntos. Había pasado a recogerla a casa de Lynn después del trabajo y ahora íbamos de regreso a casa. Me contaba su día con tanta naturalidad y encanto que sus palabras me envolvían por completo, no era para nada difícil prestarle atención, a diferencia de Paula, a Pau en ocasiones me costaba seguirle el hilo... pero... pero con Noodle era distinto, yo la escuchaba y cuando yo necesitaba ser escuchado, ella lo hacía.

A un par de cuadras antes de llegar a nuestra calle Noodle se paró en seco, con cara pensativa y mejillas rosadas gracias al sol en su cara se giró a verme, notó que mi expresión era de espanto al ver su curiosa reacción y empezó a sonreír. 

—Toochi-san, —Dijo tomando delicadamente mi mano derecha entre la suya, empezó a jugar con mis dedos, sentía mi pecho latir con fuerza y el temor de que me sudaran las manos surgió imparablemente.— olvidé por completo que debo ir a alimentar a Mike... —Su ojos estaban en los míos y ocasionalmente pasaban a nuestras manos; mi instinto me llevó a tomar su otra mano, pusimos palma contra palma.

—Te acompaño. —Sugerí con una sonrisa intentando oculta mis nervios, pero el sudor en las manos comenzaba a delatarme.

—No, adelántate, te veré en la azotea... —Sus palmas chocaban contra las mías como en uno de esos juegos raros que las niñas pequeñas hacían con sus manos, nunca logré entender esos juegos.— Yo llevaré los cigarrillos... —Dijo con unos ojos que parecían querer decirme otra cosa a lo que decían sus palabras, esta vez sus dedos se entrelazaban juguetonamente con los míos.

—D-De acuerdo. —Sonreí chueco por el contacto... Me parecía tonto lo que un simple entrecruce de dedos podía causar en mí... 

Noodle me sonrió con labios y ojos, y deshizo el contacto entre nosotros para darse media vuelta e ir directo hacia su apartamento. Me quedé parado un momento viendo como se alejaba, ella volteo todavía con su sonrisa y con un gesto de manos me indicó que me fuera; volvió a girarse y continuó con su camino. 

Una sonrisa inesperada se formo en mis labios, y eso no solía pasarme seguido... Era Noods, la causante de esta felicidad que últimamente albergaba en mi interior, su alegría era tan contagiosa y eso era algo que admiraba mucho de ella, tan positiva y sonriente a pesar de todo lo que había sufrido en el pasado... y de lo que seguía sufriendo gracias a ese novio suyo.

—Dents, ¿eres tú? —La voz de Russel provinó de la cocina, me recordó a esas películas o novelas donde el esposo llegaba y la mujer saludaba desde la cocina.

—¡Sí! —Contesté aun con la extraña idea en mi cabeza. 

Al parecer solo estaba Russ en casa, no había señales de Murdoc y Paula me había dicho que tenía cosas por hacer hasta la noche... ella y yo nos estábamos separando un poco últimamente, al menos yo tenía ese presentimiento, como si ella ya no disfrutara el tiempo que pasaba conmigo. Pasé a mi habitación a quitarme la ropa del trabajo y ponerme algo más cómodo

Subí hasta la azotea, el sol ya estaba a medio camino de esconderse en el horizonte... me preocupa que el sol le ganara a Noodle, la idea de ella caminando sola por las calles oscuras no me gustaba para nada. Me senté a esperar pacientemente sobre la barda de la azotea, colgando mis pies en dirección a la calle. 

No sabía si estaba mal o no... pero el baile que Noods y yo tuvimos la otra noche no dejaba de reproducirse en mi mente; una y otra vez, ya estuviera en el trabajo, en la azotea o incluso con Paula... No sabía como sentirme al respecto, pero estaba seguro de que no quería que lo que sentí esa noche desapareciera...

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