Capítulo Veintiséis

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Durmiendo juntos.

Narra Noodle

Salí hasta tarde de la escuela gracias a un tonto proyecto que tenía que hacer junto con Chaz y Lynn, sin embargo Lynn se hizo la desentendida y salió corriendo del aula en cuanto tocaron las campanas, ya sabía de qué se trataba o más bien de quién. Chaz y yo estuvimos en la biblioteca aproximadamente tres horas seguidas sin descanso, ambos nos sentíamos agotados pero sobre todo hambrientos, literalmente en lo único que podía pensar en estos momentos era una pizza de pepperoni con extra queso.

—¿Vamos por pizza? —Le pregunté a mi mejor amigo al cruzar por la puerta principal del colegio, el cielo empezaba a teñirse de esos tonos naranja, ya se podía apreciar como el sol estaba escondiéndose en el horizonte.

—¿Pizza? —Repitió él.— Claro... pero debo pasar antes con mi tío.

—Te acompaño, —Comenté sonriente.— Hace tiempo no veo a Carl, sería bueno saludarlo, Chaz me sonrió con ternura, supongo que hace tiempo no pasábamos tanto rato juntos; siempre estábamos con Lynn o a veces 2D o los chicos estaban de por medio... No debía dejar perder ese vínculo.

Caminábamos en silencio, para ser franca Chaz era una persona bastante distraída, ya había perdido esa costumbre de traer siempre sus audífonos Beats puestos, sin embargo siempre estaba perdido en sus pensamientos, me recordaba mucho a 2D-san en ese sentido.

Al llegar a la tienda de instrumentos, Carl estaba contando el dinero de la caja registradora, ambos entramos y la típica campana de la puerta sonó, los recuerdos de tantos clientes infestaron mis recuerdos, la nostalgia venía con ellos. Carl alzó la vista y sonrió al ver a su sobrino.

—¡Noodle! Pensé que ya eras famosa, tenías tiempo sin venir aquí.

—Lo sé, lo siento... he estado algo ocupada... —Dije avergonzada, no quería que eso de estar en una banda afectará el como mis seres cercanos me vieran. Quería seguir siendo Noodle.

—No importa, siempre serás bienvenida aquí... ¿Cómo les fue con ese proyecto? —Chaz resopló.

—No nos lo recuerdes, Lynn nos dejó plantados... estamos tan hartos a tal punto de tener que desahogarnos con pizza de pepperoni y extra queso.

—No olvidemos las malteadas... —Mencioné sonriente.

—Claro, las malteadas son primordiales...

—De acuerdo, solo por hoy Chaz te libero del trabajo, solo por hoy. Vayan y disfruten de esa pizza.

—Eres un ángel, tío Carl. —Chaz abrazó en broma a su tío quien hizo ademán de asco y salió disparado a la puerta del local.

—Nos vemos pronto, Carl.

—Ya no te desaparezcas tanto, Noodle. —Dijo él sonriendo con melancolía y algo me decía que las cosas no estaban yendo muy bien con la tienda, conocía todas sus expresiones, pues cómo no, había pasado años trabajando para él. Me despedí con una suave sonrisa y seguí a Chaz hasta la salida. Fue tan solo cuestión de minutos para que llegáramos hasta el restaurante, el cielo ya estaba cubierto por ese manto oscuro lleno de estrellas.

El lugar estaba casi vacío, pero los recuerdos de las risas y los buenos momentos junto con ese alguien especial llenaron el lugar. Intenté no pensar mucho en eso. En cuanto nos sentamos una chica que parecía tener nuestra edad se acercó a tomar nuestra orden, fuimos rápidos, sabíamos ya a lo que íbamos.

—Oye, perdona si sueño entrometida, ¿Está todo bien con la tienda? —Chaz dejó de jugar con el salero y me miró atento.

—La verdad es que no, —Contestó sereno.— Hemos estado teniendo pocas ventas, Noods. Parece que tu ausencia nos dejó en la ruina. —Intentó bromear pero yo no sonreí, me sentía culpable de algún modo.— Hey, no es tu culpa, ya veremos la manera de arreglarlo, siempre hay altas y bajas en estas cosas.

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