DESIRE

Capítulo Treinta y Seis

Un día con los Pot.

Narra 2D

Con unas cuantas gotas de sudor recorriendo mi frente, le extendí la mano a Noods para que se levantara, ambos estábamos cubiertos de paja —y de vergüenza—. Noodle tenía el cabello despeinado y al ponerse de pie tuvo que acomodar la falda de su uniforme, ¡diablos! ¡su uniforme! Ahora mi padre creerá que soy un degenerado o algo por el estilo...

—P-Papá, ¿q-qué haces aquí? —Dije sacudiendo mi ropa. La verdad es que la pregunta era algo estúpida, después de todo mi papá era el dueño del lugar.

—Reabriremos. Yo solo estaba... —Carraspeó con la garganta.— Estaba checando unos deltas y... ¿Tú qué haces aquí, Stuart? No hemos sabido nada de ti en meses y... —Noodle me miró con dureza, no sabía si por los nervios de querer salir de aquí o por el simple hecho de que casi no hablaba con mis padres.

—Y-Yo quise traer a Noods a conocer... Papá, ella es Noodle, es mi...

—Novia... Por lo visto. —Concluyó mi padre antes de que yo pudiera terminar, tenía una sonrisa extremadamente burlona en el rostro, supongo por la situación en la que nos había encontrado.

Noodle y yo nos miramos el uno al otro, el rojo de nuestras mejillas no había disminuido ni un tono, ¿y ahora cómo le decía a mi papá que esta adolescente de 18 años uniformada no era mi novia, sino solo mi amiga con muchos derechos?

—¡S-Sí! —Formuló Noodle.— Toochi y yo, perdón, Stuart y yo llevamos unos meses saliendo... E-Es un placer conocerlo, señor Pot.

—El placer es todo mío. —Respondió mi papá sonriente.

—B-Bueno, creo que es tiempo de que nosotros nos vayamos.

—¡Por supuesto que no, Stuart! No te puedes ir sin ver a tu madre.

A pesar de que quería salir huyendo de aquí, mi papá tenía razón, hace mucho tiempo que no los veía ni pasaba tiempo con ellos. Pero no podía negar que esto se estaba tornando muy incomodo, no solo para mi, también para Noodle, creo que especialmente para ella.

La estaba poniendo en una citación difícil al hacerse pasar por mi novia, sobre todo porque traía ese uniforme puesto que delataba su edad, mis padres pensarían que soy un enfermo o algo así, la atacarían con preguntas tarde o temprano.

—Toochi, si quieres quedarte está bien. —Dijo ella de pronto, su voz tan suave que solo yo pude escucharla, mi papá estaba expectante de una respuesta.— No hay problema si nos quedamos más tiempo... Son tus padres.

—Tu chica es lista, Stu. Me agrada. —Sonrió mi papá.

—D-De acuerdo, s-supongo que quedarnos a comer no hará ningún daño. —La sonrisa de mi papá se hizo más notoria, casi daba saltos de emoción cuando le di mi respuesta.

—Excelente, suban a la camioneta...

—Traemos auto, papá.

—¡No vendrán en esa cosa, está muy llamativa! Además no confío en absoluto en los autos de ese sujeto verdoso. Vendrán en la camioneta conmigo.

No era de extrañar que no me dejará llevarme el auto de Murdoc, después de los accidentes que había ocasionado era de temer que yo me subiera a un auto de Murdoc, con o sin él, mis padres no confiaban. Menos por ese par de veces que tuvieron oportunidad de conocerlo, no diré nada al respecto, más que fue un completo desastre conmigo —por supuesto— en el hospital.

Subimos a la camioneta de mi padre, una de esas que tienen una caja atrás para llevar cargamento y al frente un enorme asiento donde cabíamos perfectamente los tres, pero eso solo hacía el momento más incómodo. Noods tuvo que sentarse en medio, la sentía rígida, como a una estatua y más pálida de lo que ya era, nunca la había visto así con los nervios a flor de piel, me provocaba mucha ternura. Puse mi mano sobre la suya, dándole a entender que todo estaría bien, ella giró levemente su cabeza hacia mi y sonrió.